Capitulo 24

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Bueno al menos ya no me dolia la cabeza. 

¡Que comoda estoy! 

No quiero ni abrir los ojos, Diosito dejame dormir cinco minutos mas.

- Venus... despierta- siento que alguien me mueve- Despierta, vamos- insisti. Abro un ojo, para encontrarme a Damian en cunclillas frente a mi, lo vuelvo a cerrar.

- Cinco minutos mas, por favor- pido.

- Venus Jones, es hora de que te despiertes, hemos llegado- me mueve.

Joder pero que pesado es este. Abro los ojos y respiro aliviada cuando me levanto y el dolor de cabeza ha desaparecido, con el la fiebre tambien y el dolor muscular, despues de todo habia sido solo un mal empleo de medicamentos como habia dicho el doctor.

- ¿Como te sientes?- pregunta, una vez me siento y estiro el cuerpo.

- Muchisimo mejor- digo, miro por la ventana y me sorprende ver que el cielo nublado, tanto que parecia que fuera de noche. 

- Debemos irnos al hotel, pronto caera una tormenta de agua- comenta, recogiendo algunas cosas de los sillones que estaban al frente, veo que el doctor Hosmand aparece, me sonrie.

- ¿Como se siente srta. Jones?- pregunta.

- Mejor- sonrio- gracias- el señor de bigotes blancos asiente con la cabeza y con una pequeña sonrisa se retira, las azafatas preguntan lo mismo y cuando los capitanes salen de cabina, no pierden la oportunidad de preguntar tambien. 

Cojo mis cosas y me pongo el abrigo que traia en manos, cuando salgo fuera del avion, una helada brisa es lo primero que nos recibe, ¡que frio!, me abrigo con la chaqueta y comienzo a bajar por las escaleras del avion, frente estaba un señor de traje y lentes oscuros, esperando con la puerta trasera del auto abierta. Acelero el paso y llego hasta el, le sonrio en forma de saludo y entro al auto, minutos despues lo hace Damian.

- Se han cancelado las reuniones de hoy- comenta- han sido reagendadas para mañana a primera hora asi que tendras el resto del dia para descansar- me mira. 

- ¿Que hora es?- pregunto, a todas esta ni siquiera habia visto mi telefono.

- Son las 12 de la tarde- ¿¡Que!? ¡Pero si apenas esta comenzando el dia!- Las tormentas en Atlanta suelen ser de alto riesgo, mientras mas rapido lleguemos al hotel, mejor.

Siento como el chofer pone el motor en marcha y el auto comienza a moverse. Luego de unos 30 minutos estabamos entrando por las puertas del enorme Hotel. Un enorme lobbie, completamente decorada en tonos marrones y dorados, nos da la bienvenida, caminamos hasta la recepcion y una chica de cabellos rizados nos sonrie.

- Sean Bienvenidos Sr. Patner, Srta. Jones- sonrie- su equipaje ya esta en sus habitaciones y aquie tienen sus tarjetas- La chica, que no debe de ser mayor que yo nos entrega a ambos un juego de tarjetas en las que se marca el piso y el numero de la habitacion. "Piso 8. Hab, 346"- si necesitan algun tipo de ayuda, solo llamen.

Damian toma su tarjeta y con un inclinamiento de cabeza le agradece a la chica, hago lo mismo pero a cambio le sonrio. Caminos en silencio hasta los ascensores y una vez dentro marcamos el piso correspondiente. 

De pronto la duda me entra y las preguntas comienzan a rondar por toda mi mente. Estaremos en habitaciones separadas, ¿no?, ¿Y si pidio solo una habitacion? Imposible. Las puertas del elevador se abren y un pequeño aviso pegado justo al frente nos indica que hemos llegado al piso 8, Damian sale primero y detras de el yo, miro la tarjeta en mis manos para recordar el numero y comienzo a buscar la habitacion segun las flechas de guia que habian en las paredes. 

El suelo era de alfombra y las paredes estaban pintadas de blanco, las enormes puesta de cada habitacion eran negras. Me detendo frente a la habitacion 346, la cual seria la mia durante esta proxima semana y respiro aliviada cuando veo que Damian se quedara al frente.

- ¿Necesita algo?- pregunto antes de entrar a mi habitacion.

- Tiene el resto de la tarde libre- comenta, lo miro por unos segundos, parecia serio.

-  Tendre el telefono conmigo por cualquier cosa- el solo asiente, da media vuelta y entra en su habitacion, cerrando la puerta detras de el. Me quedo de pies en el pasillo, mirando la enorme puerta cerrada frente a mi, luego de lo que parecio un minuto, entro. 

La habitacion era para morirse, definitivamente tengo que algun dia remodelar mi apartamento como esto. 

Para empezar tenia un enorme ventanar, que era casi del tamaño de la pared de la habitacion que daba a toda la ciudad de Atlanta, la cama era de un tamaño tan descomunal y tan comoda que podia vivir el resto de mi vida acostada en ella. La habitacion era de tonos grises y beige, el suelo era alfombrado y solo cambiaba en el baño, donde una enorme bañera predominaba aquel espacio, tenia una ducha en una esquina, rodeada con paneles de vidrio.

Un enorme meson donde estaba el lava manos y habia una cantidad diferente de jabones y shampo, cremas aromatizantes y demas, la pared entera era un espejo y el costraste del blanco del suelo y bañera con el negro y gris de los demas muebles en este hacian una convinacion hermosa. 

Habia una segunda puerta en aquel lugar la cual conectaba al armario, donde encontre mi equipaje en medio de este el cual podia jurar que el del tamaño de mi habitacion en New York. 

Decidi tomar una ducha, despues de todo lo que la fiebre me habia hecho sudar me sentia asquerosa, luego de unos cuarenta minutos despues estaba escurriendo mi cabello, envolviendolo en una toalla y envolviendo mi cuerpo en una bata de baño.  

Decido esta vez ponerme un ajustado jean de cintura alta y una blusa, acompañado con unas Vans, no tenia planeado salir a ningun sitio ya que la lluvia afuera ya ses habia desatado, pero conociendo a Damian, no me arriesgaria a que me necesitara para algun encuentro con alguien importante estanto yo en mis peores fachas, como si fuera cosa de algun poder y su espiritu la puerta suena. 

Con el cabello mojando mi espalda y aun sin peinar camino hasta la entrada y cuando la abro, Damian esparaba afuera con las manos metidas en los bolsillos de su pantalon, al parecer habia pensado lo mismo que yo, llevaba el cabello mojoda, una camisa de algodon blanca y una jeans oscuros, calzado con unas deportivas.

- Se que te di el resto de la tarde libre, pero nos reuniremos con algunas personas dentro de unos minutos- comenta, a la vez que miraba el reloj en su muñeca.

- En cinco minutos estoy lista- respondo, el solo asiente.

- Te espero aqui- dejando la puerta abierta, camino hasta el baño, cepillo mi cabello lo mas rapido que puedo, lavo mis dientes y arreglo una vez mas mi blusa, alisando las arrugas invisibles que puedan haber, cuando salgo Damian esta sentado a los pies del a cama- ¿Lista?- pregunta una vez salgo del baño, asiento y este se levanta, me hace un gesto con la mano, indicandome para salir, cojo mi telefono, la tarjeta de la habitacion y salimos de ahi. 

- ¿Y estas presonas, quienes son?- pregunto.

- Algunos son los que estan encargados de la empresa aqui en Atlanta- comenta mientras entrabamos al elevador- abogados y contadores tambien se reuniran con nosotros para los nuevos proyectos- asiento, llegamos en unos minutos a la planta baja y me dejo guiar por Damian hasta que llegamos a lo que parecia ser el comedor. 

Un chico en traje nos recibe y cuando Damian dice su apellido nos guia a un extremo de la enorme sala. Pasamos por el comedor y entramos a lo que parecia un casino, pasamos por algunas maquinas de juego y algunas mesas de poker y billar y entramos a otra sala un poco mas calmada que las dos anteriores. 

En esta habian una series de mesas, rodeadas de diferentes clases de personas, algunas eran grupos familiares o de amigos, otras por como vestian, parecia una reunion importante y creo que tambien familiar, entre las ultimas mesas se encontraban seis personas en esta sentados, cuatro hombres y una mujer de cabellos rojizos.

Me sorprende ver algunas de las personas con las cuales nos reunimos hace unos dias en New York, entre estas el sr. Uzcategui, uno de los contadores que en estos momentos no recordaba su nombre y por ultimo la srta. Graciela, quien me miraba con una ceja levantada y con algo de molestia.

¿Porque siento que su presencia me dara muchos dolores de cabeza?

Por favor, recuerdameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora