Capítulo 24: "Creo que te amo"

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Jean.

Ver a Rami cada día, cerca pero al mismo tiempo tan lejos, era un sentimiento amargo que subía desde mi pecho hasta mi garganta y me impedía respirar. Sentía que no podía hacer nada al respecto y que haberlo alejado fue un error. Un error respecto a lo que sentí después, pero fue lo correcto frente a todo lo demás, él es un hombre comprometido, no debía méterme en eso, y aunque ambos sintiéramos lo mismo, uno de los dos debería ser sensato y hacer las cosas bien, tomar su distancia hasta que todos los obstáculos desaparezcan. Lamentablemente, parecía que no iban hacerlo.

—Tierra llamando a Jean—exclamó Kat moviendo una mano a la altura de mis ojos, llamando mi atención.

—Perdón—sacudí la cabeza—¿Qué decías?

—Te entregaba esto—repitió, extendiéndome la invitación para el evento benéfico del viernes—¿Ya sabes con quien irás?—preguntó mientras la tomaba. Respondí a su mirada desesperada por una respuesta con una sin expresión, en realidad.

—Creo que le diré a Bill que me acompañe—me miró un tanto sorprendida—No me veas así, ¿Qué esperabas?

—No creo que la bruja vaya a ir.

—Si lo hará. Ahora mágicamente está adherida a él. Como una abeja en una coca cola—se río.

—No dejes que te robe tu coca cola.

—¿Cuándo fue mía? 

—Puedes estar con una persona pero el corazón pertenecerle a otra—suspiré. Di media vuelta hacía la oficina de Rami, y en ese momento, se encontraba él con su novia, quien lo abrazaba y besaba. El me miró de pronto por encima del hombro de ella.

Retrocedí unos pasos y me dirigí al elevador. Necesitaba tomar aire.

Salí del edificio y crucé la acera hasta cruzar la esquina. Un nudo en mi garganta se formó casi de golpe y las lágrimas amenazaron con salir. ¿En serio vas a llorar por eso, Jean? Tú no eres así, no eres débil, tú enfrentas las cosas y las solucionas. Me recriminé. Pero lo cierto, es que esto no estaba en mis manos, lo que pasaba y lo que sentía muy en el fondo, no lo podía controlar. 

—¿Jean?—nombró la voz de un hombre a mi lado. Levanté la cara y lo observé.

Mi primer pensamiento fue preguntarme quién rayos era él, pero a medida que se iba acercando, lo reconocí.

—¿Papá?—exclamé tan sorprendida como confundida.

—Hola, cariño—sonrió, y lo siguiente que sentí, fue como la rabia y el coraje subían por mis piernas hasta cubrir todo mi cuerpo.

Los recuerdos de las peleas, la bebida, sus ojos inyectados de sangre y los golpes hacia mamá, invadieron toda mi razón y no tuve más reacción que alejarme.

—¿Qué haces aquí?—exclamé sin aliento. Lo observe, estaba vestido como si viviera mucho mejor que cuando vivía con nosotros.

—Llevo días tratando de acercarme, y tu hermana me cierra la puerta--¿Noelia sabia de su regreso y no me dijo nada?—Estuve en un anexo y fui a un grupo doble A y a uno cristiano—sonrió—Estoy mejor, cariño—dio un paso hacia mí.

—Nosotros nunca estuvimos mejor—recriminé. Negué con la cabeza—No quiero verte ahora—trate de alejarme pero me sujetó del brazo.

—Por favor, Jean—lo miré—Podemos cambiar las cosas, podemos estar juntos ahora—me solté de su agarre.

—¿Todo bien?—espetó el señor Malek a unos pasos de nosotros, irrumpiendo al momento antes de responderle. Lo miré y él se acercó a mi padre mirándolo con desconfianza—¿Está molestándote?

—No—respondí de inmediato—Solo me confundió con alguien más—volví la vista a mi padre—No lo conozco—el bajó la mirada y retrocedió. Aquello, terminó por romper mi corazón.

Sin decir nada, mi padre dio media vuelta y se marchó, dejándome a solas con Rami. Le dí la espalda a mi jefe y empecé a llorar en silencio. Apreté los labios para no emitir un sonido. M e sentía tan derrotada. 

—Jean—me llamó—¿Quién era ese hombre?

—Nadie—articule con la voz ahogada e intente marcharme. Rami me tomo de la mano y me giró.

—¿Por qué estás llorando?—preguntó tiernamente preocupado, observándome con atención. Negué con la cabeza resistiéndome a contestar—Lamento todo lo que ha pasado, pero te echo de menos.

—Por favor, no...--intenté alejarme pero me aprisionó rodeándome de la cintura con un brazo, y con su mano libre acaricio mi mejilla y luego retiró un mechón de mi frente, colocándolo detrás de mí oreja. En seguida levanto mi mentón obligándome a mirarlo.

—Terminaré con Portía después del baile—susurró.

—No puedes hacerlo, y si lo haces aun así no podremos estar juntos.

—Pero estaremos más tranquilos—explica tratando de calmarme—Yo voy a protegerte de todo. Estarás conmigo siempre—pensé pronto en mi relación con Bill, y no estaba segura de como terminar eso, por el momento, no quería hacerlo, sé que no podía tenerlos a los dos, pero mi sentir por ambos era muy diferente. Me hacían sentir tan completa de formas tan distintas.

—Te necesito, Jean—confesó Rami—Nunca me había sentido así por alguien. Y he comenzado a creer que... --pauso y bajo la mirada, luego recobró la postura y volvió a mirarme—Creo que te amo—aquellas palabras eran suficientes, para hacerme caer directo a sus pies nuevamente, me abalance y lo besé. El me correspondió rápidamente, y aquel beso estaba tan lleno de pasión y de necesidad. Ambos nos necesitábamos. Yo también lo necesito.

Estuvimos varios minutos sin despegarnos hasta que su teléfono sonó y nos separamos de golpe. Él contestó algo molesto, ya que se trataba de su amigo Ben.

—Tengo que regresar—comentó volviendo a guardar el aparato en el bolsillo de su traje. Asentí con la cabeza—¿Quieres ir a almorzar más tarde?

—Sí—acepté.

—Genial—sonrió y se marchó dándome un ultimo beso.

Me tome mi tiempo para volver, y en cinco minutos, ya salía del ascensor, caminando directamente hacia Kat, quien me alcanzó algunas invitaciones que faltaban de entregar en los pisos de arriba.

—Yo iré abajo—dijo ella. Esperé que el elevador volviera vacío para subir en él. Cuando paró y abrió frente a mí, me encontré cara a cara con James.

—Buen día—salude y entré, tecleando el número del penúltimo piso. En seguida, la puerta se cerró.

—Hola, Jean—respondió. Y rogué porque no dijera nada más durante el trayecto—¿Recuerdas esa invitación que te hice el otro día?—lo miré—¿Tienes una respuesta?

—No, gracias, señor.

—¿Qué tal si te enseño algo para que cambies de opinión?—masculló desbloqueando su teléfono, luego, giró la pantalla hacia mí. abrí los ojos de sorpresa y sentí mis piernas casi desvanecerse.

—Sé que has estado chantajeando a mi hermana con unas fotos parecidas pero con tu ex novio—lo miré a los ojos. Mi reacción parecía divertirle—Así que si no quieres que le enseñe estas fotos de su prometido besándote, aceptaras salir conmigo—tragué saliva.

¿Esto era lo que llamaban karma?

Déjame adorarte 《Rami Malek》Место, где живут истории. Откройте их для себя