CAPITULO 17

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Tras dejar a Saúl en su casa y mentir a Estela para que no supiera del embarazo, Rafa se despidió de la pequeña y su marido. Tras subir al coche fue al gimnasio a entrenar y aclarar sus ideas. No tenía nada de ganas de ir a casa a aguantar a Noelia.

Mientras realizaba los mismos ejercicios de cada día, como un autómata, su cabeza estaba en Saúl y todo lo que había pasado, no podía creer estar en esta situación de nuevo y el valor de ese omega para no solo declararse, sino para reclamar lo que realmente quería.

Recordó cuando sus ojos se posaron por vez primera en Saúl, tan hermoso le pareció, recordaba su corazón saltando de felicidad cada vez que le sonreía. Cuando las clases avanzaron y se postuló como el mejor estudiante, con unas notas insuperables, él queriendo estar a la altura y que Saúl se fijara en él, había comenzado a estudiar y practicar todo lo que les enseñaban en el colegio en un loco intento de superarlo.

Era divertido, atento, cariñoso y le ponía de muy mal humor ver a todo el colegio, en peso, deseando la atención de Saúl, odiaba como este prodigaba su afecto y sonrisas, para Rafa él era muy importante y le trataba de manera especial, odiaba como Saúl solo trataba distinto a su pequeño hermano Juan.

Años más tarde, cansado de nunca poder superar al maravilloso Saúl, siempre en segundo lugar, raspando, pero nunca logrando superarlo, tenía su admiración y respeto. Entonces fue cuando se supo que era un omega. Desde el momento que lo descubrió sus sentimientos tan cálidos se tornaron en los peores que había sentido nunca.

Nunca le había dedicado una atención especial, siempre atrayendo y enloqueciendo a todos y comportándose como una sirena que le hizo hasta pelear con otros para poder estar un poco más cerca de él. No solo eso, siendo un omega, tenía un cerebro envidiable, así como la resistencia y fuerza para ser buenísimo en deportes.

Con odio y todo el poder que tenía gracias a ser hijo de una familia tan influyente comenzó a destruir la vida de ese omega. Deseaba que se arrastrara ante él, que le pidiera su protección, pero el omega se mantuvo en sus trece, duro, fuerte, indestructible y sin nunca pedir ayuda a los mayores. Aún en esos momentos ganándose su admiración a pesar de sí mismo.

Tras comenzar a mantener relaciones sexuales, había follado con muchos omegas, estos se acercaban a él por su posición, deseando ser su pareja, lanzando sus feromonas para cautivarlo. Había visto y probado lo peor de ellos, comprobando que era cierto lo que se decía, solo eran unos aprovechados que se daban a cualquier alfa.

Entonces pasó lo del celo de Saúl, estuvo mucho tiempo recordando lo bueno que se sintió al tenerlo entre sus brazos, lo bien que se sintió hacerlo suyo y formar el lazo. Para detestarlo nuevamente por hacerle caer en esa trampa tan antigua y destruir todos sus planes de futuro. Le odió tanto. Recordaba todas las malas cosas que le había hecho, dicho. Pero Saúl seguía fuerte indestructible, siendo él, manteniendo la distancia que había exigido su alfa, hasta casi romperse el lazo y perder a Aridian.

Cuando decidió cambiar su actitud por el bien del embarazo, habían sido los mejores meses de su vida. Saúl era suyo, se dejaba cuidar y le hacía sentir muy especial. El lazo se reforzó y sentía todo lo feliz que este era, como se iba abriendo y disfrutando de las pequeñas cosas, era un marido increíble.

Cuando nació Aridian, sintió el amor fuerte, desbordante y atrayente del omega. Para su horror supo que él se había enamorado de ese hombre, había caído en su trampa. Odiándose a sí mismo volvió a su vida de antes. Iba a fiestas, follaba con cualquiera y se distanciaba del omega para destruir sus sentimientos. Pero para su vergüenza cada vez que le veía, moría de ganas de besarlo, amarlo, estar con él.

Entonces conoció a Noelia, todos decían que era una diosa, inalcanzable, perfecta con un futuro prometedor. Sin mucho esfuerzo comenzó a salir con ella. Tenían una relación abierta siempre que parecieran una pareja envidiable de cara al exterior. Disfrutaba de muchos privilegios estando con ella y era bastante divertida en la cama, más cuando ella estaba dispuesta a meter a omegas y betas para disfrutar. Sabía lo de la niña, pero no le había contado que estaba casado con Saúl.

Más o menos vivía con Noelia y aunque disfrutaba de su vida, no era como lo había imaginado. Él había soñado con estar de fiesta, disfrutando de todo y de todos. No sabiendo que pasaría al día siguiente, pudiendo estar sin responsabilidades ni obligaciones.

Y aquí estaba de nuevo con diecinueve años, en segundo de carrera, casado, con una hermosa hija y otro en camino y totalmente enamorado de su esposo. A punto de perder lo que más deseaba y quería en esta vida. Matando de dolor al omega y así mismo. Por orgullo, por la inconsciencia de querer ser un dios inalcanzable para el omega, deseando ser su dueño y señor para destruir y volver a construir a Saúl. Para que éste siguiera siendo fuerte, nunca se dejó derrotar, con un corazón tan grande y misericordioso, que aún podía perdonar y amar a su alfa que tanto mal le había hecho.

Tan fuerte, tan seguro de las cosas, de su vida, que le había confesado su amor y le había pedido que le amara a su vez. Aun cuando los dos sabían que solo le había proporcionado lágrimas y sufrimientos desde que tenían nueve años.



El alfa regresó a casa de Noelia, recogió todas sus pertenencias y las guardó en su coche, tras esto se sentó en el salón a esperar que llegara para poner punto final a esa estúpida relación. Había llegado el momento de madurar, comportarse como una persona adulta y proteger cuidar, atesorar esa familia que tan afortunado era de tener.

Saúl le había dado un mes, pero no veía ninguna razón para alargar las cosas. Se rendía al omega, había vencido, era suyo, su alfa. Nunca más intentaría huir de sus sentimientos ni dañaría al pequeño.

La bronca con Noelia se alargó por horas. Fue terrible y cruel, la dejó hablar, dejó que le pegara, permitió que sacara todo su veneno, ambos sabían que no se amaban, que solo estaba dolida por ser abandonada. Cuando solucionó medianamente todo y ella le echó por fin, condujo hasta su casa.



Estaba todo silencioso, metió las cosas en su dormitorio, al día siguiente las recogería y tras ducharse para quitarse el olor de Noelia, se encaminó a la habitación del omega. Este dormía y en la cara se veía lo angustiado que estaba, eran las cuatro de la mañana, seguramente acababa de dormirse.

Aridian le llamó desde la cuna, acababa de despertar al oler a su papá y lo llamó para que la cogiera.

-Hola mi amor, mi niña linda. Deberías estar dormida. Papá vino para quedarse, nunca más los dejaré solos, vas a tener un hermanito o hermanita, tendrás que ayudarme a cuidarlo, así como a tu mamá.

Arrullo a la pequeña y cuando volvió a dormirse la acostó en la cuna. Tras esto se deslizó en la cama del omega y tomándolo entre sus brazos con cuidado de no despertarlo, hizo que descansara contra él. Desde el celo que le indujo no lo tenía así, su cuerpo se acoplaba perfectamente al suyo. Eran perfectos el uno para el otro, tan memo era que solo ahora se daba cuenta.

Continúa>>>

Te odio mi amorWhere stories live. Discover now