Capítulo 14

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— Maldición. — Jungkook se quejó por la rudeza con la que sus labios estaban siendo maltratados. Desde que le había acechado en aquella pequeña habitación, Jimin no había hecho más que morderle por todos lados. Su agarre en su piel era recriminador y posesivo, hacía sentir a Jungkook como el culpable de algo, como si hubiese hecho algo realmente malo. Las mordidas que se deslizaban desde su ya roto labio inferior hasta más allá de sus clavículas, le hacían gemir por lo bajo, placenteramente punzante y todavía así hasta el tope de dolor. No iba a negarlo. — No me muerdas. — Susurró, los dientes de Jimin perfectamente clavados en su cuello junto al pelinegro siseando por lo agobiantemente castigador del chupetón. Le besó un par de veces más en el mismo lugar antes de contestar, Jungkook arrastrándose más cerca del ahora alejado contacto de sus labios.

— Lo siento, es que estoy algo enojado. — Fue lo que le dijo antes de volver a su trabajo, las manos del castaño estaban ahora tan arraigadas a su cuerpo que no dejaban espacios a reclamos para el siguiente beso. Jimin gruñó cuando Jungkook le mordió esta vez, acogiéndole en sus brazos también. Era un mutuo acuerdo entre ambos con el título de "Pelea" adornándolos. Jungkook jadeó cuando Jimin le aprisionó sobre él y Jimin se quejó cuando Jungkook le empujó, su espalda baja chocando contra una mesa que ahí se encontraba. El más bajo rio, viendo sólo nada a su alrededor. — ¿Qué es lo que tienes en contra de las camas?

— ¿Eso te parece? ¿Qué estoy en contra de ellas? — Respondió, riendo a su vez, sus labios rozándose con los contrarios. Jimin retuvo el jovial sonido en su cabeza como un logro, halando del otro por medio de sus dientes incautos, dejándoles tan colindantes como sus narices acariciándose.

— No he visto más que baños. Baños y una cafetería en donde fui cruelmente plantado. — Susurró, su tono de voz bajando con rabia en cada palabra mientras las pronunciaba. Jungkook se puso nervioso. Siendo su mejor amigo, era fácil explicárselo a sí mismo. Pero estando dentro de la piel de este otro chico desconocido, era un poco más complicado expresarlo y buscaba, de alguna u otra manera, algún pretexto vago. — Pero estás aquí ahora y ya no me importa. — Dijo y Jungkook se sintió momentáneamente aliviado. Y excitado.

A la mitad de un fogoso beso que había sacado a ambos más de un suspiro, Jimin no podía recordar cuándo había terminado sentado encima de la mesa. Sólo era capaz de sentir el sensible toque de sus manos, mimando su piel mientras bajaban hasta sus rodillas y de vuelta al principio de sus caderas. Jimin echó la cabeza hacia atrás, concentrándose en esos labios cosquilleando todo el camino desde su boca hasta su barbilla y desde ahí hasta los botones de su camisa. Gruñó en aprobación cuando sintió la chaqueta de la escuela caer por sus brazos con sus botones siendo desabrochados. Y murmuró un "Sí, maldición" cuando sintió aquellos dulces besos en su pecho, consolándole por todo el asfixiante dolor que por su culpa había pasado. Se encontró a sí mismo levantando su cuerpo en busca de más contacto, lleno de satisfacción por las cariñosas caricias que la piel bajo la cinturilla de su pantalón recibía, llevando, inevitablemente, la boca de aquel muchacho hasta su vientre bajo. Jimin se quedó helado entonces, abriendo sus ojos —los cuales había cerrado— y despertando de su ensoñación al sentir el caliente aliento sobre su inminente erección. Apresuradamente, detuvo las manos que buscaban desatar el botón de su pantalón.

— No. — Dijo, decidido.

— ¿No? — La voz del chico sonó confundida.

— No... — Jimin repitió, susurrando bajo, llevando las manos que habían detenido todas las intenciones del más alto hasta lo más cercano de él que sus propias manos encontraron. El castaño pasó entonces los dedos por su cara, desde su notablemente fruncido ceño y labios llenos, por el calor en sus mejillas y el benigno roce de sus varoniles orillas. Haló gentilmente hacia atrás desde las puntas frontales de su cabello, dejándolo caer en cascada mientras Jimin lo arrullaba. Y, con mucho cuidado, colocó ambas de sus manos detrás de la nuca del contrario, alzándolo del suelo para su abatimiento. Jimin besó sus labios, tan dulce y necesitado de él como ni Jungkook sabía. No estaba siendo rudo ni brusco, sólo atento. Y fue esa misma atención la que se esparció por su rostro en castos besos llenos de adoración y devoción. Jungkook no sabía qué estaba sucediendo, no tenía una explicación precisa por la cual su pecho se agitaba ni por la cual sumisamente se había dejado caer en el abrigo del otro cuando éste le atrajo, listo para abrazarlo. Acarició diferentes partes de su espalda en ese momento y, sintiéndose tan amado como un niño pequeño, Jungkook gimió por lo cariñoso del gesto, hundiéndose sin remedio en el espacio entre su hombro y su cuello. Con abnegación, se limitó a ceder a las pequeños afecciones dadas a su cabello, como si Jimin quisiese bañarle con su cariño en un estrujón que se balanceaba tan tranquilamente que le mareaba. Junto a los "Eres tan hermoso", "Te he extrañado tanto" y "Te deseo demasiado", el castaño se estrechaba tan fuerte a él que parecía querer meterse profundo bajo su piel. — Tú definitivamente me estás malinterpretando. — Dijo después de un rato, se escuchaba seguro sin dejar lo sugestivo de lado.

Blindfold (目隠し) ʲⁱᵏᵒᵒᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora