Capítulo 8: Circo

Start from the beginning
                                    

Dio unos pasos atrás y cortando el contacto visual con su pupilo, dio media vuelta dirigiéndose hacia la ventana.

- Neji he decidido cambiar el entrenamiento para el atardecer. Así que te veo ahí, cuando la luz de la juventud comience a esconderse entre las montañas.- Declaró usando sus típicas frases.

- No creo...- Fue interrumpido con intensidad.

- Que la llama de tu juventud no de apague ni se manche mi joven pupilo.- Vociferó.

Antes de poder hacer algo más Gai desapareció entre una nube de humo dejándolo en el cuarto por completo solo. Frunció el ceño confundido acompañado de gran irritación, junto con un gran nudo en su garganta impidiendo le respirar normalmente. Gai no necesitaba disciplinar con golpes, una vez la seriedad cubría su rostro, sus palabras cortaban intensamente. Suspiró intentando dejar salir la tensión de si mismo, su sensei siempre decidiendo las cosas sin consulta anterior. Imponiendo y demandando gran espíritu en cada uno de sus movimientos. Muy posiblemente más tarde en su reunión que insistía en llamar entrenamiento hablaría con todos de forma grupal, aunque ciertamente aquellas palabras no eran necesarias. El comprendía su actuar y sus manos eran evidencia de su arrepentimiento segundos después de haber actuado de esa forma tan vergonzosa. Realmente pedía que no fuesen a entrenar como reprendimiento físico por el bien de su recuperación.

Gai no ignoraría su actitud deplorable y no la dejaría pasar tan sencillamente.

En algún punto decidió limpiar con sumo cuidado su instrumento dedicándole todo su tiempo y atención a las cuerdas, el cuello y el cuerpo hasta borrar cualquier rastro de sangre.

Apartó dichos pensamientos de su cabeza y se recostó en el colchón apagando cualquier pensamiento que buscase salir. No quería pensar y mucho menos imaginar cosas absurdas.

La ansiedad lo carcomida al encontrar recurrentemente unos orbes castaños mirándolo con duda y temor. Algo similar a la culpa, que era nublado por una sola imagen causante de su desequilibrio. Sus mejillas sonrojadas y una imagen de sus compañeros besándose. Un golpe certero a su pecho.

Frunció los labios y de forma inconsciente sus padres vinieron a su memoria, otros de sus apreciados y agridulces recuerdos que no solían traer a colación en su cabeza. Su madre era una mujer encantadoramente alegre, siempre poseía una sonrisa en los labios que lograba calmar al maremoto más intenso. La curvatura adornaba con belleza su rostro y era su mejor atributo. Eso fue suficiente para atrapar al líder del Bouke y tenerlo tan enganchado que un simple gesto o caricia borraba las líneas, que parecían permanentes, en el rostro de su padre luego que volvía de estar con la familia principal. Ella era su antídoto. Así que cuando su madre falleció por una enfermedad incurable, su padre se hundió y aquella luz incandescente que iluminaba toda la casa, desapareció. La amargura y resentimiento cubrió los hombros de ambos hombres.

Neji estaba bastante chico cuando sucedió, pero siguió arraigándose a esa sonrisa resplandeciente, esa que cuando tuvo uso de razón observaba durante tanto tiempo sin cansarse y asegurando fervientemente que era la sonrisa más hermosa que había visto y vería en toda su vida. A su corta edad de tres años el lo supo sin lugar a dudas.

Sonrió irónicamente, quien diría que luego de trece años sabría que su yo infantil había hecho una afirmación errónea. Se sorprendió con demasía al caer en cuenta de la verdad que se cernía enfrente suyo.

Él la había encontrado, una mujer que tenía la sonrisa más jodidamente encantadora, superado el recuerdo de su madre. La curvatura emanaba tanta luz que alcanzaba aquellos orbes marrones derritiendolos, cual piedra preciosa, logrando un encantador tono ámbar. Cosas que le había pasado desapercibidas durante dos años o que había decidido ignorar. Pero en este punto y con el huracán en su interior le resultaba imposible seguir ignorado algo tan evidente. La magnitud que ella le ocasionaba. Oh y esas condenadamente malditas piernas. Sus ojos comenzaron a parpadear aún más lentamente hasta que sucumbió ante los brazos de morfeo.

Gazes to the soul [Nejiten]Where stories live. Discover now