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Tres días pasaron y Rubén nunca se encontraba en su casa, se iba antes de que yo despertara dejándome notas de que coma sin problema y que la casa la usara como mía. Simplemente cocinaba pocas cosas, le dejaba todo limpio y ordenado, a veces salía a fuera a sentarme frente al rio que rodeaba la casa.

Me sentía molesto por esa actitud de quererse alejar, me cansaba un poco que me evitara, aunque lo comprendía, seguramente se sentía culpable por un pasado que, en lo personal, ya ni me afectaba.

Me acosté sobre una manta que había traído para poner al lado del rio.

Cerré mis ojos, y me mantuve ahí, repasando lo que debía arreglar de mi mansión, ya que no estaba muy simétrica. Después de un largo rato, sentí un perfume con olor a chocolate, no me moví y tan solo apreciaba poder sentir de nuevo ese olor que me traía viejos recuerdos. Rubén no estaba cerca mío, estaba en casa, lo sabía por que escuche la puerta abrirse, era increíble lo fuerte que era su perfume, ya que llego hasta mis fosas nasales, abrí un poco mis ojos y mire el cielo que estaba apagándose, dejando ver las primeras estrellas.

Varios minutos pasaron hasta que sentí unos pasos que poco a poco se acercaron a mí. Cerré mis ojos, ya que quería evitar mirarlo, al menos así podía mantenerme más tranquilo. Sentí como colocaba algo en el suelo, para después acostarse a mi lado. ¿Ahora no me evitaba?

Quería mirarlo, pero me quede en la posición en la que ya me encontraba, estático pero relajado.

-Vegetta... ¿todo bien? -note su voz indiferente.

-Um jum -No articule palabra, solo asentí con la voz sin abrir la boca. Un largo suspiro sentí en mi contrario, parecía molesto por mi actitud.

Pero no dijo nada más, solo se quedó ahí a mi lado, escuchaba su respiración lenta y tranquila, el chocolate invadía toda mi nariz, estaba satisfecho, disfrutando el momento que seguramente pronto se rompería, para que el vuelva a su rutina de no querer verme a la cara.

Hace tiempo imagine tenerlo a mi lado de esta manera, y ahora que estaba así, al lado de él, ¿Por qué me sentía tan... insignificante? Probablemente porque él no me quiere ahí, creo que no soporta estar al lado de la persona que le traía malos recuerdos. Tome mucho aire para después soltarlo con un gran suspiro, me sentía como un tonto, ¿Qué estaba haciendo aquí? Debí aprovechar mientras no estaba para irme, volver a casa y ya, pero no lo hice, me mantenía a su lado, ¿Por qué? Yo fui la persona que más sufrió en todo esto, fui engañado, entonces, ¿porque no me sentía de esa manera?, ¿Por qué seguía queriéndolo a pesar de todo? Me alegró saber que estaba bien, que tenía un lugar tranquilo, rodeado de personas buenas, eso me tranquilizaba mucho, que haya encontrado un hogar y que haya podido comenzar de nuevo.

Quería abrazarlo, besarlo, por dios quería hacerle de todo.

Pero no tenía la suficiente valentía para arriesgarme a su rechazo, capas el encontró a alguien especial, solo sé que yo jamás deje de quererlo. Y quería decírselo, joder como quería decirle.

-Es una noche muy fría, ¿no crees? -sus palabras sonaron más para sí mismo que para mí.

-O capas es una noche fría, porque nosotros así nos encontramos -dije sin pensar.

Él se giró para mirarme, clavándome su mirada, yo moví mi cabeza para poder tener contacto visual, sus ojos esmeraldas me mostraban tristeza, y note como las estrellas se reflejaban en ellos, seguía tan hermoso como siempre.

-¿Qué piensas? -hable con una voz suave, me impresione por la manera tan tranquila en la que se sintió, ya que en mi interior moría de los nervios.

-Pensaba que, aunque pasen los años, jamás deje de pensarte.

Un leve sonrojo se hizo presente en mis mejillas, y el sonrió satisfecho al notar que aun generaba esas reacciones en mí, giro por completo su cuerpo, levantando una de sus manos y comenzó a acariciar mi mejilla, yo cerré los ojos disfrutando de aquella hermosa sensación.

Me tienes cautivadoOnde histórias criam vida. Descubra agora