Capítulo 4

3.2K 298 130
                                    

Jungkook tamborileó los dedos por encima de la barra, esperando, con una ligera y pícara sonrisa, la reacción de su hyung. Namjoon se había despertado desde hacía un rato, sorpresivamente mucho más sobrio que antes. Se vio impactado cuando pudo visualizar a su amigo pagando una botella de agua sin problemas, como si jamás hubiese bebido una gota de alcohol. "Tolerancia veterana", fue lo que pensó. Aunque no era lo importante. Justo ahora Namjoon se encontraba aprisionando sus propios labios por el medio de sus dientes inferiores y superiores, disfrutando de la escena que se llevaba a cabo en la pista de baile.

— Mierda, Jungkook, sólo mira lo que hace. — Le dijo el rubio, sin apartar su vista del lugar. No tenía de qué preocuparse, porque ahí estaba, con ella restregando su trasero contra su entrepierna, para luego girarse, divisar los chupetones que él había hecho y poner sus propios labios sobre ellos. Los estaba remarcando, sin vergüenza alguna, definitivamente los estaba remarcando. Jungkook se giró, encogiéndose de hombros, parecía ser que su medida de protección no había dado resultado. Admitía que hacía unos minutos había dudado algo, pero hacía tiempo que había dejado el tema zanjar pues, tal vez estaba siendo un exagerado. Era hora de dejar a Jimin zarpar y dejarlo navegar, por muy preocupado que se sintiese. — Maldición... — Gimió Namjoon y el menor estuvo casi obligado a volver a girarse.

— Si comienzas a tocarte, no volveré a salir contigo, hyung. — Le dijo al otro, quien tenía la mano peligrosamente cerca de su pantalón al ver como Jimin y esa otra chica se lo montaban en grande. Desde su propio asiento, por las expresiones del castaño, podía deducir fácilmente que éste también gemía. Ella no tenía reparos en meter la mano muy dentro de sus ajustados pantalones de cuero, facilitándose el trabajo al desabrochar los botones del mismo. El pelinegro tragó duro; un movimiento parecido al de ella de parte de Jimin y Jungkook dejó caer su mandíbula al piso. Ambos chicos en la barra carraspearon incómodos antes de pedir algo más al cantinero. — Por favor, deme algo que me ayude a olvidar lo que vi. —Namjoon rio por lo bajo, llevando la botella de agua a sus labios.

— Todo esto será muy divertido por la mañana. — Le aseguró el rubio con un movimiento de cabeza antes de volver a mirar por el rabillo del ojo. — ¿Cómo hace para hacerla gemir? Sus dedos son tan pequeños como salchichas de cóctel. —Jungkook se tapó la boca con ambas manos, sintiendo sus mejillas arder y sus ojos llorar. — ¿Jimin siquiera sabe lo que es hablar sucio? Me pregunto si lo que le susurra es el menú de Starbucks o algo.

— Detente, hyung... — Dijo golpeándole débilmente, tratando de abanicarse por el repentino calor y la fuerte falta de aire.

— Es que me preocupa. — Le confesó, sincero. El mayor no le miraba, estaba completamente concentrado en qué estaba pasando. — Oh, se va.

— ¿Se va? ¿A dónde? — Jungkook se giró rápidamente, borrando la sonrisa de su cara. ¿A dónde demonios iba Park? Por un minuto sacó la posibilidad de que se llevase a la chica a su casa, pero eso no era posible porque su madre no tenía planes para esa noche. Al mismo tiempo, se preguntó qué tan buena era la idea de ir a la casa de una desconocida en su primera vez, aunque también descartó esto al ver que no iban a la salida. Ladeó la cabeza, siguiéndolos con la mirada.

— No lo sé, pero, síguelo, ¿quieres? Con lo tomado que va, no vaya a ser que se pierda.

— ¿Qué obtengo yo de esto? — Preguntó de vuelta, aún sin perderlos de vista. Ambos se fundían con la multitud de cuerpos en movimiento, al son de la música que saturaba su audición. — Pensé que si por ustedes fuese, ni siquiera me hubiesen dejado venir.

— Pornografía gratis y un muy buen chantaje en caso de que termine siendo algo vergonzoso. — Intentó convencerle él, ignorando lo último que había dicho.

Blindfold (目隠し) ʲⁱᵏᵒᵒᵏDonde viven las historias. Descúbrelo ahora