Capitulo LVI

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@DenTovar5  gracias :)



— ¿Terry? — Preguntó su asistente, asomando su cabeza por la puerta de la biblioteca. — ¿Estás ocupado?

Terrence Grandchester se quitó las gafas y dejo de leer el diario de esa mañana. — ¿Qué sucede?

— Te ha llegado una carta hace un momento. — Dijo el hombre dejando la misiva sobre una pequeña charola de plata en su escritorio.

— Gracias, Mark. — Contestó el moreno con poco interés, acariciando su barba y volviendo los ojos a su empleado que seguía parado esperando por una respuesta— ¿Podrías recibir a los invitados cuando lleguen? Aún tengo algunas cosas que hacer...

— Me encargare de todo.

— Gracias.

Cuando su asistente se retiró de su despacho, con cierta curiosidad, Terry miro la dirección que venía escrita en el sobre y tuvo un ligero presentimiento, aunque tenía sus dudas, después acaricio los bordes del papel y se dispuso a leer, pero no sin antes mirar detenidamente por la ventana, viendo un coche aparcar afuera de su casa, y a una mujer de excepcional belleza usando un abrigo de piel de mink y el cabello muy corto, junto con otro hombre quien hacía de chofer y pareja de la castaña.

A Karen y Charlie les encantaba visitarle en su casa de Gower, todo el año, pero sobre todo en invierno, la península de Gower disfrutaba de un clima fabuloso que no encontrabas en Londres o muchos sitios de América, en esta ocasión sus dos amigos venían a verle para su cumpleaños, o ese era su pretexto favorito, aunque, California tenía un clima excelente también, pero Karen era una figura muy asediada por su público y la prensa, y siempre le amenazaba con mudarse a Gales cuando fuera vieja y tuviera que retirarse, cosa que esperaba no sucediera en mucho tiempo.

Escucho el barullo de ambas voces. Como siempre, su cumpleaños llegaba a finales del primer mes del año, y su árbol de navidad aún seguía en la salita de su casa, las guirnaldas todavía adornaban el barandal de la escalera y su ama de llaves seguía preparando diferentes comidas con pavo y aperitivos de salmón. No podía decir que el menú hubiera cambiado ese día, por lo que no se sentía entusiasmado por degustar los platillos repetidos de su astuta cocinera.

Cuando todos se hubieran marchado podría bajar a la cocina y preparase lo que quisiera con los ingredientes que había en la nevera, mientras tanto, bebería y conversaría, iba a descansar porque era su cumpleaños y se lo merecía.

Se lo debía así mismo.

Era extraño, pero no fue hasta que cumplió veinticinco años cuando por primera vez en su vida lo festejo de verdad, ahora ya solo era una costumbre que incluso le agradaba, aunque aún seguía siendo poco menos que una reunión privada.

Fue en ese cumpleaños número veinticinco, donde el duque ya con la edad encima se aseguró de prepararle una fiesta en contra de la voluntad de su hijo, por aquellos días Terry estaba con la familia en la mansión de Escocia, y la lista de invitados consistía solamente en el mayordomo de la familia, Alan y algunos empleados más, además de los medios hermanos de Terry, que para ese momento ya no importaba si solo compartían la sangre del padre, pues desde que dejara Nueva York años atrás, a Terry y a sus hermanos no les había quedado otra más que aprender a convivir juntos.

Gloria y Geoffrey Grandchester, sus hermanos menores, como él les veía, eran un par de chicos hoscos con la misma mirada de resentimiento con la que Terry alguna vez vio a su progenitor, al principio tanto los hermanos mellizos como Terrence se lanzaron las miradas mas indiferentes, hasta que por fin fue el más grande de los tres, el que comenzó a ceder primero y a convivir con lo que resulto un par de chiquillos inseguros y tímidos, pero no tan odiosos como los imaginara.

Si fuéramos mayoresWhere stories live. Discover now