♕ 01: Imperio. ♕

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Aún así, Reigon no hizo nada por separarlos, pues tan pronto como se acabó la guerra, y Daeron era proclamado Kargem, la noticia de que Anne Akgon esperaba a su primogénito recorrió las calles del sur.

"El primer Akgon impuro." Fue como lo llamaron durante meses; los aldeanos cuchicheaban en los pasillos de La Capital. Extrañados, confundidos, hasta que la bebe nació y a todos se les acabaron las palabras.

Gemma Akgon fue presentada en una fiesta en el Krestum, festejada con banquetes y fiestas que duraron días enteros.

La pequeña princesa había heredado la complexión de su padre, su piel cremosa y su cabello blanco; esos punzantes ojos verdes y la piel besada por pecas sobre su rostro. 

Pero seguían siendo otros tiempos; pues los consejeros hablaban con Kargem y le decían constantemente que un hombre debía ser el heredero, que una princesa no era suficiente y era esperado que Anne trajera un varón al mundo, un verdadero heredero...

Lo que generó, años más tarde, que un niño de cabello castaño oscuro, naciera a la mitad del año de tormentas que hubo en el sur. Daeron se había convertido en padre por segunda vez y ahora La Capital tenía heredero. Los rayos que se peleaban por los cielos nublados, a mitad de las lloviznas intensas, apadrinaron al nuevo Akgon. Un niño de carácter eléctrico que se reveló desde el primer instante, rompiendo deliberadamente la cadena pura, con ese cabello rizado, castaño e incontrolable, ese mechón blanco cayéndole por la frente, pero luciendo como una réplica exacta de su padre.

El niño fue una pesadilla cuando comenzó a crecer, manteniendo a sus padres estresados y tensos mientras su hijo, el que heredaría la corona algún día, era un completo desastre.

¿Quien diría que años más tarde, muchos años después, el hijo caótico de Daeron se sentaría al trono con la misma madurez que manejó su padre por décadas tras su coronación? La misma expresión calculadora que heredó desde su abuelo Reigon. Y que ahora el titulo de Kargem le pertenecía.

Y los tiempos habían cambiado una vez más. Dragonscale tenía una reina y no era esposa de Harry. Gemma era Kogina, si, pero por qué lo merecía, no porque la forzaran. Los hermanos Akgon se sentaban en la punta del trono de oro. En el medio, con las dos sillas restantes, destinados a los príncipes, y no precisamente los hijos del rey.

A la derecha de Harry se sentaba otro extranjero, pero no cualquier extranjero. Su esposo, su mano derecha. El príncipe Louis Tomlinson de Gélida. Y la izquierda de Gemma, Skyler Akgon se había desgarbadamente sobre su propio trono. Esas eran las cuatro cabezas de Goré ahora. Ese imperio nunca había tan poderoso, incluso tras la guerra que casi ahoga al sur en deudas y desolación. Pero claro, que los Akgon no iba a dejar que su tan preciada Dragonscale se viera afectada en ningún momento, por lo que, tras sus buenas decisiones y gobernantes fuertes, había evolucionado como nunca antes otro imperio había podido.

Los Akgon gobernaban las tierras de Goré, fuertemente aliados con los Tomlinson y sus tierras en el norte. Gélida manteniendo a Nadine como reina, casada ni más ni menos que con el hijo de Allenya Akgon. Niall representaba la casa Horan de Valle Rakium. Kargem Harry estaba casado con Louis Tomlinson y este le había dado dos hijos. El norte y el sur estaban entrelazados el uno con el otro de manera permanente y se mostrarían así por el resto de los tiempos.

Pero incluso entre todas esas tierras unidas, entre toda la hierba verde e hidratada, siempre habría un espacio seco y amarillento. Una mancha en el mapa. La oveja negra del ganado.

Drakhae [l.s]Where stories live. Discover now