Drakhae [l.s]

♕ 02: Peligro. ♕

Gemma Akgon, en el centro, llevaba uno de sus habituales vestidos hermoso, de bordados bonitos, hechos por ella misma en sus tiempos libres. Tan encantadora como siempre, con el cabello blanco trenzado y recogido de una manera elegante. Charlaba con los hombres a cada lado de su cuerpo mientras sus guardias la cuidaban.

Louis observó como los años no habían tenido especial piedad con Akrahm Malik, Lord en jefe de su casa y de las tierras de Cinis, bastante acabado con el tiempo. Las canas tintándole la mata de cabello azabache, resultado del constante "estrés" en el que él reafirmaba estar, y no como si eso fuese solo un regalo de su vejez. Al otro lado de Gemma, miró a uno de los tantos hijos Malik. Alto y fornido, con su característica piel morena y el cabello lacio cayéndole entre ondas por la cabeza. Alfa, sin duda. Tenía un leve parecido con Zayn Malik, pero Louis estaba completamente seguro, de que mencionarlo sería una ofensa para la familia.

Así que solo esperó a que se encontrasen.

— ¡Oh, Louis! —saludó Gemma, feliz como siempre. —Me alegra encontrarte, no quería que te perdieras de la visita de los Malik.

—Mis señores, —Louis de inclinó ante los dos alfas y estos le correspondieron de manera maltrecha, casi imperceptible. —Lord Akrahm, es un placer verle después de mucho tiempo, ¿Cómo se encuentra el resto de su familia?

El viejo hombre pareció un poco menos tenso al dirigirse al omega. Le era más familiar, y ciertamente, menos ofensivo que los sureños. Había mantenido siempre la fiesta en paz con los Tomlinson en su momento y tenía un gran respeto por Jacob, el difunto padre de Louis. Se lo debía, sin duda.

—Se encuentra de maravilla, mi príncipe. Le agradezco su preocupación.

Louis asintió con una sonrisa.

—Es bueno oírlo. —dijo con un brillo en sus ojos, –Espero que se nos una a la mesa esta noche, mi lord, nos encantaría tenerlo durante la cena.

Lord Akrahm tensó la mandíbula.

—Creo que eso me será imposible, alteza. He comandado el mantener mis carruajes listos para el retorno a Cinis. No podemos perder ni un día de trabajo.

Louis estuvo a punto de insistir una vez más, pero una fugaz mirada ante los ojos de Gemma le hicieron entender la indirecta.

— ¡Es una pena! Pero puedo comprenderle a la perfección. El tiempo es oro, mi Lord.

Lord Akrahm y su hijo mantenían la misma cara de aburrimiento en sus facciones, Louis sabía lo apática que era la gente en Cinis, pero nunca dejaba de ser incómodo. Estuvo a punto de despedirse, cuando un pequeño haz de luz blanca, cruzó ante su camino y se materializó con la forma de su hijo mayor, quien corría anteriormente en los jardines, jugando.

Jaekhar Akgon alzaba entre sus manos un par de figurillas de caballeros, imitando sonidos de guerra con la boca y manteniéndose tan risueño como siempre. Los rizos blancos en su cabeza se alborotaban mientras andaba por los suelos de mármol del palacio y la pequeña capa de seda de tono plateado, revoleaba detrás gracias a la tenue brisa. Se frenó en seco cuando chocó contra Louis y se percató que estaba a mitad de una plática. Apartó sus figurillas detrás de su espalda y la piel blanquecina de su rostro se refractó en un salvaje sonrojo.

—Jaekhar, —Louis le señaló a las visitas con sus ojos y el niño pareció entender rápidamente.

—Buenas tardes. —saludó con una vocecita antes los dos hombres de tez morena. El más joven pareció receloso, mientras que su padre intentaba no hacerle un mal gesto. Akrahm se aclaró la garganta.

—Oh ¿a quién tenemos por aquí? —dijo en un tono de fingida curiosidad. Se inclinó para analizar el rostro del pequeño; Louis puso una mano en el hombro de su hijo de manera protectora. Lord Malik analizó entonces el rostro del niño. Con esos ojos... de distintos colores, uno azul y otro verde. El cabello alborotado y salvaje. Los labios rellenos y la piel de marfil. Lo había visto anteriormente, esa familiaridad la encontraba con el rostro que minutos atrás, les dictó órdenes desde su trono de oro. —Así que tú eres el heredero de Goré, ¿No es así? Tienes el rostro entero de tu padre.