Capítulo 6

2.8K 71 14
                                    

            Lucinda se encontraba frente a su armario sin decidirse. No sabía qué ponerse. A pesar de ser un encuentro con un vampiro, bueno, medio vampiro, y de que ella se parecía al viejo amor de la vida de él quería impresionarlo.

            Sacó varias prendas para combinar. Después de pasar varios minutos, combinando prendas, se decidió por unos vaqueros que parecían gastados, una blusa amarrada al cuello celeste y unas botas altas, de color negro. Finalmente cogió su cazadora negra donde tenía todo un arsenal de armas por si ocurría algo.

            Bajó las escaleras intentando no hacer ruido ya que su padre y su primo estaban en el salón viendo la televisión pero uno de los escalones crujió lo que hizo lanzar una maldición por lo bajo.

            -¿Lucinda?- preguntó su padre- ¿vas a algún sitio?

            -Sí, quiero ir a dar una vuelta a inspeccionar el panorama. Hace varios días que no salgo.

            -No debes salir sola.

            -Estoy perfectamente, papá, de verdad, sé cuidarme sola.

            -Sí claro, mira lo que pasó la última vez- dijo William.

            Lucinda miró a su primo con los ojos entrecerrados.

            -Muchas gracias por la ayuda… ¿sabes? Creo que Paola se iba a escapar de aquí porque no te soporta.

            -Muy graciosa…- dijo el chico haciendo una mueca.

            -Lucinda, quédate en casa…

            -No, papá, estoy harta de estar aquí encerrada, soy una prisionera en mi propia casa y no quiero.

            -Entonces que tu primo te acompañe.

            -¡No!- exclamaron los dos a la vez.

            -No hace falta que se moleste- dijo Lucinda- sé cuidarme sola, papá, de verdad.

            -¿Llevas el móvil encima?

            -Sí- dijo sacándolo de un bolsillo de su cazadora.

            -¿Estacas?

            -Sí.

            -¿Armamento para cortar a los vampiros y fuego para quemarlos?

            -Que sí, papá.

            -No me gusta nada dejarte ir sola pero si no te dejo no me harás caso, así que vete y ten cuidado- dijo tras un largo suspiro.

            Lucinda sonrió, contenta.

            -Gracias, papá, sabía que me dejarías.

            -Sí, vete antes de que me arrepienta.

            La joven salió rápidamente de la casa rumbo al pub la Isla donde ya la esperaba Alcander, sentado en una mesa. La joven se acercó a él.

            -Hola- dijo ella.

            Él que estaba distraído, la miró y sonrió levemente.

            -Hola… siéntate.

            La joven se sentó frente a él y el camarero los atendió. Después de pedir el camarero se fue dejándolos solos de nuevo.

Deseos en la OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora