Capítulo 12: "Perdiendo el juicio"

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Jean.

Antes de que pasara otra cosa entre el señor Malek y yo durante ese baile, fuimos interrumpidos por la alarma de su auto, la cual se encendió provocando un ruido insoportable. Tuvimos que ir a desactivarla, luego pagamos la cuenta y regresamos a la carretera.

—Haremos una parada para pasar la noche—comentó y lo miré confundida, no habia absolutamente nada cerca por aquí.

—¿Dónde?

—Espera solo un minuto—pidió, y unos metros más adelante, se desvió sobre un camino de tierra, y tres kilómetros después, nos encontramos con una pequeña cabaña rustica en medio de la nada, rodeada solo de árboles que la ocultaban por completo de la vista hacia la carretera. ¿pasaríamos la noche ahí... solos?

Él se bajó y se acercó a la entrada. Yo lo observé e imité su acción con lentitud. Posteriormente, un hombre de edad avanzada, apareció en la puerta, dejando vez una luz cálida desde adentro del recinto.

—¡Rami!—celebró y recibió al moreno con un abrazo.

—Hola, papá.

—Pero que linda sorpresa. ¡Mary, mira quien está aquí!

—No la despiertes, seguro está durmiendo.

—Me odiaría si no le aviso que uno de sus hijos está aquí.

—Venimos a pasar la noche, vamos a un juicio a San Francisco mañana por la mañana—explicó Rami y luego me buscó con la mirada. Yo me encontraba parada en la acera a unos pasos—Ella es Jean, es pasante en la firma—me presentó.

—Mucho gusto, Jean. ¡Adelante, son bienvenidos!—ambos hombres entraron al lugar y yo seguía sorprendida.

Entré con paso lento y observe el lugar, todo estaba hecho y cubierto de madera. Las paredes, las puertas, los muebles, los porta retratos. En seguida, una mujer en silla de ruedas, apareció por la cocina nombrando a Rami. Él se inclinó y la abrazó eufóricamente.

—Oh por Dios, traes a una nueva novia. por fin dejaste a esa rubia ambiciosa—exclamó la mujer al verme.

—No, mamá, no. Portía y yo no hemos terminado, Jean es mi pasante, vamos a San Francisco por trabajo.

—Es un placer conocerla—extendí mi mano y ella la tomo con mucha fuerza y con una sonrisa.

—Que lastima, eres muy bonita, hija—sonreí.

—Gracias.

—Me encanta verte, hijo—se dirige en seguida a Rami.

—A mi igual, mamá, pero ya deberían estar descansando. Jean dormirá en la habitación y yo en la sala.

—Están en su casa. Con confianza, querida—se dirige hacia mí su padre. Le agradezco repetidas veces hasta que ellos desaparecen hacia su habitación.

—Que lindos padres tiene—comenté una vez estuvimos solos.

—Gracias, Jean. Bajaré tu valija para que puedas ir a descansar. Mañana nos iremos temprano. El juicio es a las nueve—asentí con la cabeza.

Una vez estuve recostada en la cama no podía dormir. Pensar en todo lo que estábamos pasando el señor Malek y yo, me hacía ilusionarme como una chiquilla. Sus ojos, sus palabras y sus acciones, lo hacían parecer realmente un caballero con un hermoso corazón.

Mi desvelo fue interrumpido por una llamada. Bill apareció en la pantalla y contesté algo nerviosa.

—Jean, yo...--habló—¿Olvidaste la cena?

Déjame adorarte 《Rami Malek》Where stories live. Discover now