Capítulo 31

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—Me estoy arrepintiendo de salirme de clases— Digo cuando el auto de Thomas se estaciona en el puente cerca del bosque.

—Faltarémos la primer hora y luego vamos a la clase siguiente ¿Quieres?  — Pregunta.

—¿No tendrás problemas por faltar a clases?— Pregunto.

—Estoy con la chica más bella del colegio, tengo justificada mi ausencia. — Dice sonriendo.
Thomas se veía tan puro y sincero, tan lleno de sueños y metas por realizar, Muy por el contrario de mi.
Bajamos del coche y caminamos.

—¿Asi que crees que soy bella? Dormías con Samanta... no hay comparación — Digo caminando a su lado.

—Eres hermosa Cassy, no tiene nada  que ver con quienes hemos dormido en el pasado —Dice. Toma asiento en la baranda de aquel pequeño puente donde un arroyo seguia su curso rápidamente.

Me siento a su lado.

—¿Porqué me trajiste aquí?— Pregunto.

—Se cuanto te gusta el bosque, y ahora que vives en el pueblo seguramente extrañabas esto. —
Respiro hondo el olor a tierra húmeda, a pino, olor a vida.

—Aquí me besaste una vez.

— El día antes de... que todo ocurriera. Todavía puedo recordarlo, aun puedo sentir el sabor de tus labios dándonos aquel inocente beso Cassy. — Me mira un instante.
— Todo aquello parece otra vida, que no fui yo quien vivió todo eso contigo, se siente como si alguien más lo hizo y estoy desesperado por recuperar esos momentos... Ser yo... contigo  — Sus ojos tienen un brillo dorado especial, sus pequeños rulos se ven tiernos y él sigue siendo tan bello como cuando eramos niños.
—El Thomas idiota ya no existe Cassy, ahora soy... soy quien te mantendrá segura. —

—¿No te da miedo lo que dije? ¡Tu viste ese estúpido video!.—

—¿Aun sigues creyendo que fue un ángel?— Preguntó.
Lo pensé un momento.

—No. Los Ángeles no existen. — Digo.

—Esta bien Cassy, no tienes que fingir conmigo. Oí las historias que decían... las heridas de Luna no eran hechas por humanos, y no eran como las de ningún animal conocido por aquí. Yo te creo. — Dice.

—Tu quieres creerme, y te lo agradezco. — le sonreí con sinceridad.

—Sé que pasa algo en este lugar, tantas muertes sin explicaciones, tantas desapariciones... ¿Y si volvió?— Preguntó mirándome serio. —Lo has visto ¿Verdad?— Sus ojos me miraban curiosos.

—No Thomas. No volvió porque no existe. Ya olvídalo — Me bajo. —Ven, sigamos caminando. —Digo, él llega hasta mi.

— Te gusta Tristán ¿Verdad?— Pregunta después de un momento de silencio.
Lo pensé

—Creo que si, que me gusta un poco— Digo

—Esto va a ser más difícil de lo que pensé.— largó  un suspiro.  —¿Y yo? ¿Aun te gusto? — Pregunta  mirándome a los ojos.

Me encojo de hombros.

—No lo se, supongo que siempre me gustarás un poco— Digo. Él sonríe y seguimos caminando por el bosque.

Tenía la sensación de estar siendo observada, tal vez aun mi cuerpo no aceptaba que aquella criatura ya no me estuviese cazando.
Lo descubro observado las cicatrices en mis muñecas.

—No es lo que todos creen— Digo. Él me toma de la mano y las observa mejor.

—No fueron hechas por ti. — Dice y deja un beso sobre las cicatrices.

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