30. 𝗖𝗔𝗟𝗟𝗘𝗝𝗢́𝗡 𝗞𝗡𝗢𝗖𝗞𝗧𝗨𝗥𝗡

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  Pero al ver a Harry, Ginny dio sin querer un golpe al plato de las tostadas de Lucy y éste se cayó al suelo con gran estrépito, pero Lucy no se salvó por uno, le había caído una tostada con mermelada en la remera. Ginny solía tirar las cosas cada vez que Harry entraba en la habitación donde ella estaba.

  —Ginny... —murmuró Lucy entredientes, mientras miraba su remera blanca con dibujos de un paisaje, manchada.

  Ginny se metió debajo de la mesa para agarrar el plato y se levantó con la cara tan colorada y brillante como un tomate, haciendo bufar a Lucy de la rabia. Había manchado su remera preferida.

Haciendo como que no lo había visto, Harry se apresuró hacia Lucy para extenderle un trapo.

  —Lucy, ¿estás bien? —preguntó el azabache, viendo como Lucy maldecia en voz baja y trataba de quitarse la mancha con el trapo que le había dado.

  —Sí —dijo Lucy, dejando el trapo de golpe en la mesa, sorprendiendo a Harry y Ginny que estaban más cerca de ella.

  La señora y el señor Weasley prefirieron no intervenir en la reacción de Lucy. La niña podía llegar a asustar cuando se enojaba.

  —Es sólo que distraes mucho, Ry —bufó Lucy, agarrado otra tostada y levantándose para irse.

  —Lucy, cariño, tú carta —le dijo Molly, extendiendole la carta a la niña.

  —Gracias —dijo Lucy, agarrado la carta de paso, antes de salir de la cocina.

  Harry no comprendió la reacción de oa pelirroja, se sentó en el lugar de Lucy y agarró la tostada que le pasaba la señora Weasley. Luego sonrió al recordar que Lucy había comenzado a decirle Ry, lo cual era nuevo. Pero al igual que Charlie, pensaba que era un gran avance.

  •°•

  Al domingo siguiente, la señora Weasley los despertó a todos temprano. Charlie se había despedido un día antes, ya que tenía que regresar a Rumania pero prometió volver para las vacaciones y deseó Suert a su pelirroja hija de mal carácter. Después de tomarse rápidamente media docena de emparedados de beicon cada uno, se pusieron las chaquetas y la señora Weasley, agarrando una maceta de la repisa de la chimenea de la cocina, echó un vistazo dentro.

  —Ya casi no nos queda, Arthur —dijo con un suspiro—. Tenemos que
comprar un poco más... ¡bueno, los huéspedes primero! ¡Después de ti, Harry, cielo!

  Y le ofreció la maceta.

  Harry vio que todos lo miraban.

  —¿Qué... qué es lo que tengo que hacer? —tartamudeó el azabache.

  —Él nunca ha viajado con polvos flu —dijo Lucy de pronto.

  —Lo siento, Harry, no me acordaba —se disculpó Ron.

  —¿Nunca? —le preguntó el señor Weasley—. Pero ¿cómo llegaste al
callejón Diagon el año pasado para comprar las cosas que necesitabas?

  —En metro...

  —¿De verdad? —inquirió interesado el señor Weasley—. ¿Había
escaleras mecánicas? ¿Cómo son exactamente...?

  —Ahora no, Arthur —le interrumpió la señora Weasley—. Los polvos flu
son mucho más rápidos, pero la verdad es que si no los has usado nunca...

✓ DRAGONS, harry potter [#1]Where stories live. Discover now