Capítulo 2

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De camino a casa, ya era de noche. El hogar de ambos quedaba justamente a la dirección contraria del camino hacia el centro de bateo. Así que, cuando llegaron a la fortaleza que protegía la escuela, Jimin se adelantó, tomando una rama cualquiera de la verde acera, golpeando los barrotes de la reja con fuerza. El celador de la tarde, que se encargaba de encender las luces cuando el sol hacía falta de presencia y que, podían jurarlo, tenía más de 80 años, se levantó de su habitual silla de cuidador al escuchar los fuertes azotes con un "¡¿Quién está haciendo ese ruido?!", logrando que Park, sorprendido, se echase hacia atrás con una nerviosa risa nasal, asustado al darse cuenta de que el hombre siquiera estuviese vivo.

— ¿Qué demonios? Nunca se despierta cuando hago eso. — Jimin se escondió junto a Jeon en la parte oscura de la calle, a donde no llegaba la luz de los postes que ahí habían.

— Vamos por la parte de atrás, no nos verá. — Había cierta burla tras las palabras de Jungkook. Más que era despistado y viejo, también podía jurar que era ciego.

Jimin dio pequeños saltitos hacia el patio, rodeando la estructura del colegio con cierto ánimo, liderando el paso. Una vez pasaron la absorbente penumbra, el albor del "Estadio" de béisbol les pegó con todo su esplendor. Era imperceptible la forma en la que habían ralentizado el paso. Jungkook observó el montículo de tierra, siguiendo el camino hasta el puesto del bateador. Se vio a sí mismo, inclinado, con la pelota escondida en sus manos. Y a Jimin, de alguna manera, en la posición correcta, esperando para llegar a Home de un solo batazo. Claro, no olvidó el casco tapando la mitad de su rostro, haciendo ver a su amigo mucho más bajo de lo que era ahora.

No sabían en qué momento se habían quedado parados.

— Piensas que no he cambiado, ¿no es así? — Jungkook cubrió la inevitable sonrisa con el dorso de su mano. Pero claro que no había cambiado.

Se encogió de hombros.

— Sigues siendo igual de malo. — Por un minuto, Jimin estuvo indignado.

— Lo dices porque no me has dado la oportunidad de demostrarte lo contrario.

— Jimin, hace 6 años, mientras te arrastraba a la cafetería de la escuela, accediste a que dedicarías una hora de tu vida todos los días al deporte, para poder jugar al béisbol conmigo. Te he acompañado, sin ausencia alguna, todos esos días. Pero no he visto una mejoría.

— Y, ¿qué pasaría si en realidad soy un prodigio? Tal vez nos habríamos ahorrado todo este trabajo si tan sólo hubieses admitido que ese día, estabas lanzándome curvas.

— En realidad, eran bolas altas.

— Eres un hijo de puta. — Jungkook volvió a burlarse. — Ya está, no lo aguanto más, vamos a entrar. — Jungkook no tuvo el tiempo de reacción adecuado cuando se dio cuenta de lo que Park estaba intentando. Antes de siquiera poder procesarlo, Jimin ya estaba siendo bañado por la luz del patio desde el otro lado del alambrado.

— Pero, ¿qué mierda crees que haces? — Preguntó con diversión, a la vez que escalaba con cuidado el área cercada. Siguió al castaño de forma extrañablemente callada, éste se paseaba por los alrededores como si fuese la sala de su casa.

— Creí que, mientras estuviésemos aquí, podrías lanzarme algunas de tus curvas. — Levantó las manos a los lados, desinteresado, dirigiéndose a la parte posterior del cuarto de control. Jimin forzó la cerradura. Si lo que hacían estaba mal, al abrir esa puerta, la situación había pasado, en menos de un segundo, de problemática a ilegal. Jungkook realmente no sabía por qué le parecía una buena idea ya que, una a una, las luces del patio se fueron apagando, hasta que no quedó ninguna. Finalmente, un último "Estás mal de la cabeza, Park", había alzado la blanca bandera de la resignación de Jungkook. Jimin apareció con un bate, unas bolas y una manilla, lanzando los dos últimos objetos al pelinegro, el cual las atrapó con maestría. — Puedes lanzarme altas o bajas también. Las que quieras, de la forma que quieras. — Dijo el castaño balanceando el bate, casi tan emocionado como lo había estado antes.

Blindfold (目隠し) ʲⁱᵏᵒᵒᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora