CAPITULO 18

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Cuando Saúl despertó había demasiada luz para ser las seis y media de la mañana, hora a la que se levantaba normalmente. Fue a la cuna para despertar a Aridian y para su sorpresa no estaba en ella, escuchaba ruidos que venían de fuera y salió corriendo para encontrarse a Rafa tan tranquilo en la cocina.

- ¿Qué haces aquí? ¿Dónde está Aridian?

-Aridian está en la guardería, le di el desayuno, la vestí, la llevé y volví para prepararte el desayuno. También escribí a Estela para informarle que esta tarde no la necesitaremos.

-Apagaste mi alarma.

-Sí, se notaba que estabas muy cansado y necesitabas dormir. Me tomé esa libertad, perdona, pero lo hice por ti. De todas formas, desayunemos, necesitamos hablar muchas cosas antes de recoger a Aridian.


Saúl sorprendido y sin saber que decir comenzó a comer lo que Rafa había preparado, tras acabar fue al baño a asearse y tras ordenar la habitación se reunió con Rafa, estaba muy nervioso y trataba de tardar lo más posible en tener la conversación. No esperaba verle tan pronto.

-Tengo muchas cosas que decirte, pero creo que lo más importante y para que sepas por dónde van los tiros, me quedo contigo, no quiero que abortes.

- ¿Estás seguro? sabes todo lo que conlleva.

-Sí, ahora escucha lo que he de decirte, deja que me exprese, después te escucharé yo a ti.

Así Rafa comenzó a contarle como se había sentido hacia él desde que eran pequeños, como había vivido y sentido desde el momento que le marcó. Mientras iba expresando en voz alta más se daba cuenta lo gilipollas que era.

-Así que para acabar solo quiero que sepas que, si me aceptas, pasaré el resto de mi vida intentando subsanar todo el daño que te hice, te haré el hombre más feliz, cada día por siempre serás mi prioridad.

Saúl había escuchado todo, en silencio, se sentía sobrecogido. Cuando acabó de hablar y le miraba expectante no supo qué hacer, solo sabía que su corazón latía con mucha fuerza, que decirle a aquel hombre que siempre volcaba su vida y la giraba a su gusto.


-Sabes que te amo. -Susurro, sin estar seguro de que decir. -Sabes que no podré negarme a ti, no tengo las fuerzas, es muy difícil ponerse en pie tantas veces. -Se sentía tan nervioso, que hasta temblaba. -Por favor, haz de verdad lo que te has propuesto.

Rafa sin poder evitarlo y mientras veía los ojos de Saúl anegados de lágrimas, lo tomó en sus brazos y mientras le abrazaba lamía su marca, le daba suaves besos por su empapada cara y dejaba que llorara echando fuera todo su dolor.

Cuando un rato más tarde sintió al omega más tranquilo, ya sin llorar, relajado entre sus brazos y dejándose mimar le colocó sobre el sofá para el ponerse de rodillas entre sus piernas y mirar sus ojos.

-Te amo Saúl. Te puedo asegurar que a partir de ahora te lo demostraré todos los días. Cuidaré de ti y tendrás un muy buen embarazo. Seré el alfa más orgulloso y feliz del mundo gracias a ti. ¿Me perdonas? ¿Puedo ser tu alfa, tu esposo?

-Sí, claro que quiero que seas mi alfa, lo quiero desde hace mucho tiempo. No sabes cuánto te amo.

-Lo sé, lo siento, pero de todas formas quería que me lo dijeras. A partir de ahora seré tu apoyo, te cuidaré, te haré sentir lo importante que eres para mí.

Arrodillado entre las piernas del omega se acercó y tomando su cara con suavidad le dio un pequeño beso, sus labios temblorosos y húmedos de lágrimas se engancharon a los suyos, mientras con sus brazos rodeaba su cuello para acercar más los cuerpos y profundizar el beso. Sus lenguas, ansiosas se buscaron y saborearon, batallando la una con la otra.

Con suavidad el alfa se apartó y mientras acariciaba el rostro de Saúl le agradecía la oportunidad que le estaba dando. No esperaba sentirse tan colmado de felicidad al estar allí, simplemente abrazando a Saúl.

-Voy a preparar el almuerzo para los dos, ¿te parece si tras recoger a Aridian de la guardería la llevamos al parque?

-Me parece un plan perfecto. ¿Te ayudo para hacer la comida?

-De acuerdo, te cojo de pinche de cocina.




Fue un bonito día de reconciliación. Ambos nerviosos y sin saber muy bien como estar el uno con el otro, se fueron calmando mientras preparaban el almuerzo. Mientras almorzaban hablaban de películas, series y cosas intrascendentes para no cometer ningún error que dañara al otro.

Por primera vez fueron los dos juntos a la guardería a recoger a la niña, también era la primera vez de ir los tres juntos al parque, la niña enloquecía de felicidad, ya que nunca había estado con sus dos padres juntos.

Tras regresar a casa, la bañaron entre los dos y le dieron la cena, para poco después dejarla en la cuna descansando. Ellos regresaron a la cocina para cenar, estaban hambrientos y cansados.

-Saúl, mañana cuando regrese de clase ordenaré mis cosas en mi habitación, también quiero que lleves las tuyas, a partir de hoy compartiremos el dormitorio.

-Si alfa, lo estoy deseando, echaba mucho de menos dormir contigo.

-Bien. También ya que estamos podríamos redecorar la habitación para que sea el dormitorio de los peques. Quiero comprar y arreglar todo juntos.

-Parece un sueño, me encantará hacer todas estas cosas contigo.

-Bien, vamos a ducharnos y a dormir. Mañana vamos juntos a dejar a Aridian y a la universidad. Espérame cuando salgas, que te recogeré e iremos a por la pequeña.

-De acuerdo, ve a ducharte, recogeré las cosas.

-No, dúchate tú primero. Yo recojo la cocina.


Más tarde esa noche, Saúl entre los brazos de Rafa no podía terminar de quedarse dormido. Él estaba allí con ellos, les había escogido, parecía realmente dispuesto a proteger y cuidar su familia. Había sido dulce y cariñoso con él, le había abrazado y acariciado durante todo el día. Se sentía tan feliz y dichoso que hasta tenía algo de miedo de que todo fuera una nueva jugarreta del alfa.

- ¿No duerme aún? ¿Necesitas algo?

-Es que no puedo creer que todo esto sea real.

-Saúl, es completamente real. Por cierto, este fin de semana, le pediré a tus padres que cuiden a Aridian, el sábado quiero que tengamos una cita. La primera cita, ya que nunca tuvimos una.

-La esperaré con mucha ilusión, no puedo creerlo. Realmente estoy soñando.

-Es muy tarde y estás cansado, porque si no fuera ese el caso, te demostraría con mi cuerpo que es realmente en serio.

Saúl dejó salir una carcajada de felicidad mientras se apretaba contra el cuerpo de su alfa, este le abrazó más estrechamente mientras besaba su frente.

-Descansemos. En unas horas nuestra pequeña nos despertará.

Continúa>>>

Te odio mi amorWhere stories live. Discover now