CAPITULO 6

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Tras llegar a su casa, el alfa le dio uno de sus pijamas y tras cambiar las sábanas de la cama, le ayudó a acostarse, fue a la ducha para quitarse el olor de las enfermeras con las que había estado jugando. Cuando regresó a su dormitorio, el omega dormía, su aspecto era lamentable.

Rafa se sentó a su lado y reflexiono sobre qué hacer, era importante que el embarazo finalizara bien, su familia estaba muy ilusionada y si algo malo sucedía, podría hasta perder su derecho a dirigir las empresas. Siendo sincero, no había sido solo eso, era su hijo o hija y ante todo lo protegería.

Así que a su pesar y hasta que naciera, estaría todo su tiempo libre allí, cuidando y atendiendo al omega. Le observó recordando como habían sido las cosas antes de saberse que no era alfa. Era tan listo, divertido, amable, siempre sonreía y era al que todos escuchaban, recordaba cuanto había ansiado ser parte de su círculo más íntimo, como había deseado formar parte de su vida.

Años después y gracias principalmente a sí mismo. Ahora era tímido, asustadizo, no reía, pero seguía siendo valiente y protector de los suyos. Era injusto verse atado a él, la mierda del celo le había hecho perder su libertad, al menos podía seguir follando con otros y por otro lado, era divertido hacer sufrir a ese omega que destrozó su vida por ponerse en celo en el peor momento.

Esperaría a que naciera el bebé para poder vivir tal y como deseaba, haría de ese omega su esclavo, destrozaría su orgullo y fuerza para que solo terminara siendo su marioneta. Le destrozaría la existencia tal y como la suya estaba destrozada.

Se acostó y tomando al omega entre sus brazos comenzó a acariciar su pequeño vientre.

-Hola bebé, siento haberte lastimado, a partir de ahora estaré aquí para ti. Te cuidaré y protegeré. Ya verás lo bien que lo pasamos cuando nazcas. No te preocupes de nada tu papá está aquí.

El omega se movió entre sus brazos y revolviéndose hasta que su cabeza descansó sobre el pecho del alfa, este sonrío pensando en lo mal que se sentirá al día siguiente el omega al estar entre sus brazos, mientras le acercaba más a su cuerpo y respiraba el olor de su omega, recordó lo bueno que había sido follarlo en la ducha, aunque se sentía mal, había estado a la altura de sus expectativas dándole mucho placer.

Ya que no podría recurrir a otras personas para saciarse, pensaba disfrutar de ese pequeño cuerpo y su omega no podría negarse ni resistirse, mientras le acariciaba ya olía levemente su lubricante formarse.

Lo disfrutaría mucho. Le haría rogar y suplicar por ser follado y aceptaría todo porque era suyo. Con una cruel sonrisa dibujándose en los labios, se durmió.



Saúl despertó sintiendo un cosquilleo en su cicatriz, cuando abrió los ojos e iba a estirarse se encontró desnudo y siendo acariciado por su marido. Este estaba lamiendo su cicatriz mientras con otra mano acariciaba su pequeño estómago.

-Por fin despiertas. Estoy muy caliente, ven usa tu boca para darme placer. Después te prepararé el desayuno e informaré a nuestros padres de lo que sucede. Hoy no iré a clase, pero a partir de mañana tendré que hacerlo y no quiero que estés solo.

-No quiero, no sé, no me gusta.

-Amor, sabes que sirves para esto, los omegas vienen al mundo para complacer a su alfa.

-Por favor, no.

-Me había despertado de buen humor, no hagas que me cabree. No podré jugar con nadie para no dañar al bebé, así que más vale que te hagas cargo de mis erecciones. A la de ya o...

El omega asustado rápidamente se colocó entre las piernas del alfa, este había empezado a dejar salir algunas feromonas para mostrar su castigo. Observó ese gran pedazo de carne, sin saber muy bien qué hacer.

-Mira que eres inútil, usa la lengua, lame, acaricia, introdúcelo en la boca y chupa como si fuera un polo.

Le agarró por los largos cabellos para hacer que se acercará más. El fuerte olor a su alfa le llenó los pulmones haciendo que la cicatriz le picara, con miedo sacó la lengua y procedió a dejar que se deslizara a lo largo de la vara.

Mientras el alfa iba diciendo que debía hacer, Saúl cumplía con todas sus exigencias, era lo más asqueroso que había hecho nunca, le era totalmente desagradable tener eso en su boca y chupar y succionar como si disfrutara de su sabor. Aparte del hecho que era demasiado grande, le dolía la mandíbula del esfuerzo que hacía para satisfacer al demandante alfa.

Parecía que no lo estaba haciendo del todo mal. Rafa gruñía y gemía mientras forzaba su cabeza a moverse más mientras la metía cada vez más dentro, Saúl sentía que se iba ahogando, lágrimas bañaban su rostro mientras trataba de respirar por la nariz, pensaba que iba a morir, no tardó en sentir un líquido espeso y caliente que entraba a chorros por su garganta y desbordaba su boca. Tosiendo e intentando coger aire se separó mientras escupía lo que podía del asqueroso semen.

-No ha estado nada mal para ser la primera vez. De aquí a unos días serás muy bueno. Ven deja que te dé placer, ya verás cómo te gusta el sexo.

El omega asustado se acercó a su marido, sonriendo le hizo acostar en la cama. Tras esto dejó que sus labios viajaran por la clara piel del pequeño, sentía asco por las caricias de ese mal nacido, pero su cuerpo, traidor, era totalmente receptivo a esa atención y temblaba disfrutando de lo que le hacía.

Le recordaba a lo que habían hecho los omegas con él, pero se sentía aún mejor, se vio jadeando y suspirando, agarrando la cabeza del alfa mientras este recorría su cuerpo como un experto. Para su sorpresa y placer sintió como le engullía su pequeño apéndice, ahora entendía porque le había obligado, era increíble, no pudo resistir mucho antes de correrse, aun jadeando por aire y asombrado por las sensaciones observó al alfa colocar su cuerpo para poco después sentirse lleno de su carne.

El alfa empujaba y chocaba con su próstata, también accedía a golpear su útero y solo sentía placer y más placer, gemía y estremecía entre los fuertes brazos de su alfa sin poder llegar a creer lo que estaba disfrutando.

El alfa le observaba y se divertía viendo las reacciones de su virginal esposo, le gustó ver como se movía y la reacción de su cuerpo ante cualquier leve cosa que le hacía, en un principio había pensado ir a lo suyo, solo usarlo. Pero prefería verle sumiso y gozando, iba a hacer que fuera adicto a esto, para que le rogara y suplicara por su placer.

Con firmeza levantó el pequeño peso que era el omega y acercándolo aún más a su cuerpo, mientras sus caderas entrechocaban con dureza, procedió a invadir su boca, lamió y degusto esa húmeda oquedad mientras el omega se agarraba y temblaba dejándose hacer.

-Córrete omega, deja que salga todo, mira que duro estás.

-Sí, alfa.

-Di mi nombre.

-Rafa, sí...Rafa...mássss.

-Estás a punto, solo un poco más, di que eres mío.

-Tuyo alfa...soy tuyo.

-Di que puedo hacerte lo que quiero. Que me perteneces.

-Siiiiiiiii alfa...tuyo...ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh...

El orgasmo llegó, dejándolo, temblando y flojo contra el ardiente cuerpo de Rafa, este seguía embistiendo su interior preparándose para liberarse también y se dejó caer contra el pequeño cuerpo que le seguía abrazando, aún temblando, maravillado por las intensas sensaciones.

Continúa>>>

Te odio mi amorWhere stories live. Discover now