Fiesta de Julio

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Era el segundo baño largo que tomaba ese día. Había estado jugueteando con el agua de la bañera y procurando que mis piernas estuvieran suaves por lo que coloque perfumes y cremas. Mi intimidad ardía al pensar en Bill. Deseaba verlo ya.

Pero, ¿Y si no iba? ¿Y si lo de hoy tan solo había sido una sucia broma? No podría lidiar con eso en mi vida. No parecía del tipo que se burlaba de las niñitas, pero después de todo eso era yo para cualquiera de su edad, una simple niñita. Pero podría ser una niñita con pensamientos muy malos y él lo sabía.

Bill solo me había besado de manera tierna y deliciosa y yo había puesto mi mano sobre sus pantalones. Yo era la que había sugerido primero. Yo era la que había iniciado el beso en realidad, no él. Pero nos gustaba. Y en verdad deseaba verlo ahí y continuar ese pendiente.

Salí de la ducha y comencé a buscar en el vestidor algún atuendo que se viera simplemente como yo. Sabía que para gustarle a un chico tenía que ser yo misma. Mi madre me lo había dicho miles de veces y aunque yo le creía, no quería gustarle a un simple chico, yo quería gustarle a un hombre.

Me había percatado de que a Bill no solo le gustaba como me veía por fuera tal como yo soy. Su verdadero interés se encontraba en lo que llevaba debajo. Y dado que él salía con una mujer, le podía ofrecer algo diferente a lo que tal vez estaba acostumbrado con aquella otra mujer.

Mi closet no era especialmente extenso y dado que no tenía toda mi ropa conmigo en aquella casa rentada en Ontario tuve que conformarme a un atuendo feo. Estaba decepcionada ¿Una chica de 15 años a punto de casi perder su virginidad no tenía nada sexy, ni siquiera para una fiesta?

Tomé, molesta, lo primero que encontré. Me habían enseñado a que nada me detuviera y por lo menos en mi mente yo me veía espectacular en pantaletas altas y sostén sin copas. Era horrible, pero era lo que tenía; un feo vestido amarillo de flores y una camisa a rayas. Rara vez usaba maquillaje, pero esta noche tenía que ser especial así que al menos me pinte los labios con un lipstick rojo que tenía botado por ahí.

Era una princesa. Solo debía tenerlo en mente y Bill o cualquier persona que tuviera contacto conmigo en esa fiesta lo vería.

Me dediqué una última mirada al espejo y salí a brincoteos de la casa haciendo sonar unos pequeños tacones discretos.

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Llevaba horas sentada en ese sofá en la casa de Jeremy, incluso ya había subido los pies a la mesa. Bill no aparecía. Todos hacían ruido, hablaban, me hablaban, pero yo no escuchaba. Tenía mi celular en mano y un mensaje abierto para Bill, sin embargo, aún no había escrito nada. Esto comenzaba a entristecerme, ¿y si él no venía como lo había predicho?

- ¿Están peleados? – me pregunto Jeremy.

Mi cara fue de desconcierto. Jeremy sabía algo y eso me heló la sangre.

- ¿Qué? – fingí demencia.

- Tú y Wyatt – me dijo con seguridad y levantando una ceja. – No has hablado con él en toda la fiesta. Estoy seguro que pueden hacer las paces.

- Ohh – dije con el corazón a punto de salírseme del pecho. – En realidad, no. No estamos peleados. Él solo se molesto conmigo, ya se le pasará.

- Pues parece que esperas que algo pase – me dijo Jeremy y puso una de sus manos sobre la mía de un modo femenino mientras cruzaba una pierna.

- Jeremy ¡Nada pasa entre Wyatt y yo! ¿ok?, solo esta molesto por una razón estúpida. – le dije en un tono frustrado que hizo que se pusiera serio. De pronto el timbre sonó.

- De acuerdo, no diré nada más. – me dijo Jeremy un tanto consternado y captando que debía dejar el asunto de lado – Dios, ya no esperaba a nadie más. Si una persona más entra aquí esta fiesta se saldrá de control. – dijo, ayudando a cambiar el tema y mientras se levantaba a la puerta.

Jeremy era un niño tierno. Siempre se preocupaba por todos y Wyatt era como un hermano para él. Los amaba a ambos y a veces me molestaba ser tan fría y seca, pero no podía evitarlo. Aun así, estaba dispuesta a ayudarlo en casa después de que todo ese alboroto una vez que la fiesta cesará.

- ¡Bill! ¿Qué haces aquí? Es decir, pasa, por favor. Cielos – dijo Jeremy con nerviosismo dejando pasar a Bill a la casa con todos alborotados en su propio grupo. Nadie presto atención a su llegada salvo yo, que sentí como mis piernas comenzaban a sudar. – No te esperaba por aquí - soltó Jeremy al momento que Bill lo miraba desde arriba y se disponía a pasar en modo serio pero divertido. Entonces cruzamos miradas y este sonrió al verme.

- Disculpa, yo lo invité. Olvidé decírtelo – le dije a Jeremy en tono de disculpa al momento que me levantaba del sofá y me acercaba a ambos.

- Oh, no. Descuida. Eres súper bienvenido Bill. – Jeremy me tomo del brazo y me llevo a donde Bill no pudiera oír o vernos – Es un adulto Sophia, ¿en qué pensabas? Si hay problemas toda esta fiesta se irá a la mierda.

- No lo hará, tranquilo – le dije en tono relajado. A decir verdad, había dejado de importarme un carajo la fiesta - Solo creí que seria buena idea que nos acompañará. Pero lo llevaré a otro lado. Así nadie se sentirá incomodo con un adulto.

- ¿En serio? ¿Qué pretendes? ¿Acaso te volviste loca? –

En cierto modo Jeremy percibió una intención siniestra en mi que no le gustaba. No estaba del todo mal, sin embargo, no imaginaba tampoco nada extraño entre mis palabras. Su miedo solo era infundado por lo desconocido.

- Lo llevaré a otro lado Jeremy. Puedo distraerlo y todo estará bien. Además es mi invitado – le dije al momento que me alejaba y le dedicaba una sonrisa y él a mi una mirada de desconcierto.

Vio como me alejaba para encontrarme con Bill.

– ¡Hey Bill! ¿Quieres ir a un lugar menos ruidoso? – me sonrío de manera dulce y lo tomé de la mano dirigiéndome al piso superior de la casa donde había una terraza. Nadie se percató que ya no estábamos.

Mi corazón comenzó a palpitar aceleradamente. Sentía un sudor frío recorriendo todo mi cuerpo y un cosquilleo palpitante entre mis piernas.
Divise una pequeña terraza al final del pasillo, así que me dirigí hacia allá. Cerré la puerta corrediza tras de mí y me lancé hacia él de un gran salto rodeando su torso con mis brazos y piernas y fundiendo mis labios en un delicioso beso. Lo hice como si no hubiera bebido agua en días. Pude sentir su parte masculina empujando en mi entrepierna. Me sostuvo con una fuerza tierna y hermosa.

Lo estábamos comenzando a hacer de nuevo...

________________________________________________________________________________⨹ RABBIT HOLE

El TerciopeloWhere stories live. Discover now