Capítulo 19: "Amor de su vida"

115 15 2
                                    

Rami.

No escuchar la conversación entre Jean y Kat era casi imposible, cuando nos acercamos, ambos nos quedamos un poco impactados por sus palabras, pero eso no detuvo a mi amigo para hacerse notar.

—Claro—contestó Kat con una sonrisa mientras Jean parecía ponerse roja. Obviamente sabía que alcanzamos a escuchar algo. Ambos decidimos fingir que no.

—Terminamos de trabajar pronto y sabíamos que las encontraríamos aquí—comentó Ben al momento que nos sentábamos. Miré a Jean y ella evitó mi mirada.

—Estábamos por marcharnos—dijo ella.

—Es cierto—dije yo llamando su atención—Tenemos mucho trabajo con la organización del evento—me miró.

—Nosotros podemos ayudarles—irrumpió Kat—Me encanta organizar eventos.

—Genial. Vamos allá—celebró Ben y los cuatro nos levantamos regresando al edificio.

Ben y yo nos quedamos en la oficina, mientras que ellas decidieron trabajar en la computadora de Kat.

—¿Todo bien, amigo?—preguntó Ben hacía mi preocupado.

—¿Crees que estaban hablando de Bill?—susurré mirándolas desde adentro.

—Pues si dices que es su novio, es probable. Kat es un poco imprudente con las palabras, a veces exagera con ellas. No tiene filtro, es lo que me gusta de ella—lo miré.

—¿Ya durmieron juntos?

—Aún no. Un paso a la vez, Malek—asentí—¿Por qué? ¿Ya caíste ante los encantos de Jean Bradley?—se burló. Lo ignoré frustrado. Eso estaba más que claro hace tiempo.

En un momento, Portía salió de su oficina y se dirigió a la mía, después de varios meses de no hacerlo.

—Hola, cariño. Vengo a despedirme—habló caminando hacia mí. Me abrazó por los hombros y me besó.

—¿A dónde vas?

—A Nueva York. Un caso muy importante y largo—contestó con fastidio—Estaré una semana para continuar con lo último para la boda. ¡Falta poco! que emoción—celebró.

—¡Wuuu!—alardeó Ben con sarcasmo detrás de ella. Portía lo miró mal y luego a mí.

—Te amo, cariño—me besó por última vez y luego se marchó.

Una vez estuvimos solos, Ben me miró con reproche.

—¿Qué?—cuestioné.

—Nada, amigo—se encogió de hombros—Solo veo como vives una farsa—suspiré y miré a Jean, estaba concentrada leyendo en la computadora, contestaba algo que le decía Kat y luego sonreía.

—Creo... que si ella sintiera lo mismo por mí, me arriesgaría, Ben—lo miré.

—Eso no es cierto. Ella ya te dejó claro sus sentimientos al besarte.

—Y luego me evitó.

—Por pena, o miedo al rechazo.

—Necesito más tiempo—repliqué—Más tiempo para saber si esto es real o no.

—Yo lo veo muy real, por parte de ambos. Jean es joven, quizá también esta confundida entre tú y ese otro idiota, pero si no ve iniciativa por tu parte, tampoco se arriesgará, aunque ya lo hizo besándote.

—¿Y entonces qué?

—Te toca mover la pieza en el tablero. Haz tu jugada. Eres libre una semana para comprobar si es real o no.

—El sábado es mi cumpleaños—dije pensativo hablando conmigo mismo.

—¡Exacto! Invítala a cenar o llévala de nuevo con tus padres a una linda cena familiar. Dile lo que sientes, y déjale a Dios lo demás.

—Tienes razón—mascullé como si tuviera una revelación—Esta vez te hare caso.

—¡Genial! Ese es mi tigre—gritó sacudiéndome de los hombros, y ante el escándalo, las chicas voltearon a vernos.

***

Pasaron un par de días cuando tome el valor de hablar con Jean. Yo estaba sentado en mi escritorio, fingiendo que leía algo en la computadora, mientras ella acomodaba unas demandas en una carpeta. Hoy se miraba espectacularmente linda.

—Jean—la llamé. Levantó la cabeza y me miró—¿Tienes planes para este sábado?

—¿Tiene algún viaje de trabajo?—pregunto inocentemente.

—No. Es mi cumpleaños y mis padres hacen una cena familiar en su casa. Ellos quedaron fascinados contigo la última vez y me pidieron que te invitara—ella sonrió enormemente.

—Vaya, señor, no sé qué decir. Me siento alagada por sus padres, son unas lindas personas.

—¿Aceptas entonces?

—Claro. Así podemos seguir afinando detalles del evento.

—Nada de trabajo, Bradley—pedí negando con la cabeza, sonriendo.

—Lo entiendo, es su cumpleaños. ¿Qué edad cumple?

—Prefiero reservármelo—se río.

—Le preguntare a sus padres en secreto.

—¿Te arriesgarías?

—Sin duda—sonreí, y nos miramos a los ojos un largo rato. En ese instante, sentí la necesidad de sentarme a su lado, sostener su mano y besarla.

—Bien. Entonces, lo veo él sábado temprano—dijo interrumpiendo mi imaginación.

—Claro, yo paso por ti. ¿No hay problema por tu novio?

—Ninguno, señor.

—Esplendido—exclamé golpeando levemente el escritorio con la punta de un bolígrafo.

****

El sábado por la mañana, aparque el auto en casa de Jean y esta vez, me bajé y toqué la puerta. Al abrirla, apareciò chica un poco baja de estatura, muy parecida a Jean. Al verme, me estudió de pies a cabeza sorprendida.

—¿Sí?—preguntó confundida.

—Busco a Jean, soy Rami Malek. Un placer—extendí mi mano y ella la aceptó algo insegura.

—Oh, ya, es usted el abogado con el que mi hermana trabaja—recordó y relajo su rostro un poco.

—Así es. Supe que estuvo en el hospital un tiempo, ¿ya se encuentra bien?—frunció el ceño un momento y en seguida, Jean apareció detrás de ella.

—Lo siento, señor, me he retrasado un poco—habló y sonrió. Se despidió de su hermana, salió a toda prisa y cerró la puerta. Yo me quede estático un momento mirándola. Su cabello perfectamente peinado hacia lucir un hermoso vestido rosado y unos sencillos zapatos de piso.

—Feliz cumpleaños, señor. Debemos irnos si queremos llegar a tiempo para ayudar con la cena—dijo y se apresuró al auto. Al momento que caminaba hacia él, mirándome, pareció una escena en cámara lenta. El viento voló su cabello y subió un poco su vestido, pero eso no evitó que luciera jodidamente bien en cada segundo. Como una escena de película cuando el chico miraba pasar al amor de su vida, alejándose. 

Déjame adorarte 《Rami Malek》Where stories live. Discover now