Capítulo 28: "Malas decisiones"

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Jean.

La experiencia que viví hace unos minutos, probablemente pudo ser la más traumática de todas. Las miradas, las palabras y todo lo que era mi vida detrás de mi imagen, eran vergonzosas. Todo lo que Portía dijo sobre el micrófono, invadida por alcohol, era cierto, y por eso dolía tanto. ¿En qué clase de persona me convertí?

Me convertí en una persona peor que ella cuando mi coraje y mis impulsos me cegaron. Cuando quise que mi voz se escuchara y cuando quise ser libre. Quise olvidarme de todo lo horrible de mi vida y disfrutar solo de lo que pasaba. Disfrutar y aprovechar lo que provocaba en otros, y ese fue mi error. Dejarme llevar. Dejarme querer y dejarme odiar.

—Jean—nombró James detrás de mí.

—Déjame por favor—me alejé.

—Te llevaré a casa—lo miré entre lágrimas, mi rostro estaba completamente empapado con centenares de ellas.

—No te atrevas siquiera a tocarme—hizo caso omiso a mi amenaza y me jaló de los brazos.

—Aún puedo destruirte, ¿Lo entiendes?—murmuró en mi oído. Me congelé un momento y, en seguida, alguien lo alejó de mí. Miré la sombra de aquel chico mientras lo golpeaba y lo empujaba al suelo.

—¿Qué haces aquí?—pregunté con confusión. Bill se irguió y me miró.

.—He estado aquí toda la noche. Una amiga tuya me llamó y dijo que estarías con un patán peligroso que estaba amenazándote—explicó. Apreté los labios brotando más lágrimas.

—Esto es todo—mascullé entre sollozó—Lo arruiné—Bill me abrazó un momento y me aferré fuertemente a él.

—Creí que te perdía—espetó entre abrazo.

En un momento después, Rami apareció por detrás, con los ojos saltones y jadeando. Como si estuviera buscando a alguien.

—Jean—llamó. Bill me soltó y lo miró un segundo, luego a mí—¿Estás bien?

—No está bien, ¿No lo ves?—reclamó Bill sin mirarlo.

—¿Puedo hablar con ella, por favor?—exclamó Rami furioso. Bill lo miró y luego se alejó un poco de nosotros, pero no sé fue. Yo me quede en el mismo sitio. Bajé la cabeza avergonzada. Rami se acercó a mí y logré ver sus zapatos frente a mí.

—Lamento mucho lo que hizo Portía—comenzó a hablar—Meterse con tu familia es algo imperdonable. Lo que no entiendo, Jean, es... ¿Por qué no me lo dijiste?—levanté la vista a él. En sus ojos detonaba una clara decepción y un dolor inminente—¿Por qué no fuiste honesta conmigo? ¿Creíste que te juzgaría o que te trataría diferente?—pausó—Te veo justo ahora y no sé quién eres en realidad—el nudo volvió a obstruir mi garganta. Todo esto era demasiado para mí—Yo abrí mi corazón contigo, te lo di incluso. Conoces todo de mí y deje atrás mis principios y mis valores para estar contigo—pausó de nuevo, y sé que también le dolía decir todo aquello—Le fui infiel a mi prometida por ti. Y ella me engañó a mí, tú lo sabias y nunca me lo dijiste—abrí los ojos sorprendida. ¿Cómo lo sabía?

—Dije que te amaba—susurró y una lágrima se le escapó. Aquello me dolió en el alma—Y tú nunca respondiste... ¿Te estaba presionando o acaso es él a quién amas?—señaló levemente a Bill, quién observaba y escuchaba todo.

—Ella nos ama a los dos—respondió Bill acercándose. Rami lo miró un poco y luego cerró los ojos.

—Eso es solo una evasión, Jean—me miró directamente a los ojos.

—Tendrás que decidir—pidió el chico de ojos verdes. Entre abrí la boca mientras más lagrimas corrían por mi rostro.

—No—mencionó el de ojos azules—No tiene que hacerlo—lo miré—Yo me voy—dio media vuelta y comenzó a alejarse.

****

Esto era el fin de muchas cosas, pero principalmente fue el fin de mi carrera, la cual ni siquiera había comenzado. Perdí una oportunidad única e importarte para formarme como profesionista, todo por avaricia y emoción, metí la pata muchas veces y nadie más era responsable de todo, solo yo. Lo merecía, pero eso no significaba que no me lastimara.

Justo ahora mi vida perdió el rumbo. Estaba desorientada, sin camino y sin esperanzas de un futuro con abundantes oportunidades y buenos momentos. Todos mis planes se vinieron abajo, solo por tomar malas decisiones.

—Lo lamento, Jean—dijo mi asesora de la universidad casi por enésima vez, mirándome con lastima—He externado tu caso con los directivos, pero reglas son reglas. No solo fue suspendida tu pasantía, la situación se viralizó y el comité no fue empático con tu situación, desgraciadamente. La mayoría te quiere fuera—bajé la mirada—Y si estuviera en mis manos, te ayudaría más de lo que ya he intentado.

—Descuide—levanté la cara—Debo hacerme responsable de mis actos.

—Habrá otras oportunidades para ti, aún eres joven y muy inteligente—asentí con la cabeza. Ella sonrió amablemente, me levanté de mi asiento, me colgué mi bolso y salí de su oficina.

Crucé los pasillos por última vez, aquellos que recorrí durante tres años y que hubo días en los que pasaba corriendo cuando llegaba tarde, con sueño, sin desayunar, con mil libros cargando. Aquellos días en los que dejaba cada parte de mi vida en el aula y que nunca volvía a recuperar.

Llegué a casa después de un viaje que me pareció eterno. Curiosamente, lo que más me dolía de ser echada de la universidad, era imaginar que no podría volver a hacer demandas, y junto con ella, venia el miedo de no volver a ver a Rami. Esta vez, si lo perdí todo.

Mientras estaba tumbada sobre el sofá, pensando que rayos haría ahora, la máquina de oxigeno de mi madre comenzó a hacer ruido. Me incorporé con rapidez y corrí a la habitación.

Solo me faltaba eso...

Déjame adorarte 《Rami Malek》حيث تعيش القصص. اكتشف الآن