CAPITULO 4

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Había pasado como una hora y Saúl no regresaba, tras mandar al omega con el que ya había acabado, a que fuera con los demás, se encaminó al baño. Percibía claramente que no estaba bien y aunque quería ignorarlo, su alfa se revolvía inquieto consciente del sufrimiento de su omega.

Abrazado a la taza del váter, desnudo, temblando, pálido y dormido estaba su omega, había vomitado varias veces hasta el agotamiento, como se podía ver. Lo alzó en brazos y tras tirar de la cisterna se metió con él en la ducha, donde lavó a los dos y lo llevó a la habitación del aún dormido omega.

Cambio las sábanas de la cama, para que no oliera a otras personas, tumbó al pequeño y lo tapó. Se acostó junto a él y comenzó a lamer su cicatriz, con delicadeza, poco a poco mientras el calor del alfa llegaba al frío cuerpo del omega y le iba calentando este fue despertando, agotado y asustado de lo que había pasado.

-Me habías dicho, que nunca más me haría cosas como en el pasado.

-Que yo sepa, en el pasado nunca te hice disfrutar del sexo con nadie.

-Por favor, no vuelvas hacerme esto. ¿Crees que el bebé esté bien? Me duele todo tanto.

-Que necesitas para estar mejor y que el bebé no enferme.

-No lo sé.

-Supongo que será calmar a tu omega, pareces más tranquilo al olerme y haberte lamido la marca, si quieres te follo, seguro que te sentirás mejor.

-Mejor déjame. -Le daba asco tener esa intimidad con él, solo esperaba no necesitar su contacto, ahora él también lo odiaba. -Vete a tu fiesta y diviértete, voy a descansar.

-Ay omega, esta marca me hace saber tus sentimientos, así que después de todos estos años, con todo lo que te he hecho, todo lo que ha pasado, por fin me odias, ya era hora.

-Sí lo que querías era mi odio, haberlo dicho antes, no hacía falta llegar a esto.

- ¿Sabes lo que me sorprendió cuando conocí tus sentimientos y eran solo de tristeza, pena y temor? Pero no me odiabas, no lo podía creer. Porque yo si te odio.

-Te consideraba uno de mis mejores amigos, no sabes todo lo que te quería y admiraba cuando éramos pequeños, entendí tu odio de saberte el segundo de un omega. Pero no esperaba que aún al tener que casarnos y vivir juntos quisieras dañarme de esta manera. No sabía todo lo que habías cambiado para mal. No tienes nada de lo que me gustaba de ti antes.

-Bien dicho amor, ahora estamos iguales. Pero sabes que fue una broma, nunca permitiré que nadie te toque, eres mío a pesar de todo.

-Vete a la fiesta, no te necesito nunca más. -Cuando le llamó amor, el omega se estremeció levemente, lo pronunciaba de la misma manera a como antes le llamaba mierdecilla, así que, para ambos, ese era el significado real de ese apelativo cariñoso. El alfa sonrió satisfecho de la rápida compresión del omega.

A partir de ese momento le aterrorizaba la proximidad de los alfas, había ido a su casa de sus padres a pasar unos días, pero tuvo que volver a su casa porque, aunque el olor de su padre le tranquilizaba y se sentía protegido, el de su hermano le acongojaba y no podía acercarse a él. Este no sabía que había sucedido a su hermano, pero entendió que no le dejaba acercarse por su fuerte olor y se llenó de angustia.


Cuando comenzaron las clases, Saúl comenzó una vida más tranquila, Rafa estaba muy ocupado estudiando, seguía siendo un magnífico estudiante y solía salir los fines de semana de fiestas, así que estaba muy poco tiempo en la casa. Él mientras se preparaba para su maternidad, también había solicitado temario que estudiaría el año siguiente, para ir preparando porque con el bebé le será difícil estar al día de todo.

Te odio mi amorOù les histoires vivent. Découvrez maintenant