CAPITULO 19

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Tras despertar temprano y a la carrera para desayunar y arreglarse los tres, fueron en el coche de Rafa a la guardería, Saúl descansaba en el asiento del copiloto, era maravilloso no tener que estar en el bus como todos los días, con cuidado de la pequeña, agobios y carreras para llegar a tiempo.

Tras dejar a Aridian, Rafa condujo hasta el edificio en el que estudiaba Saúl, se bajó del coche y le abrió la puerta para ayudarle a bajar. Varios estudiantes se quedaron mirando, ya que Rafa era famoso en toda la universidad y era la primera vez que le veían en su facultad. Rafa le dio la mochila a Saúl y con una sonrisa le besó suavemente para despedirse.

-Pero ¿qué haces, estás loco Rafa?

-Te dije que ya no me avergonzaría de tenerte, todos sabrán ahora que eres mío. Te recojo después para ir a por Aridian, espérame aquí, que la mañana vaya bien.

Saúl se quedó allí de piedra viendo alejarse su esposo y oyendo el murmullo de todo el mundo, asombrado. Poco después comenzó a escuchar las notificaciones del móvil. Ya todos los estudiantes verían esa linda despedida, alguien había subido una foto y otra persona un vídeo.

-Buenos días, Saúl, no quiero ser chismoso, pero ¿qué acaba de pasar?

-Buenos días, Adrián. Hay algunas cosas de las que no te hablé, deja que te ponga al día mientras vamos para clase.

Así fue contando un poco y sin profundizar mucho la verdadera relación de ellos. El resto del día lo pasó muy raro, todos mirando, preguntando. Saúl hacía como si no se diera cuenta de nada, deseando que todo aquello fuera calmándose.



-Hola Rafa, vamos ya por la pequeña, que día más agotador.

- ¿Tan duras fueron las clases?

-No, tras tu beso no me han dejado en paz.

-Ah eso, en mi facultad pasó lo mismo, que rápido le llegó a todo el mundo la información de que ahora estoy contigo.

-Anda mejor vamos. Que mira a todos esos enfocándonos con sus móviles.

- ¿Te doy un besito para que no se desanimen?

-Ni se te ocurra. Deja de jugar, tengo mucha hambre y aún tenemos que recoger a Aridian.




Esos días fueron pasando tranquilos mientras los tres entraban en una nueva rutina, también la pareja se iba relajando y entrando en un nuevo modo de relacionarse entre ellos y poco a poco estando más cómodo el uno con el otro. Así llegaron al sábado, tras dejar a Aridian con Juan, la pareja comenzó su primera cita.

Rafa llevó a Saúl a un restaurante del que hacía tiempo había escuchado hablar a Saúl. Este estaba muy emocionado de verse allí, ni siquiera esperaba que lo recordara después de tanto tiempo.

Tras un agradable almuerzo fueron a ver varias tiendas de muebles con el pensamiento de reorganizar la habitación de los pequeños. Ya las cosas de Saúl estaban con las de Rafa y quitarían la gran cama para organizar el cuarto para los niños. Aunque en un principio el bebé dormiría en el dormitorio de ellos para evitar que despierte de noche a Aridian.

Los dos ilusionados miraban precios, hacían comentarios y se divertían mientras se hacían una idea de cómo decorar el cuarto. Después fueron al cine, era una cita de lo más normal, aunque ellos la estaban disfrutando como si fuera la más increíble, ya que era la primera vez.

Habían estado de la mano, sin casi soltarse en todo el día, dándose algún que otro arrumaco, ahora en el cine, no le hacían mucho caso a la película, ambos mirándose y poniendo en la boca del otro alguna rosca. Se sonreían mientras sus lenguas juguetonas acariciaban los dedos del otro, causando estremecimientos en sus cuerpos.

-Rafa, no estamos viendo la película, ¿por qué mejor no nos vamos a casa?

- ¿Estás seguro? es nuestra primera cita, tenía más cosas pensadas.

-Está muy bien todo lo que has planeado, me ha llegado el sentimiento de romanticismo y de cortejarme, pero ya tengo suficiente por hoy. Podremos tener otras citas. -Se acercó para darle un pequeño pico, mientras continúo susurrando. -Ahora lo que más deseo es tenerte entre mis piernas.

- ¡Vamos!



Un muy sorprendido y excitado Rafa condujo hasta su casa y nervioso esperaba que el tan lento ascensor les recogiera. Escuchar al omega su deseo por él, le había dejado en shock. Siempre fue Rafa quien inició los pocos encuentros sexuales y aunque llevaba toda la semana deseando poder hacerle el amor, había esperado con paciencia, le había mimado y tratado de suavizar las cosas, que Saúl no sintiera que le quería solo para el sexo.

-Rafa, relájate, el ascensor llegará pronto. -Le dio un beso en la mejilla mientras le sonreía. -Cuando lleguemos a casa, me gustaría tener un baño tranquilo. Podemos llenar la bañera y quitarnos el sudor de estar todo el día por ahí.

-De acuerdo, eso es muy buena idea. -Tomó aire para relajarse. Sería su primera vez haciendo el amor, debía ser perfecta, no precipitada como las otras. -Nos podemos relajar un poco, no hay prisa. Tenemos toda la noche.


Llegaron a la casa y Rafa rebusco en un cajón donde encontró varias velas, con ayuda de Saúl fueron encendidas y colocadas dando un aire íntimo al baño, mientras se llenaba la bañera y echaban algunos productos, entre los dos escogieron un archivo de música que ir escuchando.

Poco después dentro de la bañera se relajaban. Saúl tenía entre sus piernas y abrazaba a Rafa, que apoyado en él se dejaba acariciar, mientras su pequeño omega le contaba cosas que hacía la pequeña Aridian y que Rafa se había perdido.

Rafa había querido que Saúl se apoyara en su cuerpo para acariciarlo y mimarlo, pero el omega había insistido, Rafa estaba disfrutando de los pequeños besos que dejaba por su cuello o cabeza, había entendido que no solo él quería mimar, también su pareja quería cuidarlo y mimarlo a él.

-Me gusta mucho estar así. -Saúl acariciaba la palma de la mano de Rafa entrelazaba y soltaba sus manos jugueteando. -Tendremos que hacer esto lo más a menudo que podamos, antes de que yo esté muy grande.

-De acuerdo, buscaremos muchos momentos para nosotros, para poder estar juntos.

-Una vez venga el nuevo bebé ya no podremos hasta que no crezca.

-Lo entiendo, por cierto, tendremos que contar a nuestros familiares la buena nueva.

-Lo haremos, pero un poco más adelante, déjanos disfrutar un poco más de nuestro secreto.

Rafa se movió entre las piernas del pequeño omega para darle un beso, dejó que su lengua se deslizara por su sabrosa boca, saboreando su dulzura, las manos de Saúl le atraían para que pegara su cuerpo más al suyo, como si se sintiera desprotegido.

-Eres muy dulce, amor.

-Por favor, no me llames así. -Saúl se crispó y separó a Rafa. -No me gusta, me recuerda al pasado, es un insulto.

-Joder Saúl, lo siento, ahora no lo dije en esa connotación.

-Lo sé, pero...

-Ya, estropee una dulce palabra. No te llamaré así, soy una persona horrible.

-Sí, cuando quieres serlo, lo eres. Déjalo ya, no estropeemos el momento.

Volvieron a besarse, suavemente, dejando que sus lenguas se acaricien, sus alientos se pierden con el vaho de la bañera, sus cuerpos húmedos y suaves se deslizan el uno contra el otro, mientras manos acarician y memorizan con ternura el cuerpo del otro.

-Dulzura, sequémonos y pasemos al dormitorio, no puedo esperar mucho más.

-Yo también estoy loco de deseo por sentirte en mi interior. 

Continúa>>>

Te odio mi amorWhere stories live. Discover now