6- Aroma

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Stephen:

Cuando Aaron y yo comenzamos a salir no eramos tan apegados como lo somos ahora. Lo recuerdo haciéndome enojar por sus perversiones y metiéndose en las juntas del consejo como si nada.
Al principio era molesto, me daban ganas de golpearlo cada vez que lo hacía pero ahora todo es diferente. Tal vez por que nos conocemos mejor que antes pero Aaron ahora es tan importante para mí que el no tenerlo cerca me entristece, me hace sentir solo, sin embargo el tener a Aaron cerca también es peligroso.

Mis sentimientos hacia el eran lo más cercanos a los de un niño terco con deseos de monopolizar pero ahora prácticamente lo deseo... y con ansias. Verlo a todas horas haciendo todo tipo de cosas a mi alrededor, ya sea llamar mi atención con palabras pervertidas o hacer su tarea de arte, solo me hace querer hacerlo con el. Todo en el me excita. Su cuerpo, su sonrisa, su voz, la manera en que sus ojos se vuelven más oscuros cuando se excita, la suavidad de sus manos pero lo que más me ha estado gustando últimamente es su aroma. Un aroma que sentía no podía pertenecer a este mundo.

Después del sexo, después de bañarse e incluso después de hacer ejercicio Aaron siempre tiene un aroma que me embriaga en una sensación placentera y excitante, pero no se como lo hace. Hasta donde yo se Aaron no tiene perfume, solo desodorante pero no es el mismo olor.

Silenciosa y cuidadosamente me levanto de la cama, intentando no despertar a Aaron, hoy es uno de esos días en los que no hace otra cosa más que dormir a mi lado todo el día, cosa que normalmente es tranquilizador e incluso agradable pero con su aroma pegado a las almohadas, a las sabanas y a la cama, es imposible dormir.

Cuando estoy de pie junto a la cama miro su lado de la habitación con detenimiento. Entre las pinturas, los pinceles y lápices, los bocetos y las pequeñas esculturas de sus clases de arte a simple vista es imposible poder encontrar algo. Aaron normalmente es bastante ordenado, lava su ropa y pone sus libros donde deben estar siempre pero estos últimos días han sido largos y pesados por las tareas y con los exámenes a la vuelta de la esquina no puedo culparlo por tener su lado hecho un desastre, además mi lado está casi igual.

Comienzo a caminar hasta su escritorio para empezar a buscar una botella o cualquier recipiente que pudiera contener el aroma que no me deja dormir cuando el sonido de su voz llamándome desde la cama me eriza la piel.

Lentamente volteo a verlo. Aaron está tal y como lo dejé. Su cabello negro cae por su frente en una cascada azabache y sus ojos, negros, profundos y risueños por el despertar me miran con un brillo adormilado en ellos. El se sienta en la cama y pasa su brazo un par de veces sobre sus ojos para despertarse.

-¿Qué estás haciendo?-pregunta

-No puedo dormir-respondo alzando mis hombros- lo siento, no quería despertarte

-No importa-masculla, su voz profunda por estarse levantando a penas. Extiende sus manos hacia mi y yo me acerco, sus brazos se aferran alrededor de mi cuerpo con suavidad y mira hacia arriba para encontrar nuestras miradas.

Su aroma entra por mi nariz y no puedo evitar sonrojarme. Aaron sonríe.

-¿Qué?-pregunta con diversión

Niego con la cabeza, no te lo voy a decir.

-¿Tienes clases hoy?

Aaron asiente con pesadez.

-A las cuatro-mira el reloj despertador de la mesita de noche. 3:17 PM. Suelta un gruñido- ¿Es demasiado pedir hacer uno rápido antes de ir a clases?-murmura besando mi cuello y explorando con sus manos por debajo de mi camiseta.

Enredo los dedos de mi mano izquierda en su cabello y presiono mis labios contra este último antes de respirar hondo. El aroma inexplicable está ahí, haciéndome estremecer y el calor de su cuerpo me atrae a estar más cerca de lo que jamás hubiera imaginado. Estoy tan excitado por una cosa tan simple como un olor que me siento como un pervertido. ¿A caso es contagioso y Aaron me lo ha pasado?

Nuestro AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora