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Cuando Minho llega al interior del instituto, todo está tan oscuro y silencioso que no sabe por dónde empezar a buscar.

—¿Innie? —escucha la voz de Jisung haciendo eco en uno de los pasillos cercanos.

Se apresura hacia el sonido, ignorando el hecho de que le ha besado hace menos de dos horas y que está demasiado avergonzado. Ahora lo importante es su hermano.

—¿Hannie?

—¿Minho hyung? —Se escuchan sus pasos acercándose al principio del pasillo, cerca de su clase de biología—. ¿Dónde está tu hermano?

—Pensaba que estaría contigo. No me puedo creer que lo hayas dejado a solas con Seungmin sabiendo lo que siente —le dice con un tono duro y serio.

—Oye —repone enfadado—, no es mi culpa que corra tanto. Yo no he hecho nada malo ahora.

Minho se da cuenta de cómo está hablándole y deja escapar el aire con lentitud para tranquilizarse.

—Lo siento... Estoy un poco nervioso y preocupado. Odio que llore. Le he visto hacerlo durante demasiados años, y me niego a que lo haga ahora por un chico. Pero tú... tú no has hecho nada malo, ni ahora ni en ningún momento, Hannie. Perdóname.

Levanta la mano para colocarla en su mejilla, pero en el último momento la baja y aparta la mirada.

—Voy a buscarlo.

—Espera, hyung. Creo que lo mejor es que hablen... En algún momento tienen que hacerlo, y quizá esta es una buena ocasión.

—No, yo... Tengo que protegerlo.

—No, no tienes que hacerlo. Ya no es el mismo Jeongin al que tenías que abrazar todas las noches para que se durmiera. Han pasado tres años y sé que fue muy duro para vosotros, pero hyung, no puedes apartarlo del dolor para siempre, todos sufrimos alguna vez, así es como crecemos.

Minho intenta respirar con normalidad, pero el simple hecho de imaginar que algo está alterando a Jeongin le pone demasiado nervioso. Desde que era pequeño ha sido un niño muy sensible, pero empezó a ocultar lo que sentía cuando se marcharon de Gimpo. Jeongin no quería preocupar a nadie porque pensaba que otros lo habían pasado peor que él y no tenía derecho a sentirse así, por eso Minho siempre busca estar a su lado, darle el apoyo que trata de esconder que necesita.

No puede dejar que esté sufriendo sin más, no si él puede hacer algo.

El problema es que sabe que esta vez no tiene nada que hacer.

—Respira, hyung —dice Jisung al verle tomar aire con brusquedad y soltarlo de la misma forma—. Tienes que relajarte.

—Estoy bien.

Aunque no se lo explique, Jisung entiende por qué Minho está como está. Entiende esa necesidad por asegurarse de que Jeongin sonríe con la felicidad de siempre, pero sabe que tiene razón cuando dice que es lo que necesita.

Si alguien te aleja de cualquier dolor durante toda tu vida y no afrontas los problemas, todo se hará más duro cuando llegue el momento. Y siempre llega.

La vida no es tan sencilla.

Jisung le coge la mano cuando ve que Minho no se recupera y que incluso parece a punto de echarse a llorar. Se acerca al aula, la abre y tira del mayor para que camine.

—No sé por qué estaba abierta, pero tienes que tranquilizarte. Luego iremos a buscar a alguien para que la cierre, ¿vale?

Jisung le empuja ligeramente para que se siente en una de las mesas. En cuanto lo consigue, Minho busca la mano de Jisung casi con desesperación.

El pequeño se la da sin dudarlo y sonríe ligeramente mientras le aparta el pelo de la cara.

—Tranquilo. Innie va a estar bien, no olvides que está con mi hermano.

Minho asiente y el tacto de Jisung parece relajarle un poco.

—Voy a hacer que te pierdas la lluvia de estrellas.

—Esto me parece más importante.

Minho baja la mirada hasta sus manos entrelazadas y mueve el pulgar sobre el de Jisung.

—Quiero decirte algo, y quiero hacerlo bien esta vez. Sin obligarte a nada.

—Nunca me has obligado a nada.

—Antes.

Jisung está esperando a que alce la cabeza, pero Minho no piensa hacerlo. Ser valiente es mucho más fácil cuando no tienes que enfrentarte cara a cara con el problema. A Jisung le entristece ver a su mayor de esa manera, así que estira de su mano y Minho le observa.

—No me has obligado —repite con seguridad. Si no hubiera querido besarle, le habría apartado—. ¿Qué quieres decirme?

Minho mira por la ventana, hacia el campo de fútbol donde está congregada una gran masa de gente. 

Se pregunta qué estará haciendo Hyunjin solo, qué estarán haciendo Seungmin y Jeongin, qué estarán haciendo todos.

—No sé por dónde empezar.

—Solo di lo que tengas en la cabeza. No me importa cómo suene.

Sus ojos impactan y se sostienen la mirada con nerviosismo.

—Es que... Joder, han pasado muchas cosas malas en mi vida, he atravesado momentos muy duros, y ahora no sé cómo darle las gracias al cielo por haberte encontrado después de todo, Hannie.

El corazón de Jisung empieza a latirle con mucha fuerza y aprieta sin querer el agarre de Minho.

—¿Qué quieres decir?

—Que no me correspondes, pero estoy completamente enamorado de ti. —Gira de nuevo la cabeza hacia la ventana y sus cejas se elevan por la sorpresa—. Te la estás perdiendo.

Jisung mira por la ventana y durante unos segundos se queda fascinado por la imagen. Es maravilloso ver el cielo de esa forma, pero poco le importa en ese instante.

Se gira hacia Minho, que le devuelve la mirada al notar la intensidad con la que le observa.

Jisung le suelta la mano y se acerca con timidez para sujetarle la cara. Se pone de puntillas porque Minho, sentado en una de las mesas de su clase, está demasiado alto para él, y junta sus labios con cuidado.

—Hannie —dice, echándose para atrás para poder verle bien—, antes de nada tienes que pedir un deseo.

Pero el deseo de Jisung ya se ha cumplido.

You Should Be Here [Minsung]Where stories live. Discover now