Capítulo 8

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Nacho:

Entro como todos los días a la empresa, saludo al oficial de la entrada y camino hacia el elevador. Aprieto el botón de la cafetería, ya que como me levanté muy tarde no pude hacer tiempo a desayunar; antes de entrar me acuerdo que Juan me mandó un mensaje diciéndome que lo vea en su oficina, por lo que entro devuelta al ascensor y oprimo el botón correspondiente.

La veo a Mar caminar mientras camina y mira su celular.

-¿Le estará hablando un chico?-me pregunto mentalmente-Pero ¿ Quién? Si no hace más de una semana que se mudó...

¿Pero qué me importa a mí? Si no soy nada suyo, ella no es nada mío. Por favor, apenas hace una semana que nos conocemos. Como si me importara...

Camino hacia su dirección y la atropello apropósito.

-¡Mierda! ¡Mierda! ¡ Y más mierda!- vaya, ojala la hubiese grabado, ese insulto con acento italiano me podría servir de sonido de alarma. De esa manera sí que me levantaría a tiempo.

Antes de que tome el celular, lo agarro.

-Ups, ¿ahora cómo puedo darte mi número?-ella levanta su mirada café hacía mí. Sorpresa es lo que refleja, pero al instante cambia por una expresión de enojo. Que hermosa que se ve enojada. Tengo que hacerla enojarla más seguido.

-¿ Sabés lo que me costó ese celular?- pregunta entre dientes, como si se estuviera conteniendo de decirme infinidad de groserías.

-$100 pesos y una cerveza-digo en broma- Mar, lamento ofenderte, pero eso no merece ser llamado celular- en cierta parte me siento mal, la choqué para poder acercarme a ella.

-¿Que no merece ser llamado celular? Sé que no es como el tuyo, pero eso no te da derecho a decirme eso. Algunos no nacimos en cuna de oro para poder comprarnos el celular que queramos.

-No sabés en donde nací-opto por una postura más firme y fría- De todas formas estamos a mano, vos me hiciste desmayar.

-¿ Cuán...?-se interrumpe ella misma, parece que ya recuerda el monólogo que me hizo acerca de la cantidad de gérmenes que uno se topa en su vida cotidiana, menos mal que los enfermeros me pudieron reanimar-Ah.

-¿Sólo "ah" vas a decir?, gracias a vos no me voy a poder comprar ropa nunca más.

-Bueno, otro tema más que agregarle al psicólogo-se encoje de hombros. No puedo creer la insensibilidad de esta mujer.

-¿ Qué no tenés corazón?

-Sí, obvio que tengo-dice-Sino no estuviera aquí mismo hablando con vos.

-Bueno, yo sí tengo. Déjame que te compro otro celular. No me cuesta nada, con todo el dinero que junté en todas las carreras ganadas hasta ahora, pueden vivir tranquilos hasta mis bisnietos-menciono orgulloso. Y es que de estar en la calle, a lo que tengo ahora, tengo mucho de lo que estar orgulloso.

-Entonces no le quiero quitar dinero a tus futuros bisnietos. Yo solita me puedo comprar un celular.

-Que no sea como el que tenías, por favor-pido.

-¿ Te gusta hacerme enojar?-achina los ojos.

-Sip. Mis dos pasiones son las motos y hacerte enojar.

-¡ Que alago!

Escucho el ruido de una puerta, cuando Juan sale de su oficina sosteniendo un montón de papeles.

-Mar, necesito que lleves esto al taller- ella asiente con la cabeza mientras intenta sostener todos los papeles, pero su cartera le dificulta el trabajo.

Gitana ··completa··Where stories live. Discover now