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Pasaron dos semanas, que para mí fueron como dos días, el nuevo vecino de nombre Rubén ya había terminado la instalación completa de su casa, lo observe todos estos días desde arriba, sin que él pueda notarme.

Baje a la cocina para buscar algo de comer, para mi mala suerte se habían acabado las reservas, así que me dispuse a ir a la tienda del pueblo, ya que mis cosechas aún les faltaba maduración.

Al bajar las escaleras de mi casa flotante, escuche el llamado de mi nombre del lado izquierdo.

-¡Vegetta!

Me gire para ver la ya reconocida voz de Rubén. Él estaba con una gran sonrisa agitando sus brazos en señal de saludo, vestía con un buzo blanco, un pantalón oscuro holgado, y un gorrito de oso, que a mi parecer lo hacía ver un poco más infantil de la última vez que lo vi.

-Hola –respondí al acercarme más a su casa-Que lindo hogar te has hecho, ¿Cómo estás? ¿Mejor?

-Sip, estoy mejor, las heridas no eran profundas, y la casa me costó pero lo logre, ayer termine de colocar el techo.

“Lo sé”, fue lo que pensé, pero si se lo decía, capas creía que era un acosador, y no le quería dar esa imagen de mi cuando en realidad su casa fue lo único que me distrajo de no ver la puerta de mi hogar como todos mis días… esa maldita rutina que llevaba hace casi un año.

-Me hubieras pedido ayuda, no me hubiese molestado y más si andabas herido –le dije sin pensar.

El me miro sorprendido, como si lo que dijera fuese algo “extraño”.

-No quería, ya que me ayudaste mucho aquella noche, seria aprovecharme demasiado –rio nervioso mientras miraba hacia un lado y rascaba su nuca. Logre verle en el brazo la cicatriz que se le había formado.

-Bien, debo ir hacer unas compras… así que…

-¿Puedo ir contigo? –me interrumpió-También necesito comprar, ya que no eh tenido tiempo hasta ahora.

-Claro, vamos.

Mientras caminábamos hablando de cosas triviales, llegamos a la tienda mayor, ahí cada uno compro lo que necesitaba, comida, palas, semillas, todo lo que fuese necesario.

Rubius es un chico que no deja de sonreír en ningún momento, por lo poco que lo conozco, eh notado que es alguien amable, simpático, y divertido, al menos sus pláticas son entretenidas, por otro lado, es poco paciente, torpe y se enoja fácil, aunque se le pasa rápido y sigue como si nada. Ojala me pasara lo mismo. 

-¿Por qué tenías armadura de guerrero? Pensé que eras uno –quería quitarme esa duda, me miro serio para después decirme:

-Ehm… sí, soy un guerrero, pero de esos que lo son cuando “es necesario” –hizo comillas con los dedos de la mano-Mi padre me obligaba a cumplir con eso de vez en cuando, pero a mí no me interesaba, me escape de casa llevándome la armadura porque salí de noche, y corrí lo más rápido que pude hasta que vi las luces de este pueblo, uno de los guerreros de mi padre me encontró, luche con él y lo derribe, y bueno.. Ya sabes que paso después.

-Oh… debió ser agobiante, ¿no?

-Si, por eso quiero comenzar una vida en donde solo soy yo.

Asentí, tenía sentido si él se sentía frustrado, a Willy le pasaba lo mismo pero con su madre, muchas veces tenía que hacer misiones que eran dadas y tenía que luchar contra enemigos, fue designado al pueblo de Karmaland para protegerlo, cuando lo conocí, fue porque fui en busca de un medicamento a media noche, y me confundió como invasor, cuando le mostré mi identificación se disculpó riéndose nervioso por ser tan brusco conmigo. Y así fue como comenzó nuestra historia, poco a poco hablábamos mas, yo me reía con sus chistes y el con los míos, nos entendíamos muy bien, con tan solo escuchar llamándome, mi día cambiaba, lleno de felicidad. A los cinco meses de conocernos, dio el primer paso, confesando lo que sentía por mí, yo ya sabía que estaba más que enamorado y así tuvimos una relación de cinco años llenos de días felices y alguno que otro triste. Pero no importaba estaba junto a la persona que más ame en toda mi vida.

Me tienes cautivadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora