Capítulo 2: "Atractivo"

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El episodio más desastroso de mi vida, comenzó cuando puse un pie en ese edificio. Mi sentir era diferente, estaba nerviosa, emocionada, feliz y realizada. Faltaba menos de un año para graduarme de la escuela de leyes, y para poder hacerlo, era necesario realizar un especie de servicio social en una empresa, para así, llevar a cabo una tesis y poder obtener el titulo de licenciada en leyes. Es por eso que estaba aquí, vestida con falda azul marino, blusa blanca, saco a juego a la falta y zapatillas negras. El cabello recogido, un aspecto fresco y un rostro levemente maquillado, con una sonrisa adornada en mis labios.

Caminé hacia recepción y me dieron un gafete con mis datos y una fotografía mía, en seguida, camine con las piernas temblorosas hasta el ascensor. Cuando las puertas de este se abrieron, dentro se encontraba un hombre de estatura promedio, piel morena, y ojos grandes y azules, quien mantenía una llamada telefónica en ese momento.

Entre en el ascensor, presione el número siete y este comenzó a ascender.

—Perdón, estoy algo atrasado—dijo el hombre, con voz rasposa y varonil, aún con el teléfono sobre su oído—Sí, sí, lo sé, pero he tenido mucho trabajo estas semanas—prosiguió. Las puertas se abrieron y salí caminando, hasta encontrarme con una gran puerta de madera caoba, rodeada por un pasillo elegante, acompañado de un sofá de cuero color vede y un pequeño escritorio al costado de la puerta.

Tome asiento en el sofá y miré la hora sobre el reloj en mi muñeca. Exactamente un minuto después, la gran puerta se abrió, y dejó ver a dos chicas salir de ahí.

—No lo diré dos veces, Katrina, pásame solo llamadas y cosas importantes—reclamó la mujer rubia, alta, de ojos azules, delgada y de frente amplia, hacía la chica un poco más baja, de cabello negro, piel blanca y ojos azules.

La segunda chica solo asintió y se sentó en el pequeño escritorio a su izquierda.

La rubia, al verme paró en seco.

—Kat, traime un café—le pidió. Katrina se levantó a toda prisa y corrió al ascensor—Entra—exclama hacia mi y hace un gesto con su cabeza. Al momento que ella se da la vuelta, me incorporo con velocidad y la sigo dentro de la oficina, que, al verla, quedo boquiabierta. Era un palacio.

Al entrar, dos sofás adornaban el centro con una mesita, a sus costados había esculturas de la antigua Grecia y a los alrededores de la pared, libreros repletos y repletos de libros de más de mil páginas. Al fondo, se encontraba un enorme escritorio de cristal con una enorme silla de lo que parece ser la piel de algún suave animal sacrificado, donde, pronto la rubia tomo asiento.

—Siéntate—ordena y yo lo hago en seguida, frente a su escritorio, en una silla sin piel de animal—Llegaste en el momento adecuado, cómo pudiste notarlo mi secretaria no es tan... agraciada e inteligente.

—Disculpe, yo... no vengo por un empleo de secretaria, son pasante de la escuela de leyes, en Harvard—bajó la vista a mi gafete y estiro su mano. Desprendí el gafete de mi ropa y se lo pase. Ella lo tomo y lo leyó unos momentos.

—El fanatismo nunca termina, ¿Billie Jean, ese es tu nombre?—asentí con la cabeza—Te diré solo Jean—vuelve a mirarme y me regresa el gafete—Mi nombre es Portía Garret, bienvenida a Garret y asociados, como puedes ver mi familia es fundadora y dueña de esta asociación, la cual esta entre los primeros cinco de todo el país, con más de mil abogados egresado de Stanford, Oxford y por supuesto, Harvard—asentí con la cabeza sin saber que decir—Ven, te daré un recorrido por el lugar—se levantó y camino a toda prisa hacia afuera. Cuando cruzamos el pasillo, volvió a quejarse de su secretaria acerca de su café.

Llamó al ascensor y cuando llegó, ambas entramos y subimos al último piso. En cuanto las puertas se abrieron, la oficina pudo observarse con todo su lujo y resplandor, pues abarcaba todo el último piso.

Déjame adorarte 《Rami Malek》Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon