6. Sapo de otro pozo.

5.3K 433 106
                                    

Capítulo seis.

12.00 am. Día 3.

Siento que alguien sacude mi cuerpo, interrumpiendo el hermoso sueño que estaba reproduciendo en mi cabeza.

—Escucha niñita, tus padres están al teléfono —dice la voz de Jungkook.

No es algo que me agrade demasiado escuchar por la mañana, mucho menos cuando aún no he abierto los ojos.

—Diles que luego los llamo —contesto con voz ronca.

Escucho que se aleja. Y cuando creo que me deshice de él, vuelve a entrar.

—¿Te han dicho que pareces un koala?

—¿Por qué?

Me doy la vuelta en busca de una posición más cómoda y tomo las sábanas para cubrirme por completo, hace mucho frío para salir de la cama. Cierro mis ojos con fuerza, ignorando a Jungkook, tratando de conciliar el sueño nuevamente.

—Lo único que haces es dormir y sólo te levantas para comer.

—Son vacaciones. De eso se trata.

—También ha llamado tu noviecito.

—¿Que le has dicho?

—Que llegaba tarde, el príncipe de Holanda vino a buscarte para llevarte con él y ser felices para siempre —dice con sarcasmo— ¿Que se supone que iba a decirle? Tu novia es un koala, eso dije.

—Gracias por la información, ya puedes irte por dónde entraste.

—Si, una cosa más, vendrán dos amigos más tarde.

—Genial, sigue metiendo gente a mi casa.

—No esperaba tu aprobación de todas formas.

Le enseño el dedo del medio sin levantar mi cara de la almohada.
Intento concentrarme y recuperar el sueño que estaba teniendo antes de que Jungkook me despierte, pero no logro hacerlo por mucho tiempo ya que mi celular suena y Woody comienza a ladrar.

Al parecer, hoy todos se pusieron de acuerdo en no dejarme dormir. Me resigno y busco mi celular.

—¿Si? —contesto.

—¡Amiga!

—Louise ¿Cómo estás?

—¡Muy bien! ¿Como estás tú?

—Bien, bien.

—¿Que cuentas de nuevo?

—Bueno, ni te imaginas.

—Te escucho.

Comencé a contarle sobre Jungkook y la loca idea de mis padres. Luego de contestar un millón de preguntas, hablamos sobre las vacaciones y todo lo que habían hecho estos días.
Nos despedimos tiempo después y decidí bajar a buscar algo para comer, podía escuchar mi estómago rugir desde aquí.
Hacía mucho frío hoy, por lo que me aseguro de estar bien abrigada antes de salir de la habitación. Bajo en pijama y con mis pantuflas de Homero Simpsons.

Camino hacia la cocina y me encuentro con el invasor preparando la comida. Un olor exquisito inunda mis fosas nasales y me hace salivar.

—¿Tienes hambre? —preguntó.

—¿Como sé que no está envenenado?

—Puedes arriesgarte o a aprender a cocinar.

—¿Por qué piensas que no sé cocinar?

© Bajo Las Reglas -𝙅𝙐𝙉𝙂𝙆𝙊𝙊𝙆Where stories live. Discover now