40- Epifanía.

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Aaron:

-Creo que te amo -dice.

Me mira con sus ojos verdes llenos de lágrimas en espera de una respuesta, pero yo no soy capaz de decir nada porque no sé si he escuchado bien. Me quedo en silencio, sólo mirándolo al mismo tiempo que revivo en mi cabeza las palabras que acaba de pronunciar como si estuviera a mitad de todos esos sueños que he tenido anhelando este momento. ¿Estoy soñando de nuevo?

Stephen aprieta los labios, incomodo o tal vez sea sólo que está llenándose de ese miedo irracional que le aparece cada vez que hace algo de lo que no está seguro, cosa que nunca hace en mis sueños así que ¿esto es real? 

-Realmente creo que sí... -murmura, bajando la mirada al mismo tiempo que sus mejillas se ponen rojas y sus manos comienzan a temblar- Creo que te amo.

Un sentimiento indescriptible se hace en mi pecho. Hago mi mejor esfuerzo por no reír por la gran alegría que comienzo a sentir porque no quiero que piense que me estoy riendo de lo que acaba de decir pero al final me es imposible. El corazón se me acelera y mi mente se queda en blanco cuando comienzo a reír y a sonreír tanto que siento mis mejillas doler pero no puedo parar. 

Me cubro el rostro con mis manos sin poder creerme lo que acaba de decir y a penas puedo mantenerme quieto. Quiero saltar, quiero gritar, quiero celebrar haciendo cualquier cosa que pueda demostrar lo que estoy sintiendo en este momento pero lo único de lo que soy capaz es reír para no hacer que las lágrimas que estoy conteniendo caigan descontroladamente.

¿Realmente acaba de decir que me ama? Dijo "creo" primero pero ¿a quién le importa? ¡Lo dijo!

-¿Por qué te ríes? -se queja él, intentando hacerme parar pero eso sólo me hace reír con más fuerza.

Me acerco a él con una sonrisa que no puedo controlar y lo rodeo con mis brazos, sintiendo el poco calor que le queda por haber estado aquí fuera sólo Dios sabe que tanto tiempo y ese aroma tan característico de él. Inspiro y lleno mis pulmones de él, embriagándome de algo que no había sentido desde la última vez que lo tuve tan cerca y es sólo ahí cuando me doy cuenta de que no estoy soñando y esto es real.

-Dilo una vez más -le pido, sintiendo una oleada de calor abrasador recorrer mi cuerpo hasta el punto que me es difícil respirar.

Stephen guarda silencio por un segundo, como si se estuviera preparando para decirlo de nuevo y yo me derrito contra él cuando siento los acelerados latidos de su corazón contra mi pecho.

-Creo que te amo -repite.

Sonrío, queriendo llorar de felicidad por primera vez en mi vida. Junto sus labios con los míos y lo beso suavemente, sintiéndolo sin prisa e intentando saciar la gran necesidad que tengo de tenerlo cerca, de besarlo y amarlo sin contenerme ni un poco, pero este beso no es suficiente.

No está ni cerca de ser suficiente.

Muevo mis brazos a su alrededor de tal manera que puedo sostenerlo mejor y una vez que acomodo sus piernas para que estén a ambos lados de mi cuerpo, lo levanto en el aire, haciéndolo salir del auto de ¿Carol? No lo sé, pero cierro la puerta de una patada a penas lo tengo sobre mí. Él pega un brinco por la sorpresa y rompe el beso cuando se da cuenta que mis pies caminan por entre la densa nieve para llevarnos dentro de la cabaña donde están sus amigos.

-¡Espera! -me pide, ruborizándose completamente en cuanto subo los primeros escalones hacia la puerta principal- Puedo caminar.

-Sé que puedes -respondo de vuelta pero igualmente no lo dejo bajar porque no quiero soltarlo y porque, si por mí fuera, le haría el amor aquí mismo.

Nuestro AmorWhere stories live. Discover now