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El miércoles Jeongin vuelve a ignorarlos, y durante el ensayo, ni Jisung ni Minho hacen intento alguno por arreglar las cosas. Así que el jueves las cosas continúan igual, con la diferencia de que Seungmin está más decaído que el resto de la semana.

—Es el día que pasamos siempre juntos —dice.

—Vente a la cafetería de Woojin hyung —propone Jisung, deseando que acepte para no tener que enfrentarse a Minho él solo.

—No, me voy a casa a estudiar y a intentar que Jeongin me responda a los mensajes.

Jisung no insiste, conoce a su hermano y sabe que por mucho que lo intente no va a conseguir nada. Por tanto, se dirige a la universidad de los mayores, aunque si por él fuera se iría con Seungmin a casa.

El primero en aparecer esta vez es Changbin, y los otros tres no tardan en llegar.

Minho se queda al lado de Woojin, mirando de vez en cuando a Jisung como si esperara algo.

—¿Nos vamos? —dice Chan.

Todos echan a caminar hacia su coche y lanzan las mochilas en el maletero. Jisung está a punto de montarse, pero Minho le llama.

—¿Hoy no has traído caramelos?

—No —responde el menor, y entra en el automóvil.

No abre la boca ni una sola vez en todo el camino, y cuando llegan a la cafetería, le pide permiso a Chan para sentarse en la mesa de al lado para terminar los deberes. No tiene prácticamente nada por hacer, pero prefiere fingir estudiar antes que aguantar sentado en esa mesa con Minho enfrente.

—¿Quieres un café helado, Sunggie? —pregunta Woojin.

—No quiero nada, hyung, gracias.

Woojin asiente y se marcha. Jisung se concentra en su tarea hasta que se sobresalta al escuchar el sonido de un vaso al ser apoyado en la mesa.

—Toma.

Levanta la cabeza para encontrarse con Minho y con el café helado que le ha traído.

—Hoy te alimento yo —dice, sentándose delante.

—Ah... Gracias —responde.

Se lleva el vaso a los labios. La verdad es que tiene el estómago cerrado desde hace días, pero hace el esfuerzo porque, por primera vez, es él quien le trae algo y no al revés.

—¿Estás estudiando?

Jisung hace un ruidito para confirmarlo y le da vueltas al café.

—Mm... ¿Y estás bien?

Jisung levanta la mirada y observa atónito a Minho, que espera una respuesta con los brazos apoyados sobre la mesa y el cuerpo inclinado hacia delante.

—Claro.

—No estás en época de exámenes, así que es muy raro que te hayas apartado de la mesa. Explícamelo.

Jisung desvía la mirada y aprieta los puños sobre sus muslos.

—No voy a hacerlo.

Minho frunce el ceño.

—¿Por qué no?

—Porque no tienes derecho a tratarme según te pille tu ánimo.

—¿De qué hablas?

—No es justo que quieras que te explique qué me sucede cuando el lunes me hiciste sentir mal y ayer me ignoraste. ¿Por qué hoy vas de buenas conmigo?

—¿Te hice sentir mal? —pregunta, pero es completamente consciente de la sensibilidad de Jisung y desde un principio sabía que las palabras y el tono que usó le harían daño. Se siente culpable, aunque Jisung no es capaz de verlo en sus ojos debido al enfado.

—Olvídalo.

—No, Hannie, vamos a hablarlo.

Al ver que tiene intenciones de solucionarlo por fin, Jisung se muerde el labio y asiente. Quizá es tonto por su parte, pero haga lo que haga Minho, Jisung lo perdonará si sabe cómo disculparse. Y el fallo y lo que más temor le da a Jisung es que Minho sabe eso perfectamente.

El mayor abre la boca, pero el sonido de su teléfono le interrumpe. Ambos chicos miran el aparato en el que aparece el nombre de Sun-Hee. Minho coge el teléfono deprisa, casi al segundo, y se lo lleva al oído.

—Sí, perdona. No me había acordado... Sí, sí. ¿Estás allí? —Mira hacia la mesa y se frota la frente con nerviosismo—. Voy en un momento, claro.

Cuelga y suspira.

—¿Podemos dejar la conversación para más tarde? Te prometo que te llamaré esta noche y lo solucionaremos.

Jisung se encoge de hombros y observa cómo desaparece por la puerta.

No va a negar que sabía que esto podía pasar. Sun-Hee es genial y demasiado amable. Y sabe que lo que Minho merece es una chica así que le quiera de verdad.

Una chica.

Porque a Minho no le gustan los chicos.

Deja caer el lápiz sobre la mesa, lo que llama la atención de Chan.

—Tranquilo, cuando Changbin se termine el café nos iremos y podrás descansar de una vez. Siempre trabajando tanto...

Jisung asiente, pero no cree que descansar vaya a hacer que el corazón le duela menos.

Y, esa noche, cuando recibe una llamada de Minho, simplemente la rechaza.

You Should Be Here [Minsung]Where stories live. Discover now