Capítulo 47

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4 meses más tarde…

            Lucinda volvió al hospital como hacía cada día tras haberle dado el alta. A parte de llevar un control de cómo avanzaba su embarazo, también se pasaba mucho tiempo con Alcander que aún no había despertado aunque parecía estar fuera de peligro ya que le habían quitado el tubo de la boca.

            Su vientre había aumentado de tamaño y sus pechos se habían hinchado. Comenzaba a llevar ropa de premamá y ya le dolía la espalda.

            Ese día, entró en la habitación, se sentó junto a él y le puso la mano en el vientre. Los bebés ya comenzaban a moverse en su interior.

            -Alcander… por favor, despierta, te necesito a mi lado, me duele todo por el peso de los bebés. No quiero criarlos sola, necesito que me ayudes. Abre los ojos, anda- no respondió a su súplica, así que le tomó la mano con delicadeza y permaneció junto a él. De repente sintió que él movía un dedo y se incorporó todo lo rápido que su cuerpo le permitía- Alcander ¿me estás escuchando? Apriétame la mano si es así.

            El joven apretó la mano de ella levemente, entonces, Lucinda avisó a un médico para que viera la reacción de Alcander. El médico llegó y examinó al joven.

            -Alcander, si me oyes, aprieta mi mano- le dijo el médico agarrando la mano del joven y este se la apretó- muy bien, ahora me vas a escuchar bien, debes abrir los ojos, debemos saber si te duele algo más.

            El chico abrió los ojos, lentamente y los cerró de nuevo al molestarle la luz pero luego los volvió a abrir y miró al médico.

            -¿Dónde estoy?

            -Estás en el hospital pero dime ¿te duele algo?

            -Me duele el hombro y las costillas.

            -¿No te duele nada más?

            -No.

            -Pues, perfecto, te dejo con tu visita.

            -¿Visita?

            El médico no dijo nada y salió de la habitación, entonces la vio allí, tan hermosa como siempre aunque bastante más hinchada. Sonrió y ella se acercó.

            -Hola, Alcander.

            -Lucinda…

            -¿Cómo estás? ¿Te duele mucho?- preguntó señalando el hombro de él.

            -Estoy bien y me duele un poco pero nada grave- él la miró fijamente le dijo- estás rara… te noto muy hinchada.

            La joven sonrió y se acercó más a la cama, cogió la mano del joven y la puso sobre su vientre. Él notó cómo algo se removía en su interior.

            -Vamos a ser padres, Alcander.

            El joven la miró, sorprendido.

            -¿Qué?

            -Estoy embarazada y son dos, vamos a tener gemelos.

            Alcander sonrió y la atrajo hacia sí para darle un beso en los labios.

            -Eso es maravilloso, mi preciosa joya.

            -Estoy tan feliz, por ti y por nuestros bebés.

            -Seguro que serán dos bebés preciosos, se parecerán a ti.

Deseos en la OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora