Capítulo 1

4.5K 131 29
                                    

            La noche caía sobre la ciudad. Era una noche cerrada ya que las nubes tapaban la luna y la visión de una persona en un lugar sin luz era nula.

            Lucinda corría a través del parque con una estaca en su mano derecha, su pelo, teñido de violín y ondulado, se agitaba por la prisa de ella al correr. Sus ojos oscuros no acababan de acostumbrarse a la oscuridad y escrutaba el parque con los ojos entrecerrados. Los ruidos de los animales confundían sus sentidos y no podía distinguir los de los animales con los de su presa a pesar de que había agudizado al máximo su oído. Una de las cosas que había tenido que aprender para la labor que le había sido encomendada.

            Al llegar al centro del parque, se detuvo y giró en redondo para ver si lograba ver u oír algo. Una cosa totalmente imposible, el bombeo de su corazón le taponaba los oídos y el sudor corría por su frente a causa del esfuerzo realizado durante la carrera. Se colocó en posición de ataque por si su presa se dignaba a aparecer y luchar cuerpo a cuerpo pero al parecer esta no se dignaba a salir de su escondite.

            -¡Sal de donde quiera que estés!- gritó ella a la oscuridad.

            Nadie le contestó, lo único que oía era el ruido del viento mezclado con los latidos de su corazón frenético. Tenía la garganta seca.

            Un ruido a su espalda la hizo girarse y escrutar la oscuridad. Seguía sin ver nada y entonces alguien la atacó por la espalda.

            Un agudo dolor se apoderó de su costado. Se vio obligada a soltar la estaca y llevarse las manos a la herida que sangraba considerablemente. La criatura, entonces, se puso delante de ella y la empujó al suelo para luego subirse encima de ella. La criatura le apartó los cabellos con delicadeza dejando el cuello totalmente descubierto. La vena yugular palpitaba frenéticamente y la criatura acercó sus labios al lugar exacto donde estaba la vena. Lucinda intentó coger la estaca estirando al máximo el brazo pero estaba muy lejos.

            -Umm, al fin te tengo, pequeña…- dijo la criatura.

            -Sabes que muerta no tengo ninguna utilidad- dijo Lucinda- ¿acaso quieres que Seth te corte en pedacitos y te queme?

            -Me da igual, por lo menos habré matado a la hija del líder de los Cazadores de la Rosa Negra.

            Lucinda estiraba el brazo para coger la estaca y el vampiro al darse cuenta le cogió la mano y la puso por encima de la cabeza de ella aprisionándola con fuerza hasta casi cortarle la circulación de la mano.

            La sangre no dejaba de borbotear de la herida y el vampiro la olió.

            -Umm, tu sangre huele deliciosa, casi tanto como tú…

            -Suéltame…- dijo ella con la visión nublada pero manteniendo la compostura, si tenía que morir lo haría luchando hasta el final.

            -De nada te servirá… si no te muerdo, morirás desangrada y cuando lo hagas beberé de tu sangre para alimentarme.

            -Espero que si muero, sea la última sangre que bebas, con suerte, Seth se enfadará muchísimo y te matará.

            -No estés tan seguro, tu sangre me dará más fuerzas y me enfrentaré a Seth, me convertiré en el líder de los vampiros.

            -Eso ni en sueños, cuando los Cazadores de la Rosa Negra se enteren de lo que has hecho, no vivirás más para contarlo…

            -Ya lo veremos…

Deseos en la OscuridadNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ