Capítulo 12

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Nacho:

Realmente pensé que todo había quedado olvidado. Fui estúpido en pensar que todo se había resuelto. Fui un incrédulo en creer que nunca más oiría de él.

Pero el pasado siempre vuelve, estés o no estés listo.

Estaba esperando a Mar afuera de la academia cuando recibí un mensaje de Miguel, contándome que mamá se había desmayado y ahora estaban en el hospital. Una vecina los había ayudado. Sin dudarlo, salí disparado hacia el hospital, olvidándome por completo de Mar.

Al llegar allí, me encontré con Miguel consolando entre sus brazos a Camila que lloraba; la señora Hilda, su vecina, también se encontraba allí, ingiriendo una bebida caliente. Una vez que se dieron cuenta de mi presencia, Camila corrió directo a mis brazos, y Miguel vino hacia mí caminando lentamente.

-Todavía no nos dicen nada-me había dicho mi hermana separándose de mí.

- ¿Pero qué pasó?-pregunté desesperado viendo a mi hermano. Miguel negó con su cabeza.

-Sinceramente no sabemos, yo estaba viendo una película cuando escuché que la llamaban a mamá por teléfono. Después de eso habrán pasado unos cinco minutos y fui a la heladera para agarrar algo de tomar, y veo a mamá tirada en el piso-relató-Con el celular al lado de ella.

Recordé que mamá sufre de nervios, por lo que pregunté si pudieron ver quién la había llamado; deduje que le dieron muy malas noticias. Hasta ese momento nunca se me cruzó por la cabeza la importancia de esa llamada.

Lo que nos afectaría la vida esa maldita llamada.

-No me fijé-contestó Miguel mirando al piso, como apenado por no haber pensado en eso antes- El celular quedó en casa.

-Tranquilo, cuando mamá despierte le preguntamos. ¿Dónde está Julio?- la miré a la señora Hilda.

-Me dijo que estaba en camino-asiento.

En eso, sale de la habitación el doctor.

-¿Son familia?- los tres asentimos- Bueno, fue un desmayo por una bajada de presión; nada grave. Sin embargo, necesito que pase la noche aquí así le hacemos todos los chequeos necesarios.

-¿Ya está despierta?- le consulta Camila al doctor.

-Sí. Pueden pasar a verla-dicho esto, se retira y los tres entramos a ver a mamá. Hilda comprendió y se quedó esperando afuera. Es una buena mujer; es viuda, y sus dos hijas viven en el extranjero, por lo que siempre está en nuestra casa.

Ingresamos y vimos a mamá recostada mirando hacia la ventana. Escuchó el ruido de la puerta, se giró y sonrío lentamente.

-Mis pimpollos- me di cuenta que estaba llorando. Camila corrió a su lado y la abrazó, al igual que Miguel. Yo me quedé parado al lado de su cama, estaba haciendo un esfuerzo muy grande por estar en el hospital. Mi respiración se agitó y sudor caía por mi espalda. Cerré los ojos tratando de controlarme, hago esto por mamá, me repetía.

Ella se dio cuenta por lo que estaba atravesando, por lo que asintió con la cabeza sonriéndome, intentando consolarme con la mirada; aunque también estaba llorando. Porque eso es lo que hacen las madres, te intentan levantar aún si ellas están en el mismísimo infierno.

-¿Y Julio?-preguntó.

En ese momento, como si lo hubiese llamado, entró a la habitación, con la camisa mal arreglada, el pelo revuelto y agitado como si hubiese corrido una maratón. Se ve que a Julio lo agarraron en un mal momento...

Gitana ··completa··Where stories live. Discover now