Capítulo 4: Donde Reina el Caos

1.4K 222 65
                                    

Ya había pasado un tiempo desde que Xie Lian se había convertido en un Dios, y junto a sus oficiales celestiales Mu Qing y Feng Xin, estaban realmente atareados atendiendo las oraciones de sus creyentes. Aunque algunas de éstas oraciones hacían peticiones bastante cuestionables.

Entre tanto se escuchó algo de alboroto.

-¿No es ese el Príncipe Xiao Jing?-

-Es él, ¡vámonos de aquí!-

Naturalmente, por su comportamiento arrogante e inmadurez, la gente sentía bastante aversión hacia éste príncipe.

Se dirigió al frente del altar y se postró.

[ Nombre: Qi Rong ]

[ Personalidad: No es demasiado amigable ]

[ Relación con el usuario: Primo ]

Xian Le casi se había olvidado de su primo, Qi Rong.

Su temperamento era bastante explosivo, y tendía a actuar cruelmente. Básicamente era todo lo contrario a Xie Lian.

Su primo le había traído una lámpara como ofrenda, la sostenía fuertemente mientras con ambas manos.

-Primo, ¿Cuándo vendrás a visitarme?- Se quejaba, mientras lágrimas bajaban por sus mejillas.

Su corazón se sintió algo conmovido ante las sinceras palabras de su primo, pocas veces hablaba con ese tono de tristeza.

-Alteza, recuerde que una deidad no puede mostrarse frente a un mortal- Le recordó Feng Xin.

-Lo sé, tranquilo-

Qi Rong terminó con su oración y se puso en pie lentamente. Cuando se volteó para irse chocó con un hombre.

-¿¡ESTÁS CIEGO O QUÉ TE PASA, MALDITA SEA!?- Le gritó.

Así me lo imaginaba pensó Xian Le.

El hombre frente a ellos, a pesar de lucir algo joven, se veía bastante demacrado. Sus ropajes estaban sucios y algo rotos, portaba en su espalda una mochila igual de sencilla que sus zapatos. A pesar de que su cuerpo y ropa estaban en esas condiciones, en sus ojos se vislumbraba el brillo de alguien valiente.

-¿Dónde estamos?- Cuestionó el hombre.

-¡Éste es el templo del Príncipe Heredero, por supuesto!- Respondió Qi Rong indignado.

-¿Dónde queda el palacio?- Preguntó.

Su mirada arrogante se transformó en una de desconfianza.

-¿Porqué buscas el palacio, tarado?-

-Debo hablar con el Rey- Dijo con confianza.

La carcajada de Qi Rong no se hizo esperar.

-JAJAJA, ¿VAS A VER AL REY? ¡SUERTE CON ESO!- Se burló.

El hombre lo pensó un poco.

-Probaré suerte-

Qi Rong se rió aún más fuerte, señaló con el índice hacia la dirección contraria al palacio.

Él agradeció y se puso en marcha, sin embargo, el estanque que estaba a un lado captó su atención. Brillaba, y eso le dio curiosidad.
Al asomarse entre sus aguas, divisó cientos de monedas de oro casi tan relucientes como las estrellas.

(Cancelada) El Sistema del Dios de la DesgraciaWhere stories live. Discover now