Capitulo Xlll

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Candy miro con exasperación a la chica rubia de ojos azules, la misma que no había dejado de tontear con Terry desde que habían llegado al ensayo, y es que todo parecía una maravilla, pues a Terry le habían dado el protagónico, con el único inconveniente que aquella jovencita haría de Julieta....

Candy solo estaba ahí de espectadora, la verdad era que aunque le gustaba el teatro no le llamaba mucho la atención formar parte de él.

"Una copa tiene en las manos. Con veneno ha apresurado su muerte. ¡Cruel! No me dejó ni una gota que beber. Pero besaré tus labios que quizá contienen algún resabio del veneno. Él me matará y me salvará."

Candy achico los ojos viendo la escena, removiéndose en su asiento, mirando como sus caras estaban pegadas en un beso de amantes, después recordó que era mera actuación y respiro más tranquila.

— ¡Lo han hecho excelente chicos! — chillo el director, que al igual que ella se encontraba en los asientos de primera fila mirando todo, aunque no logra verle la cara.

Y mientras aquella joven actriz de Julieta se desvivía por atraer la atención de Terry, este no hacía más que ignorarle.

Sus ojos solo miraban hacia las butacas, mientras una mueca divertida surcaba de las comisuras de los labios del muchacho. Probablemente sabía que se sentía muy celosa y a Terry le gustaba molestarla, Candy decidió sonreírle de igual manera, de todas formas cuando el ensayo terminara ambos se irían a casa y estarían juntos como siempre.

Entonces comenzaron a declamar sus líneas y Candy suspiro con pesadumbre, ambos se movían con naturalidad sobre el escenario, y por más que aquella chica no le agradara, no podía negar que algo de talento si tenía.

Cerro sus ojos y escucho la voz, aquella voz que comenzaba a volverse profunda sin notarse el cambio drástico de la inminente adultez, se dejó llevar por el matiz aterciopelado que desprendía a su paso y la pasión de cada frase, las palabras de promesas dulces que ni el mismo Terry diría en una mañana normal, puesto que era mera literatura romántica y ellos vivían en el mundo real.

Se imaginó tal cual fueran recitadas solo para ella.

Y justo cuando abrió los ojos el miedo la invadió, solo alcanzo a escuchar el sonido estruendoso de uno de los reflectores estrellándose sobre el suelo, aplastando los cuerpos de ambos jóvenes con violencia. Candy abrió los ojos desmesuradamente mirando con horror como el  cuerpo del muchacho yacía bajo  la pesada lampara, no se movía, no se estaba moviendo y de su cabeza manaba la sangre.

— ¡TERRY!

Sus ojos se llenaron de lágrimas y mientras trataba de moverse para acudir a su ayuda lo único que podía hacer era escuchar aquel espantoso sonido repitiéndose en su cabeza una y otra vez.

— ¡Candy!

Candy miraba su cuerpo inmóvil, sin vida,  sin poder hacer nada más que sollozar, como pudo trato de moverse y apretó los párpados con las mejillas húmedas, alguien la llamaba continuamente, cuando abrió los ojos volvió a escuchar su nombre:

— ¡Candy!

Se descubrió en la cama y afuera una voz seguía diciendo su nombre, cada llamado mas desesperado que el anterior, todo había sido un mal sueño, pero los toquidos en la puerta se hacían cada vez más insistentes y fuertes.

— ¡Abre la puerta, Candy!

La chica se apresuró a ponerse las zapatillas y respiro aliviada de oírle.

Todo estaba bien.

Terry entro sin más, apestando a alcohol y con las ropas hechas un desastre, el cabello alborotado y las mejillas rojas, humedas, el muchacho trastabillo hacia la mesa y dejo en ella un montón de billetes y monedas sin mirarle ni una vez.

Tal vez no se sentía bien...

La rubia se acercó preocupada viéndole tambalear y escuchándole maldecir entre dientes, Terry tenía la mirada perdida y ni siquiera parecía importarle que ella lo viera así, tan pronto como había vuelto, Candy olvido la pesadilla y quiso retarle, ¿Por qué había llegado de esa manera? ¿Qué le había hecho ponerse así?

Afuera ya era de noche y su pequeño departamento estaba helado como siempre, no había agua caliente y el olor de Terry no era el mas agradable, Candy decidió reclamarle pero el muchacho estaba más borracho que una cuba, tal vez al siguiente día...

En vez de ello trato de ayudarle sacándole los zapatos, cosa que parecía no poder hacer por si mismo, después solo le recostó en la cama, era una cama vieja la cual habían tenido que lavar al principio pues tenía pequeños animales habitando ahí, por suerte era lo suficientemente grande para que ambos durmieran sin chocar los cuerpos.

Terry temblaba bajo las cobijas y Candy se mordió los labios sin saber que más hacer, se suponía que solo iría a vender el reloj, el único día libre que tenían y él le había anunciado por la mañana que trataría de conseguir algo de dinero con uno de los relojes que había traído consigo.

Trajo el dinero pero le había llevado todo el día.

Día en que ella se la había pasado limpiando y después arreglándose esperando a que llegara para hacer algo juntos, pero la mañana se había ido pronto y la tarde había oscurecido trayendo la noche, matando las esperanzas de la joven y haciéndola devolverse de nuevo a su bata de dormir para tomar una siesta, ahora él estaba aquí.

Respirando a su lado y temblando.

Se acordó de un día levemente parecido a este; los tiempos del colegio, cuando él había entrado en su habitación sin permiso y por accidente, aun con aquella actitud de indiferencia y grosería, echando su aliento ebrio en su rostro. Pero se estaba mintiendo así misma, no era ni lo mas remotamente parecido, pues nunca había visto a Terry en un  estado tan serio.

Candy se acercó, pegándose a el muchacho,  Terry   estaba más frío que un cubo de hielo, como autómata se deshizo de la mayoría de las ropas de ambos sin el menor morbo o importancia de tocar su cuerpo desnudo, necesitaba darle calor.

Paso sus manos varias veces por su cabello y trato de calmar su cuerpo tembloroso fundiéndose en un abrazo y cubriéndolos a ambos con todas las mantas que tenían.

Entonces le escucho llorar; Terry estaba llorando y Candy le abrazo más fuerte sin poder dormir en toda la noche.

Si fuéramos mayoresWhere stories live. Discover now