Capítulo 38

506 36 50
                                    

¿Volvería Jungkook en algún momento?

Koo se lo preguntaba al menos una vez cada 15 minutos.

Y, para ser completamente honesto, Kookie no estaba seguro.

Tal vez él ya no recordaba cómo había sido la primera vez que cambió lugares con Jungkook, pero, Kookie intentaba, a menudo, recordar todo sobre aquella única vez que cambió lugares con Hyun. En los únicos pocos minutos que estuvo lejos de Hoseok, él lo repasaba. Él, reiteradas veces, lo meditaba.

Recordaba que se había sentido mareado... descolocado. Como si le hubiesen sujetado, puesto de pie, girado tres vueltas y puesto a sentar otra vez. La primera vez que escuchó algo siquiera parecido a lo que había sentido, había venido de Jungkook, quien aquella vez le había explicado cómo, en términos simples, se sentía cambiar de personalidad. Después de todo, ellos dos habían intercambiado lugares las suficientes veces como para que su huésped pudiese explicarle la experiencia a detalle. Jungkook, más allá de estoico, arrogante e insensible, era tratable. En redundantes ocasiones, Kookie se había sentido realmente cautivado ante cada uno de los atributos y características de las que éste presumía, de las que él carecía. Y le había parecido indudablemente curioso el hecho de que Kookie no experimentaba lo mismo que él al momento dejarle tomar control de su cuerpo. Jungkook le había dicho que al principio se había sentido increíblemente invasivo, que él no era el tipo de persona que aceptaba cambios repentinos en ningún aspecto de su vida, que usualmente era agresivo con lo que quería y, que, sin ofender, había considerado a Kookie uno de los más grandes e inminentes peligros para con sí mismo —aunque siempre estuvo anuente de aquellas enfermedades mentales que proyectaban en la pantalla grande, jamás imaginó que alguna vez padecería alguna de éstas—. Jungkook tenía una innumerable cantidad de fallas, lo aceptaba. Que no era un buen ejemplo, lo admitía. Que su madre hubiese dado su brazo izquierdo y la entereza de su pie derecho sólo por la oportunidad de poder criarle de nuevo, por una alternativa diferente a crecer como lo había hecho, eso también estaba bien para él. Jungkook entonces le había contado muchas cosas de sí mismo, de su amistad con Jimin, —no se había mostrado siquiera lo suficientemente íntegro como para hacerse el sorprendido cuando había sido eso, en especial, lo primero que había mencionado— de cómo se habían conocido. Escuchó la historia, como ya lo había hecho con anterioridad, de la pelota de beisbol, un diente torcido y una boca rota, una y otra vez. Le dijo cómo esto había sido uno de sus más importantes recuerdos, tal vez hasta el más preciado de éstos. Y le dijo cómo su madre había sentido cierto respeto y cierta antipatía ante este solo hecho. Le habló mucho de Jeon Doyeon. Ya que para Kookie era difícil comprender por qué, después de todo este tiempo, Jungkook jamás, ni una vez, había comentado su trastorno de identidad disociativo a sus padres, —sin tratamiento, sin idas al médico— ni una sola vez.

"Doyeon y yo tenemos muchas cosas en común, pero no nos entendemos. Ella... no lo entendería. Justo ahora, a sus ojos, me veo como si estuviese hablando conmigo mismo, ¿cómo sabría mi madre que, en realidad, estoy hablando contigo? Cuando es tan cínica y escéptica y literalmente preferiría internarme antes de escuchar cualquiera de los argumentos que tendría para explicarle. Sé que vería una solución en eso. Una vez la escuché hablando con mi padre, sobre cómo ella había pasado por algo parecido a todo esto", fue la única respuesta que tuvo respecto al tema. Kookie no dijo más, demasiado tentado a comentar que algunas enfermedades mentales tenían una contribución genética, que era posible que su trastorno de identidad disociativo hubiese tenido un factor hereditario de su parte. Pero él sabía que Jungkook lo ignoraría, así que, de verdad, no dijo nada más; sólo escuchó y calló ante todo lo que Jungkook tenía que sobre su madre...

... Quien, no era... una buena madre. O esa fue la conclusión a la que llegó.

Lee Hwankook no recordaba haber tenido una madre, como ya le había mencionado a su huésped con anterioridad: él era un chico nacido en Gangnam, pero mudado a Busan y, que, a lo largo de su infancia, su vida sólo se había reducido a él y a su padre. No obstante, estaba seguro de que, si estuviese en su querer, tener que hablar de la mujer que le trajo al mundo —aunque sabía que esa mujer no existía, aunque sabía que ni siquiera su padre existía— no sonaría tan...inseguro. Quiso entonces recordarle a Jungkook que estaban hablando de su enfermedad, no de sus problemas paternales. No por ningún motivo egoísta, sino, porque parecía que asunto en sí le abatía. Jungkook entonces diría algo como "Ah, sí, estábamos hablando de eso. Igual, necesitas saberlo todo de mí, ¿qué pasará el día que no puedas traerme de vuelta y te toque hablar con alguno de ellos? Doyeon lo notaría enseguida", causando un verdadero ataque de pánico en su interior. ¿Se iría? ¿Por qué razón? ¿Qué pasaría con él si Jungkook no estaba? Pero sus dudas no tenían sentido, pues Jeon le calmó con un "Es sólo por si acaso, estar fuera de tu cuerpo por mucho tiempo... se siente extraño. Se siente como si...estuvieses dentro de un sueño. Y te estuvieses viendo a ti mismo desde algún lugar, sin tener control de tu cuerpo o tus movimientos. Incluso las cosas que escuchas y oyes parecen inentendibles. Todo te parece más oscuro de lo que normalmente es. Con el tiempo, llegas a detestar ser incapaz de... parar. Pero, también lo agradecerás. Porque, con el tiempo, llegas a entender que, es más fácil sobrellevar las cosas cuando se trata de otra persona".

Blindfold (目隠し) ʲⁱᵏᵒᵒᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora