Capítulo 56

3.2K 224 28
                                    

Penny despertó aquel día de forma distinta. Todavía no era del todo consciente de la diferencia. Se estiró satisfecha como un gato, dejando exhalar un suspiro de bienestar y esbozó una tierna sonrisa al ver el rostro de Sheldon. El joven físico dormía aún profundamente, con el libro que había estado leyendo encima de su pecho. Siguió mirándolo, embobada, recreándose en la irresistible expresión de angelito que tenía única y exclusivamente cuando dormía. Era muy raro que ella se despertarse antes que él, pero últimamente, Sheldon trabajaba demasiado y eso lo justificaba. No se cansaba de cuidarla, de estar continuamente pendiente de ella, de hacer su colada y su comida, de exasperarla, de regañarla como a una niña pequeña porque era una convaleciente en verdad horrible. Y el resultado era ese: un derrotado y agotado Sheldon que se quedaba inconsciente apenas caía en la cama, sin que el apasionante libro de Stephen Hawking pudiera impedirlo.

La chica se derritió de amor mientras lo miraba. Le quería tanto que le dolía más que las costillas. De pronto, se quedó inmóvil, parpadeando sorprendida. Acababa de estirarse con todas sus fuerzas y… no había sentido ningún dolor. Abrió la boca y se sentó con cuidado. De nuevo levantó los brazos, casi con temor, y respiró hondo. Nada. Una enorme sonrisa empezó a dibujarse en su cara. Empezó a dar saltos de alegría sobre el colchón.

- ¡Sí, sí, síiiiiiiiiiiiiiiiiii!

Sheldon frunció el ceño mientras despertaba molesto. La chica rió a carcajadas y, sin más preámbulos, se sentó a horcajadas en su abdomen. El joven físico abrió completamente los ojos, ahogando un jadeo.

- ¡¿Qué demonios…?!

Una risueña Penny apareció sobre él, completamente despeinada pero tan hermosa como una mañana de primavera. Parecía haber recuperado completamente las fuerzas y el delicioso color rosado de sus mejillas.

- ¡Adivina una cosa Moonpie! ¡Ya no siento ningún dolor!- exclamó feliz, dando un nuevo bote, esta vez sobre el estómago del físico.

- Ojalá pudiera decir lo mismo…- replicó Sheldon, con una mueca de dolor.- Penny, nadie se alegra más que yo, pero me estás aplastando el estómago.

- Oh, lo siento cielo.

La chica retrocedió, sin embargo sus buenas intenciones no produjeron los resultados deseados. En lugar de levantarse, no se le ocurrió otra cosa que sentarse más abajo. Sheldon jadeó sin poder evitarlo, al sentir el delicioso trasero de la chica sobre…

- Penny… eso… no ayuda… nada.

La joven se ruborizó completamente, al percibir los estragos que estaba causando en él. Sheldon la miraba con unos ojos que podían vaporizar el acero. Dios, era demasiado irresistible para evitarlo. Y desde luego, no tenía ninguna intención de hacerlo. La chica sonrió malvada y apenas movió su pelvis. Sheldon apretó los dientes. Nunca podía dejar de sorprenderse del férreo control de ese físico teórico. Y nunca podía dejar de disfrutar inmensamente el hecho de hacérselo perder. Se inclinó peligrosa y mordió suavemente la nuez del cuello.

- Penny…- gimió.

- ¿Hmm?- fue la única respuesta. La chica estaba demasiado entretenida saboreando su piel.

- ¿Estás completamente segura de que no sientes ningún dolor?

- Hmmm… - contestó ella, sin detenerse. Deslizó la boca hasta atrapar el lóbulo de su oreja.

- A veces… el dolor puede aparecer… de nuevo posteriormente. En las fracturas óseas…- no pudo seguir su discurso.- ¡Oh, Dios…!

Sheldon la aferró por los brazos, con una fuerza insospechada. La chica le miró sorprendida. Antes de que pudiera saber qué ocurría, él la había acorralado en la cama, atrapándola con su cuerpo, sujetando sus muñecas a ambos lados de su cabeza. Penny creyó que el corazón saltaba a través de su garganta al ver el peligroso brillo oscuro de sus ojos azules.

- Espero por tu propio bien que tus osteoblastos hayan hecho bien su trabajo.- dijo con la voz extremadamente ronca.

No pudo darle réplica. Sheldon la besó salvajemente, sin poder soportarlo por más tiempo, sin poder ser delicado ni cuidadoso. Penny jadeó contra sus labios, devolviéndole el beso con más pasión si cabía, luchando contra su lengua, en una batalla sin fin. Ella era una gran 5. Eso nunca había sido un misterio. Pero él…En ese momento, su concepción sobre el universo de Sheldon Cooper cambió por completo. Él también lo era. Parecían contendientes en una guerra sin tregua y ninguno estaba dispuesto a ceder. La pasión estalló en llamas. Sheldon perdió definitivamente el juicio al ver a Penny medio desnuda, y Penny también lo perdió, viendo a Sheldon arrancándole el pijama sin ninguna delicadeza. El físico la contempló y la acarició, adorándola con sus manos y sus labios. Apoyó su frente en el hueco de su cuello, respirando como un moribundo, buscando sus labios.

- ¿Estás… segura… de… que… no… te duele?- jadeó.

Ella rió divertida, acariciando la hermosa y maravillosa cabeza que reposaba en su cuello. Lo separó lo suficiente como para mirar esos infinitos ojos azules.

- Hazme tuya… Moonpie…

No pudo resistirlo y la obedeció. Penny exhaló su nombre de la forma más deliciosa posible mientras lo sentía en su interior, amándola como nadie jamás lo había hecho antes. Ahora volvía a ser el inmensamente tierno Moonpie, capaz de controlarse y sacrificarse hasta el infinito para no hacerle daño. La chica sintió que lágrimas de pura felicidad inundaban sus ojos, mientras el placer les dominaba en aquella danza perfecta. Se abrazó a él con todas sus fuerzas. Sheldon sintió cómo la chica tocaba el cielo entre sus brazos, gritando su nombre en éxtasis. El joven físico no pudo contenerse un segundo más y el placer detonó en su poderoso cerebro, recorriendo todo su cuerpo y derramando su semilla en la chica. Se derrumbó, agotado, sobre el pecho de ella.

Permanecieron abrazados, respirando agónicamente.

- Oh, Dios… eso fue…

Penny no pudo seguir hablando. No tenía ni idea de qué decir. No había ninguna palabra apropiada para eso. Sheldon esbozó apenas una sonrisa, intentando introducir suficiente oxígeno en sus pulmones.

- Y no he necesitado buscarlo en google.- dijo con un esfuerzo.

Penny abrió los ojos como platos y lo miró. Sheldon se echó a reír. Una risa franca, cristalina, tan insospechada en él como extremadamente hermosa. Penny no podía dejar de mirarlo. ¿Alguna vez dejaría de sorprenderla?

- Si te estás preguntando cómo demonios tengo conocimiento de eso, permíteme decirte que Leonard es muy poco cuidadoso con sus búsquedas en Google. Es el sueño de todo hacker informático.

- ¿Acaso has espiado lo que hace en internet?- preguntó ella, escandalizada.

- Penny…- él la miró con esa expresión tan característica suya.- ¿Crees que me molestaría en hacer algo así? Cuando Leonard estaba haciendo esa "búsqueda", se levantó y fue a la cocina a por algo de comer. Yo estaba escribiendo en mi pizarra y, simplemente, ví su resultado en la pantalla.

Penny meneó la cabeza, pero no pudo evitar que la risa la dominara también.

- Creo que Leonard tenía razón cuando decía que estabas a un accidente de laboratorio de convertirte en un super villano.

- Teniendo en cuenta que todos los super villanos tienen un título de doctor… podría haber cierta analogía…

La chica soltó una carcajada que terminó por contagiar a Sheldon. El joven físico la miró con ternura.

- Te quiero, Penny.

Ella sintió que le temblaba todo el cuerpo ante esas palabras. No sintió temor ni pánico. Sólo una felicidad tan salvaje que hacía que quisiera llorar y reír a la vez.

- Y yo a ti, Moonpie.

La teoría es más sencilla que la realidad Where stories live. Discover now