Capítulo 12

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            Ireana salió de la mansión y se subió en su coche rumbo a la ciudad. Estaba muy enfadada con Seth por lo que le había hecho. Cumpliría su orden, sí pero él pagará un alto precio para obtener lo que ella obtuviera.

            Él no volvería a tratarla así nunca más, de eso estaba segura.

            En un momento se puso en la ciudad y se dirigió a la lujosa casa donde vivía el hombre que había violado a Paola. Detuvo el coche a un par de manzanas y el resto del trayecto lo hizo andando, siempre intentando ocultarse en las sombras ya que ese día hacía sol.

            Al llegar a la casa del hombre, se metió en el jardín evitando las cámaras de seguridad. Sin más, se dirigió a la casa y entró por una de las ventanas, la cual daba a un inmenso despacho donde había un hombre sentado ante un escritorio lleno de papeles que firmaba y firmaba.

            Ireana sonriendo con malicia saltó y entró en el despacho sorprendiendo al hombre. Este, rápidamente, se levantó y miró a la joven, la cual sonreía con cierta malicia.

            -¿Quién eres?- preguntó el hombre.

            Este era más o menos alto, con el pelo negro perfectamente peinado y de ojos oscuros.

            -Eso no importa ahora, sólo quiero que me dé una cosa y le dejaré en paz. Eso sí, no pretenda hacer nada fuera de lo normal o lo mato.

            -¿Cómo piensa matarme? No veo que lleve un arma encima.

            -No me hacen falta armas para matar.

            -¿Qué quiere?

            -Quiero todas las pruebas que ocultó sobre la violación de una chica en un hotel. ¿La recuerda?

            -¿Para qué la quiere? No será usted amiga de esa joven ¿verdad?

            -¿Cómo cree? No… puede estar tranquilo que no soy amiga de esa…- dijo Ireana mirando el despacho- bonito despacho, ahora bien, ¿dónde tiene las pruebas?

            -Yo no tengo ninguna prueba…

            -Claro que las tiene, señor, tenga por seguro que si no me las da por las buenas, me las darás por las malas.

            -No pienso darle nada…

            -Tú lo has querido.

            La joven saltó sobre el hombre, cayendo ambos al suelo. Ella, que estaba encima de él, sonrió y sin más lo mordió bebiendo su sangre.

            Después de beber toda la sangre que el hombre poseía se limpió la boca manchada y lo miró.

            La había movido el impulso pero había valido la pena, era una sangre deliciosa. Una pena que lo haya matado, era bastante atractivo pero ya no podía hacer nada por él.

            Se levantó y comenzó a rebuscar en todo el despacho, tirando todo lo que encontraba a su paso en el suelo. Entonces, se acercó a la estantería cubierta de libros y fue quitándolos hasta que encontró una caja fuerte. Sonrió y miró al hombre.

            -Pobre iluso… ¿pensabas que no iba a encontrar tu escondite? Estabas muy equivocado…

            Se viró hacia la caja fuerte y con su fuerza sobrehumana abrió la puerta, rompiendo así la cerradura que lo protegía con tanto cuidado. Miró dentro y encontró varios papeles, algo de dinero y una caja de metal. Ireana sacó la caja y la abrió. Dentro había un DVD con una etiqueta donde ponía el nombre del hotel donde había trabajado Paola.

Deseos en la OscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora