CAPITULO 15

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No acababa de dejar a Saúl sobre la cama cuando este se tiró a los brazos del alfa, su boca ansiosa de disfrutar del cuerpo de su alfa se enganchó al largo cuello de este, dejaba marcas mientras disfrutaba degustando la elástica piel.

Sus labios succionaron y chuparon sus pezones hasta que estaban bien duros y siguió descendiendo, el fuerte olor de las feromonas del alfa le llevaba a descender hasta la dura polla que temblaba de deseo, Saúl echó una mirada a los ojos del sorprendido alfa y mientras la lengua humedecía sus labios, le miró de forma tan provocativa que el alfa se puso hasta nervioso mientras Saúl comenzaba a darle placer con la boca.

El celo le tenía tan encendido que de manera totalmente desvergonzada se hizo dueño de la situación. Chupaba, lamía y se tragaba la gran vara mientras el alfa se dejaba hacer gimiendo. Era increíble el buen trabajo que el omega realizaba, su lengua inquieta le proporcionaba placer y mientras más velocidad e intensidad iba poniendo, el alfa más cerca del orgasmo estaba, hasta que en un momento al sentir un fuerte chupón terminó por llenar la boca del omega.

Saúl muy excitado tragaba toda la esencia del alfa, su alfa, sentía la polla en su boca aún dura, para su satisfacción, así que la retiró de su boca y se colocó sobre ella, sin poder esperar más la agarró e hizo que fuera entrando en él. Una vez la sintió en sus profundidades comenzó a mover sus caderas.

-Ahhhhhhh...alfa...como me gusta.

-Saúl, eres increíble, joder pedazo mamada me hiciste.

-Cállate, mueve tus caderas, te quiero más adentro.

El omega totalmente demandante, subía y bajaba a lo largo de ese falo que le proporcionaba todo el placer que necesitaba, se dejó caer sobre el cuerpo de Rafa sin dejar de mover las caderas, sus manos acariciaron el rostro de este y su lengua invadió su boca para poder acariciar y jugar con su lengua.

Un beso ardiente, largo, sus lenguas no dejaban de buscarse, degustarse y ellos se abrazaban aferrados el uno al otro, las caderas entrechocaban y por fin un grito se dejó oír mientras el orgasmo llegaba al omega.

El alfa cambió de postura para tener al ardiente de su marido bajo su cuerpo, este se abría a él y enredaba sus piernas en sus caderas para darle mejor acceso, sus manos presionaban su culo instándole a profundizar las penetraciones, sus dientes mordían los hombros del alfa mientras gemía y se retorcía loco de placer.

Llevaba unas horas en las que el desenfrenado omega no le había permitido otra cosa más que sentirlo en su interior. Ahora por fin con Saúl un poco más relajado y cansado embistió una última vez llenando al omega por cuarta vez. Este temblaba sintiendo el calor deslizándose en sus entrañas y agotado como estaba, solo se aferró al cuerpo del alfa para estar completamente pegados mientras era llenado.

-Mi alfa. -Jadeo mientras besaba la cara de este.

-Mi omega.

-Estoy tan lleno de ti.

-No me extraña me corrí muchas veces. Ven descansa un poco.

-No te vayas, no me dejes.

-Claro que no, yo te cause el celo.


Un poco después y mientras el omega dormía, el alfa cargó con él hasta el baño y tras limpiar y vaciar su interior le llevó a la cama, luego se aseó el mismo y cogió de la cocina algo de agua para que Saúl tomara después. Mientras esperaba que el celo despertara al omega, mando un mensaje a sus padres para explicar lo que pasaba y que tendrían a la pequeña hasta el lunes. Tras esto, mandó un mensaje a Noelia, se disculpó informándole que tenía problemas familiares y cosas que resolver, no estaría libre hasta el lunes. Se quedó pensando cuánto dinero tendría que gastar en ella para compensarle el finde.



El domingo por fin el celo desapareció, Saúl agotado no podía ni moverse. El celo de los alfas no era tan malo como el de los omegas, había necesitado a su alfa tanto que le dolía todo el cuerpo, el estómago revuelto y agujetas en zonas del cuerpo que no sabía ni que existían.

Por la tarde ya más descansado estaba sentado en el salón, no había dirigido la palabra a Rafa desde que el celo se fue. Se sentía muy avergonzado, solo recordar alguna de las cosas que había hecho o dicho, le tenían atormentado. Era él quien había dominado y tomado la iniciativa, había exigido y devorado al alfa, lo había montado hasta cuando el exhausto alfa estaba dormido, cuando se despertó, sorprendido, ya el omega había hecho que se corriera par de veces. Era algo de lo que esperaba no hablar nunca.

-Saúl, ¿te apetece comer algo?

-No, gracias.

-Mira, tenemos que hablar. Quería disculparme contigo, realmente lamento el ataque que te hice. Te juro que fue sin querer, yo ya me había prometido no molestarte más, ni abusar de ti. Realmente te aprecio, no quería forzarte. Lo siento. ¿Me crees verdad?

-Sí que te creo. -Saúl miró al afligido alfa. -Pero no me sorprende nada lo que has hecho. No estás acostumbrado a que te nieguen lo que quieres y cuando no te sales con la tuya, sale tu lado más caprichoso y egoísta causando cosas como estas.

-Supongo que tienes razón. Por favor, tienes que perdonarme, dime que puedo hacer para que no me odies.

-No quiero que te acerques más a mí. Estás viviendo tu vida con Noelia, yo seguiré encubriendo esto, pero debes de dejarme seguir mi vida también, no soy tu amante.

-Pero eres mi omega.

-Obvio, llevo tu puta marca, pero eso no quiere decir que tenga que ser tuyo, que tenga que aceptar que me folles o beses cuando desees, puede que yo no tenga el amor de nadie nunca, pero no quiero las sobras de Noelia o cualquier otra persona con la que te líes. -Cansado y triste como se sentía fue lo más sincero que pudo. -Merezco respeto y tranquilidad, soy muy buena madre y te ayudo y protejo todo lo que puedo, así que no me hagas esto nunca más.

-No volverá a pasar. Tienes mi respeto y amistad, si es que la quieres.

-Siempre me gustó ser tu amigo. Sería maravilloso volver a serlo. Yo no me meto en tu vida, tú no te metas en la mía y tan amigos.

- ¿Quieres que me marche de tu casa?

-Sería maravilloso, por favor ve a cuidar de Aridian y encárgate de dejarla en la guardería mañana por la mañana. La recogeré cuando salga de clase.

-Adiós Saúl, no volveré a molestarte.

-Adiós.

Continúa>>>

Te odio mi amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora