FIN

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Están los dos, desnudos, de pie, frente al otro, separados por pocos centímetros, sus ojos perdiéndose en la profundidad de la mirada del otro, alientos que se entrelazan, manos que empiezan a moverse lentamente para encontrarse y entrelazarse, poco a poco, muy nerviosos, como si fuera la primera vez que se encuentran así.

Saúl observó a su alfa, sus feromonas le llegan con suavidad, llamando a su deseo, sus cuerpos por fin se rozan levemente, eleva los brazos para rodear el cuello del alfa, mientras se pone de puntillas para conseguir uno de esos besos tan profundos, salvajes, húmedos que tanto le enloquecen.

Siente el cuerpo duro de su alfa presionando contra el suyo, mientras sus lenguas bailan y se embriagan, más abajo, haciendo que se sienta más excitado, sus duros penes se rozan entre sí. El lubricante ya está preparando su canal y ya se siente preparado para ir a la cama, no cree que sus piernas logren sostenerlo mucho más.

-Mi alfa, vamos a la cama, quiero degustarte, deseo devorarte, necesito tu cuerpo.

-Omega, soy todo tuyo, haz todo lo que quieras y como quieras conmigo, te haré disfrutar durante toda la noche, voy a llenarte de hermosos recuerdos.

Se acostaron en la gran cama, el alfa bajo un omega que moría por besar y acariciar nunca había podido hacer nada de lo que deseara, siempre marcaba y mandaba el alfa, se sentía como en un torbellino y sin saber muy bien por dónde empezar, pero lleno de ilusión.

Dejó que sus manos curiosas acariciaran esa tersa piel, suavemente, con delicadeza, sus labios se encontraron con un pulso rápido y constante cuando descendieron al cuello, dejó vagar a sus labios, bajando y saboreando. Los duros pectorales coronados con pezones rosas que no dejo de chupar y lamer hasta que no estaban bien duros, para bajar e ir encontrándose con unos gloriosos abdominales, era una injusticia lo fácil que era para un alfa conseguir esos cuerpos tan tonificados.

Bajo un poco más cuando se encontró con la enormidad que se alzaba, grande, dura, deseosa, ante él. Sin dudar y muriendo de deseo su lengua lamió y degusto la dura vara para introducirla lo máximo que pudo en su dispuesta boca.

-Dulzura, no puedo aguantar más así. ¿Dejas que te toque?

-Pero yo quiero seguir.

-Puedes, pero será el uno al otro, no puedo estar aquí quieto sin más, muero por saborear tu hermoso cuerpo.

Sin mucho esfuerzo hizo que el omega, nervioso y sin entender a qué se refería pusiera sus caderas sobre la cabeza de su marido, este cuando tuvo el culo a su disposición comenzó a besar y lamer ese dulce lugar, de donde escapaba el lubricante del excitado omega.

-Ahhhhhhhh...Rafa, me gusta.

-Sigue dulzura. No pares, disfruta y hazme disfrutar.

Cada cual se preocupó de proporcionar placer al otro, el experto alfa le succionaba con maestría y perfección, sus dedos jugaban en el canal del jadeante omega que tenía que luchar con todas sus fuerzas para seguir proporcionando placer con su boca, le costaba no dejarse ir ante las atenciones del alfa.

No tardó mucho en correrse mientras su boca y lengua seguían trabajando en la gran polla que palpitaba y parecía cada vez más grande. Moría de ganas de sentirla dentro, sentía su cuerpo vació y expuesto, ya no podía seguir con esto, la quería ya dentro, necesitaba al alfa tan profundo como fuera posible.

Soltó esa dureza y mientras se movía y cambiaba la postura, se encontró con los ojos del alfa, este se preguntaba qué le pasaba al omega, que iba a hacer a continuación, para en un momento y con movimientos rápidos, fluidos y exactos, acomodarse sobre su cuerpo y dejar que su polla entrará en él de un solo golpe. Sacando sendos gemidos de placer.

Te odio mi amorWhere stories live. Discover now