Extra cinco: En cuerpo, mente, y alma.

2.9K 353 31
                                    

     Fue en una fiesta de la fraternidad que Hoseok a sus veinte conoció a Taehyung. Lo había visto bailando con tanta pasión, riéndose de manera tan vivaz con sus amigos y no pudo quitarle la mirada de encima a pesar de que el lugar estaba abarrotado de gente, hipnotizado con esos movimientos de caderas y la libertad que desbordaba al reír como si no tuviera ninguna preocupación, simplemente dejándose ir. Y Hoseok no se veía de otra manera más que así mismo pegándose a él, así que entre los ánimos (que no necesitaba pues todos eran conscientes de su buen atractivo) y bulla de sus camaradas se acercó.

     No hubo necesidad de hablar más que poner sus manos en esa estrecha cintura y pegarse a su espalda, al ver que Tae no rechazo su toque o presencia, se acercó más a él, casi restregándose, siendo ambos uno solo en el balanceo de caderas.

     Hoseok recuerda que en ese entonces estaba tan ansioso por llevarse a ese chico de primero a la cama que le susurraba cosas al oído y sus manos ya no se mantenían sólo en la cintura de éste. Vagaban de aquí a allá sobre esa piel suave como el algodón y besada por el sol.

     —¿Quieres ir a un lugar más privado?

     El contrario giró su rostro hacia él y le sonrió, sin embargo, no dijo nada y siguió apegándose al calor que irradiaba su cuerpo.

     Ante eso Hoseok sonrió creyendo que estaba jugando con él, y decidió seguirle el juego. El tiempo paso, entre sus cuerpos sudados, estremecimientos, respiraciones agitadas y mordidas en el cuello, los minutos pasaron y llego un punto donde la confusión invadió a Jung puesto que por más le preguntaba algo al castaño, éste simplemente le sonreía.

     En eso un chico bajito rubio con una sonrisa divertida, abrazó a Tae por los hombros. —Amigo, no te va a contestar.

     —¿Por qué?

     —Nuestro Taetae es mudo.

     Ante la respuesta Hoseok se quedó choqueado. No lo había esperado. Nunca había conocido a alguien así, pero ¿acaso eso importaba? El chico era sublime.

     Los amigos de Taehyung en un segundo ya estaban a su alrededor y él menor dijo adiós con la mano antes de alejarse con ellos.

     Para cuando reaccionó, tuvo que correr al estacionamiento para alcanzarlo. Lo detuvo antes de que entrara a un auto con sus acompañantes.

     —Aun así, quiero pasar la noche contigo.

     Taehyung se le quedo viendo aumentando extrañamente su nerviosismo, porque si Hoseok era sincero consigo mismo, el fuego que corría entre ambos era latente. El castaño asintió al final.

     —¿Estás seguro, Taetae? —el amigo rubio de éste lo miro desde adentro del auto.

     Y rio cuando el castaño le giño el ojo.

     —Vale, disfruta tu noche, tigre.

     En eso un chico alto y de aspecto algo intimidante se asomó también por la ventana del auto y miró a Jung. —Más te vale que lo cuides. Porque no demorare en descubrir dónde vives.

     —Cuidare muy bien de él —sentencio Hoseok.

     Y vaya que cuido muy bien de Taehyung. Los rasguños en su espalda eran una gran referencia de la entrega carnal de esa noche.

     Cabe decir que Hoseok en un principio estaba muy inseguro de cómo comunicarse con el menor, pero para una anécdota divertida más adelante, Taehyung se dio cuenta de eso y se rio de él.

     Esa noche quedó grabada en la mente de ambos.

     Hoseok siguió viendo a Tae con una sorprendente frecuencia en la universidad después de ese primer encuentro, que luego se hicieron dos, después tres y así consecutivamente cada que se topaban en una fiesta, hasta un punto que intercambiaron números y simplemente quedan para verse, haciéndose amigos con beneficios, pues no había sentimientos de por medio, sino algo sólo físico. Un medio de desesteres quizás.

     Tae en la escuela, aunque era hijo de personas conocidas en el mundo del entretenimiento como muchos más de ahí, el ser de cierta manera diferente a los demás lo hacía difícil de olvidar en las mentas de quienes lo llegaban a conocer, sobre todo por el carisma singular que tenía. Aunque en la universidad la mayoría se conocía puesto que todos los admitidos ahí tenían alta probabilidad de saltar al estrellato por sus talentos en alguna rama del arte.

     Cuando Jimin llegó, Hoseok no tuvo problema con eso. Estuvo de acuerdo en que podía compartir. Además, para él le era ardiente ver a tu amante besar a otro. Quizás una filia o un fetiche. Pero ¿puedes culparlo? Para gustos cada quien.

     Jung se dijo que no pasaba nada si el menor decidía hacer un trio o cuarteto, no eran cercanos más allá de lo carnal, no se veían seguido como verdaderos amigos que platicaban o se daban concejos, ni tenían citas como para optar por una posesividad o siquiera tener de cierta manera voz o voto, sólo quería complacer y viceversa.

     Pero Hoseok vio cuan equivocado estaba.

     Una noche decidió marcar a Taehyung buscando fundirse ambos entre sabanas (porque eso era por lo único que lo llamaba), pero por primera vez el castaño alegó que no podía ya que sus mejores amigos de la infancia habían llegado.

     Ahí cayo en cuenta que realmente no era nada de Taehyung, ni un amigo en realidad, no conocía nada de su vida, ni el nombre de sus dichos mejores amigos o si siquiera tenía. En un comienzo no le importaba eso, prefería que fuera así, que sólo era diversión. Pero no le gustaba esa sensación que estaba sintiendo y no podía describir. Un deseo de que él también quería conocer todo del castaño, hasta sus más oscuros secretos. Fue muy tarde cuando se dio cuenta de que estaba enamorado. No lo podía aceptar. Aceptar que cada vez codiciaba más y más de su menor. Aceptar que no era sólo sexo, que no sólo ambicionaba su cuerpo, sino que también lo quería tanto en cuerpo, mente, y alma.

     Y aquí se encontraba, en su la cama de su cuarto haciéndole cosquillas a los pies de Taehyung. Tan contento de que haya recuperado la movilidad.

     Rio con la felicidad burbujeando en su pecho, viendo como el menor buscaba alejar sus pies entre risas. Al final lo dejo ir, pero lo jalo en un abrazo.

     —Te amo —le susurró sin esperar respuesta.

     Sabía que, aunque quería ser egoísta, aún era muy temprano para el menor corresponderlos.

     Taehyung pasó un dedo por su espalda. Pero lo que al principio pensó que era una caricia, luego enganchando los ojos descifró que no era así.

     —Te quiero —le había escrito en la piel.



¿No me recuerdas? || VharemWhere stories live. Discover now