110. 𝗘𝗟 𝗣𝗜𝗡 𝗗𝗘 𝗦𝗔𝗥𝗔

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—¿Sacarlo a dar una vuelta? —repitió con desagrado, mirando una de las
cajas—. ¿Y dónde le vamos a atar la correa? ¿Alrededor del aguijón, de la cola explosiva o del aparato succionador?

—En el medio —dijo Hagrid, mostrándoles cómo—. Eh... tal vez deberían ponerse antes los guantes de piel de dragón, por si acaso. Harry, ven aquí y ayúdame con este grande...

  En realidad, la auténtica intención de Hagrid era hablar con Harry lejos del
resto de la clase.

—"Guantes de piel de dragón", la humanidad me da asco aún más —bufó Lucy, colocándose de mala gana los guantes. Hermione y Ron se colocaron los guantes junto a ella.

—Solo son dra... —Ron se calló antes la mirada que le dieron Lucy y Rawraq.

   Se alejaron de allí con los escregutos, un chillido por parte de Malfoy hizo que Lucy se volteara a verlo con una ceja alzada de forma burlesca.
  El platinado se había asustado porque su escreguto casi hizo que su cola explotara y había saltado. Al ver la mirada de Lucy, se aclaró la garganta y volvió a su rostro de siempre.

  Lucy ahogó una risa y siguió. Pudo controlar su escreguto, de un metro, con ayuda de Rawraq.

  Toda la clase parecía en apuros, los escregutos ya no eran blandos y pequeños, medían un metro y parecían escorpiones gigantes.

      Los días siguientes no fueron tan diferentes, los estudiantes seguían repudiando a Harry, Sara y Hermione trataban de animarlo. Mientras que Lucy no sabía qué hacer, no era buena para animar a las personas, por lo general, ella siempre estaba desanimada. Harry y Ron se ignoraban, como si el otro no existiera. Los Hufflepuff seguían resentidos, y Lucy los comprendía, ellos tenían un campeón propio y querían que ganara, pero lo que no le agradaba eran los comentarios burlescos por parte de todos. A Lucy le daban ganas de hacer carne de estudiantes a la parrilla.

  Y a Rawraq le agradaba la idea.

—¡Mira, Harry! ¡Son imágenes de unicornios! —exclamó Sara, mostrándole al azabache unas imágenes que había recortado de un libro.

  Harry, Lucy, Hermione y Sara se encontraban en el patio del gran castillo. Sara y Hermione trataban de distraerlo, pero Harry seguía oyendo las risas y los comentarios que hacían los demás al verlo. Lucy estaba concentrada en su libro, trataba de saber más sobre el torneo, pero no encontraba mucha información.

—Ajá, sí, bonito... —murmuró el chico, miró a un par de Ravenclaw que se susurraron algo y rieron mirándolo, mientras cruzaban por su lado.

—¿Qué te parece una partida de ajedrez, Harry? —preguntó Hermione, mirando de reojo a los Ravenclaw y girandose hacia Harry.

—No, gracias, no tengo ganas —murmuró Harry, vió a Ron junto a Dean y Seamus caminar por el pasillo.

  Lucy notó su distracción y miró en la misma dirección, observó como Ron y Harry cruzaron miradas por medio segundo, fueron miradas neutras, y Ron apartó la mirada.

—Harry, tratamos de animarte, solo trata de sonreír al menos... —dijo Hermione, la cual también se dió cuenta de las miradas que se lanzó con Ron.

—Les agradezco, chicas, pero solo quiero estar solo —dijo Harry y se fue de allí, dejando a Sara y a Hermione con la boca medio abierta.

  Las tres observaron a Harry desaparecer, esquivando a los demás y caminando a zancadas, tratando de irse lo más rápido posible de allí. Quería estar solo, no quería seguir escuchando esos comentarios y mucho menos los de Malfoy y sus amigos.

  Mientras tanto, Sirius no contestaba, Hedwig no lo dejaba acercarse, la profesora Trelawney le predecía la muerte incluso con más convicción de la habitual, y en la clase del profesor Flitwick le fue tan mal con los
encantamientos convocadores que le mandó más deberes (y fue el único al
que se los mandó, aparte de Neville).

✓ DRAGONS, harry potter [#1]Where stories live. Discover now