Capitulo X

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Terry tenía cara de fastidio.

Había estado parado todo el tiempo sosteniendo una puerta de cartón mientras escuchaba a los demás actores decir sus líneas de una manera bastante monótona.

Simplemente no era como lo había imaginado.

¡Un insignificante alza puertas! Siendo la novedad en la compañía Selwyn, las mujeres no dejaban de decir lo buen mozo que era y aprovechar cualquier oportunidad para toquetear al chico.

La situación se estaba volviendo de lo más irritante.

No es que se quejara.... Era hombre y como tal le gustaba el contacto con el sexo femenino, sus olores dulces y las formas suaves. Inclusive siendo el hijo bastardo del duque había tenido bastantes oportunidades de conseguir cualquier joven o señora de la nobleza que se le apeteciera, propuestas de todo tipo llegaban en susurros tímidos a sus oídos todo el tiempo, después el muchacho estudiaría por unos segundos el aspecto de la dama y si le complacía lo que veía, una sonrisa ladina se posaba en sus labios.

Pero tampoco era un Don Juan. Terry sólo tenía diecisiete años, pero no podía evitar ser bastante especial en sus gustos, pues se sabía apuesto y una vez que alguien se sabe atractivo no es de conformarse nada más porque sí.

Había sido testigo de chicas que se ponían a balbucear en su presencia, Candy era una de ellas.

Ojos que no dejaban de mirarle estando en una habitación repleta de personas, mujeres con la edad suficiente como para ser su madre sonrojándose por un leve beso en el dorso, risitas nerviosas, un tono de voz más alto para lograr su atención, el juego de sus cabellos, pestañeos patéticos y la lista era interminable...

Le hacia gracia.

Pero en ese momento nada de eso le importaba, estaba cansado y tenía hambre.

Llevaban toda la tarde ensayando, esperando a la estrella principal se presentara, aunque para el solo estaban perdiendo el tiempo.

Las actrices más viejas chillaban por dolores en los pies y las jóvenes jimoteaban igual, mientras los hombres trataban de entablar conversaciones con las muchachas en los ratos libres, Terry puso los ojos en blanco y deseo tener un cigarrillo para poder fumar y así tranquilizarse, su paciencia se estaba terminando, la estrella principal, el aclamado y gran actor Oliver Wintrop o mejor dicho Sir Oliver Wintrop, la estrella de Broadway que aquel teatro de poca monta se habia conseguido no podía darles el privilegio a ellos los mortales de respirar el mismo aire que el.

¡Malditos ingleses pomposos! -pensó con sorna mientras cambiaba de posición.

Seguro era un fantoche que se había inventado un título nobiliario para impresionar en la marquesina, no es que ser de la nobleza hiciera a la persona más importante que otra por no serlo... La valía de una persona se media por sus actos, no por sus privilegios, eso lo sabía bien, pero era cómico ver como los americanos parecían emocionarles todas esas tonterías.

Ahora por culpa de dicho individuo todos tenían que ensayar, o estar parados tal era el caso de él.

Y ensayar y ensayar hasta que llegara el gran Oliver Wintrop.

El chico no tenía ni el menor interés en saber más del señor Wintrop, si aquel individuo hubiese sido la mitad de famoso y talentoso que decían, el probablemente le habría oído nombrar en Londres o sino ¿por qué el bastardo los hacia esperar tanto?

Candy ya había terminado muchas horas antes que él, hasta le había esperado, pero cuando los minutos se hicieron horas Terry prefirió mandarla a casa.

Y él seguía ahí como un tonto. Ni siquiera era una pieza esencial para la obra, pero era una clase de regla el que nadie que pisara el escenario se podía marchar hasta que llegara Sir Oliver.

Candy se estaría riendo en este momento de el.

Tal era de mala la situación que después de horas todos habían volteado su atención hacia él, comenzando a ponerse impertinentes.

-Oye chico, Si, ¡tú! ¿Por qué mirabas tanto a la costurera?

-¿Es algo tuyo?

-Te ves muy joven ¿Qué edad tienes?

-A Sir Oliver le gusta tomar niños bonitos como sus protegidos.

-Tal vez podríamos ir a mi casa cuando esto se acabe....

Terry trato de ser cortes, además de evadir cada una de las preguntas, aquellas mujeres le enfermaban, se le acercaban tanto que una parte de el queria empujarlas, no le gustaba mucho el contacto físico y menos con extraños,pero en vez de eso se fingió calmado, porque después de todo, eso era lo que el queria.

Allí nadie sabía que era hijo de un duque, ni que su madre era Eleanor Baker, para la compañía Selwyn era solamente "Terruce Graham. "

O "Terry".

Un chico más.

Tenían mas de dos semanas ensayando sin la estrella principal, que según habían dicho algunos de sus compañeros era una "prima donna".

-Nunca vendrá, es tan pedante que cree que nos esta regalando su tiempo.-hablo un actor al que todos llamaban Charlie.- el gran Oliver Wintrop es una persona muy ocupada, probablemente ahora este retozando con uno de sus chicos..

Todos se echaron a reír como hienas.

Y dicho y hecho el hombre jamás se presentó.

Terry tomo su chaqueta y una vez que salió fuera del teatro la luz del día o tarde casi lo encegueció, acomodo su boina sobre su cabeza y metió sus manos dentro de sus bolsillos exhalando el aire gélido, con el cuello descubierto recordó que le había dado su bufanda a Candy en la mañana que habían caminado juntos hacia el teatro, ni siquiera hacia tanto frio como en ese momento pero su galantería se había impuesto a esas horas donde se está casi sonámbulo.

Si fuéramos mayoresWhere stories live. Discover now