Capítulo 26

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  • Dedicated to Luciana Carolina Mendoza Roma
                                    

            Lucinda andaba por el parque, pensativa. ¿De verdad había cambiado tanto que ni siquiera su primo la reconocía? ¿Por qué le pasaba eso? No lograba entender nada.

            Iba tan distraída que no se dio cuenta de que dos personas la vigilaban de cerca. La joven se internó en el pequeño bosquecillo del parque donde siempre encontraba la paz y la tranquilidad para pensar. Allí se sentó con la espalda apoyada en un árbol y se abrazó las rodillas.

            El lugar era un sitio tranquilo donde no se oían ruidos de sirenas, ni de voces, solamente el canto de los pájaros y el ir y venir de los pequeños animalitos que allí vivían.

            Ella miraba al cielo cuando oyó el crujir de una rama. Rápidamente se puso en alerta y se levantó mirando a su alrededor. Una de sus manos fue a parar a su bolsillo trasero donde guardaba su estaca.

            -¿Quién anda ahí?

            Miró a su alrededor en busca de lo que había provocado el ruido pero no veía nada. Volvió a preguntar que quién estaba ahí pero nadie le contestó.

            Entonces vio pasar a alguien con cierta rapidez ante sí. Sacó su estaca preparada para el ataque.

            -No me vas a asustar con tus artimañas…- dijo Lucinda girando sobre sí misma- así que no sigas con el juego y sal de tu escondite.

            Un ruido a su espalda la hizo girarse violentamente y pudo ver quien estaba intentado asustarla.

            Lucinda, sorprendida, comenzó a caminar de espaldas.

            -¿Sorprendida de verme?- preguntó la vampiresa- yo también me sorprendí cuando te vi, nuestro parecido es muy grande.

            -No puede ser… la única mujer que se parecía a mí se llamaba Ireana y era la prometida del Alcander…- Lucinda volvió a mirarla como si no hubiese reparado en ella- ¿eres tú?

            Ireana sonrió.

            -Vaya, así que conoces a Alcander… y por lo que veo te ha hablado de mí. ¿Aún sigue haciendo dibujitos?- preguntó con desprecio- sinceramente, no sé quién le dijo que dibujaba bien…

            Lucinda la miró fijamente, ¿cómo podía ella despreciar los dibujos que hacía Alcander cuando todos eran de ella?

            -La mayoría de los dibujos son tuyos…

            -¿Y qué?- dijo Ireana paseando alrededor de Lucinda sin dejar de mirarla- él nunca me quiso… como tampoco te quiere a ti, solo eres una réplica de mí…

            -¿Qué quieres decir?

            -Que él me convirtió en esto y ahora está contigo para intentar reparar el daño y parecer ante todos, ser un niño bueno.

            Lucinda abrió los ojos, sorprendida.

            -¿Qué?

            -Lo que has oído… él es el verdadero mal, no Seth… y como a Seth le mataron a Katelin, ahora quiere vengarse de tu padre por lo tanto, ahora vas a ser una niña buena y vendrás conmigo a la mansión donde se oculta Seth.

            La joven retrocedió y se colocó en posición de ataque.

            -No iré contigo a ninguna parte…

Deseos en la OscuridadWhere stories live. Discover now