Capítulo 20: "Como el agua y el aceite"

130 15 6
                                    

Jean.

La mirada del señor Malek me ponía nerviosa constantemente. ¿Quizá era el vestido? ¿Era demasiado revelador? Use unos zapatos sencillos para no resaltar demasiado y ni siquiera me peine especialmente. Y honestamente, aquel sueño no ha logrado salir de mi mente después de varios días, y con solo verlo, sentía vergüenza, como si él pudiera leerme los pensamientos. Solamente eran mis nervios y mi ansiedad, todo estaba en mi imaginación y el señor Malek solamente me miraba como su pasante o su amiga. Nada excepcional.

El camino a casa de sus padres, fue más rápido esta vez. Sorpresivamente, al llegar, había varios carros aparcados a su alrededor, y al entrar, tres niños salieron corriendo después de saludar con un abrazo a Rami.

—Feliz cumpleaños, hermano—exclamó su hermano Sami al abrazarlo.

—Igualmente, hermano—respondió Rami palmeando su espalda. Al separarse, una mujer, que también era su hermana, lo abrazó felicitándolo. Supe que era su hermana cuando le contesto "Gracias, hermana"

—Hola, Jean—saludó Sami hacía mí.

—Feliz cumpleaños—dije cayendo en cuenta que eran gemelos. Verlos aún me tomaba por sorpresa. Él sonrió y me abrazó.

—¡No lo puedo creer!—exclamó la chica hacía mí—Hola—me abrazó—Por fin por fin...

—No, hermana, ella es Jean, mi pasante—recalcó Rami impidiendo que la chica terminara su oración.

—Maldita sea—murmuró—Soy Jasmine—le sonreí. Y en seguida, ambos padres me saludaron con el mismo furor.

No podía evitar sentirme aceptada y en familia. Por primera vez en muchos años, disfrute de una cena familiar en donde no había silencios cortos incomodos, ni sillas vacías. Jasmine y Sami eran muy divertidos, Rami era más reservado, o quizá era porque estaba una desconocida entre su familia.

La imagen me llenó de nostalgia, Rami tenía una familia realmente hermosa.

—¿Aún está en pie la boda?—preguntó Jasmine.

—Sí, hermana.

—Aún tienes tiempo de arrepentirte—comentó Sami.

—Sí, o no nos ilusiones trayendo a Jean para decir que solo es tu pasante—continuó la mujer y todos se rieron.

—Ya, honestamente, chicos...—pidió Sami.

—No, Sami, por favor. Ten un poco de respeto.

—Hermano, no me vas a decir que lo que vi en tu casa fue producto de mi imaginación—y me lanzó una mirada. Rami negó ruborizado hasta cuando sus padres comenzaron a animarlo que hablara—No te culpo, sabemos que Portía seguramente tiene a alguien más. Siempre lo ha tenido.

—Sami—pidió Jasmine para que se callara.

—Es en serio, Rami—continuó.

—Pero es su decisión—dijo su padre.

—No, no lo es. Está atado a ella, eso es codependencia, costumbre, resignación y conformismo—siguió hablando Sami colmando la paciencia de Rami, quien se levantó de la mesa y salió por la puerta principal.

—Yo iré—hablé tratando de calmar la situación—Estuvo delicioso, gracias señor y señora Malek—me limpie los labios con una servilleta y me levante. Caminé hacia la puerta, y la cerré al salir.

Rami había caminado hasta la hierba, y se paró alado de un árbol mirando hacia la nada.

—Definitivamente usted y su hermano son como el agua y el aceite—comenté acercándome, tratando de bromear. Él solo me miró con lamento.

—Siento mucho que tuvieras que presenciar eso, Jean—habló con voz baja y calmada.

—Yo creo que todos decimos y hacemos cosas equivocadas. Su hermano solo quiere tu bienestar y tú quieres el bienestar de la señorita Garret.

—Estoy consciente de lo que hago, Jean.

—Lo sé. Por algo estoy aquí, ¿No?—me miró—Ella está de viaje y yo soy el remplazo.

—No, no lo eres—dijo preocupado.

—Esa es mi perspectiva, como la que su hermano tiene de su relación. Solo usted sabe porque hace las cosas.

—Últimamente pienso mucho en eso, Jean. Estoy harto de eso.

—La gente que lo ama estará a su lado en ese proceso—sonreí—Feliz cumpleaños, señor—desee nuevamente, sacando una pequeña caja con un moño de mi bolso. El miró el presente asombrado.

—No tenías que hacerlo—me miró a los ojos.

—Lo sé. Acéptelo, por favor—él sonrió y tomó la caja con lentitud. Retiro la tapa y miró en contenido, luego, sacó la esclava de oro—Era de mi padre. Tiene un valor especial. Él también estudio leyes y tiene el símbolo detrás.

—No puedo aceptarlo, Jean. Esto es algo familiar.

—Claro que puede. Es mi forma de agradecerle lo bueno que ha sido conmigo. Además, el ya no está—tragué saliva.

—Jean, eres increíble y ya no puedo resistirme más a ti—masculló, y con la caja aun en sus manos, sujeto mis mejillas y me besó, con tanta pasión y deseo, en seguida, correspondí el beso abrazándolo por los hombros, él bajo sus manos a mi cintura y me alzó en el aire unos centímetros. 

Déjame adorarte 《Rami Malek》Where stories live. Discover now