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La primera vez que oyó hablar de almas gemelas, era joven. Apenas lo suficientemente grande como para llevar el antiguo libro de cuentos al estudio de su padre, habiendo escuchado con gran interés los cuentos escritos en su interior. Cuentos de princesas, humanos que se enamoran e hilos rojos que conectan dos corazones. Su padre, Lucifer Morningstar, siempre contaba las historias con diferentes voces para los personajes y brillantes estallidos de magia.
Su padre siempre la animó a escuchar y aprender, diciendo que era parte de su cultura, incluso si él hubiera caído. Su madre, en cambio, protestó. Ella no estaba entre las estrellas, con extraños. Más bien, su vida estaba abajo, donde las almas gemelas eran sólo un mito, algo a lo que se aferraban los pecadores más débiles.
Muchas veces, la niña había escuchado accidentalmente a su madre y a su padre peleando; a menudo se suponía que debía irse a la cama. Las pesadillas de las próximas fechas de Exterminio a menudo la atormentaban hasta que iba a colarse en el estudio de su padre, donde él permanecía hasta que su madre entraba en el dormitorio de invitados, furiosa por otra disputa compartida.
Una noche, después de una pesadilla especialmente mala, Charlie se encontró caminando hacia el estudio de su padre, con una camisa demasiado grande arrastrándose contra el granito ondulado. Apretado en sus manos un peluche de una criatura llamada gatito, arrastrado junto a sus pies, casi dos veces más grande que ella. Al llegar al estudio, al otro lado de la gran mansión, encontró la puerta entreabierta y la luz filtrándose hacia el oscuro pasillo.
ー¡Tienes que dejar de contarle esas historias a Charlotte!ー Su madre, una figura alta y delgada, estaba de espaldas a la puerta. Tenía los brazos cruzados y el cabello rubio claro le caía en cascada por la espalda. ーLe estás llenando la cabeza de ideas que nuestra hija no necesita. No puede tener la cabeza en las nubes cuando la necesitan aquí abajo, Lucifer.
ーEsas historias son parte de la herencia de su puebloー, defendió Lucifer, erizado desde donde estaba sentado. ーA mi pequeña Duckie ya se le ha privado de cualquier posibilidad de conocer a su alma gemela, Lilith. No le negaré esto.
ーEsos cabrones voladores, los mismos seres que te repudiaron, no son ni serán nunca su genteー. Lilith espetó cuando su magia negra crepitó en sus dedos. ーSu gente está aquí abajo, nosotros, tú. Ella necesita aprender sobre el infierno, sobre cómo gobernar adecuadamente. Y, una vez que crezca, cómo controlar sus poderes.
ーSiguen siendo mi familiaー. Lucifer dio un suspiro muy cansado y dejó caer los hombros. ーDejé atrás a mis hermanos, a mi familia. Tal como ellos, Charlie es mi familia. Ella es mi hija. Y mientras ella me lo pregunte, le contaré sobre nuestra cultura, su herencia y cualquier otra cosa que desee.
ー¡Lucifer!ー Lilith puso sus manos en sus caderas y dejó escapar un profundo suspiro. ーSé que extrañas allá arriba. Pero aquí abajo está tu hogar ahora. Esto es todo lo que tu hija ha sabido. Su vida está aquí, no allá. Incluso si tiene la marca de un alma gemela, ningún ángel vendría aquí a buscarla. Preferirían morir antes que ser el alma gemela de la hija del diablo.
Tomándose un momento para calmar su respiración, tratando de calmar la ira hirviendo en su interior, Lucifer se levantó y cerró de golpe el libro de tapa dura sobre su escritorio. ーNunca, nunca hables de Charlie de esa maneraー, siseó, con la mirada casi brillando mientras pasaba junto a ella, yendo a recuperar su sombrero y su chaqueta de donde los guardaba en un estante. ーCharlie es lo único que hace que mi vida valga la pena. Ella es una bendición y cualquiera que la tenga como alma gemela sería bendecido.
ーNo puedes estar huyendo de nuestros deberesー. Lilith frunció el ceño al verlo ponerse el abrigo. ーLucifer, sólo porque estamos teniendo una pequeña pelea.
ーSólo voy a ir a refrescarmeー, dijo, agarrando la manija con la mano. ーNo necesitamos despertar a Charlie con nuestros gritos. Ya tiene suficiente con la fecha del exterminio acercándose y sus pesadillas, Lilith.
Lucifer se dio la vuelta y abrió la puerta, y se quedó paralizado antes de que su mirada brillante se suavizara y encontrara a su pequeña hija parada en el pasillo, llorando.
ーDuckieー, canturreó, levantándola antes de que pudiera levantar los brazos. ー¿Tuviste otra pesadilla?
ーEscuché a mamá y a ti peleandoー. Charlie apoyó la cara en el hombro de su padre, estremeciéndose. ーLo lamento. No quise hacerles pelear.
ーEsto no es culpa tuyaー. Lucifer miró a Lilith antes de salir al pasillo. Acunándola, caminó por el lado izquierdo, hacia las habitaciones personales de Lilith y él. ーAhora, ¿qué tal si te acuestas con papá esta noche? Puedo contarte otra historia.
ーPero mamá- ー Charlie sollozó. ーElla-
ーNo tiene nada que decirー, interrumpió Lucifer. ーestá bien, cariño.
ー¿Puedes hablarme de Mary y Joesph?ー Charlie se movió mientras la colocaban en la cama, acomodándose en el lado de su madre. ーY cómo tenían vínculos de almas gemelas con un bebé que tenía un futuro muy especial.
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