Capitulo 4

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Me desperté en medio de la noche.
Alguien estaba junto a la cama, prendí rápidamente el velador pero no había nada. Miré a mi alrededor pero todo parecía normal.
Un ruido extraño me asustó.
Provenía desde la ventana.
Eran rasguños.
Mi respiración comenzó, a agitarse, mis manos estaban sudadas.
Un golpe mas fuerte.

—Maldita sea. —Susurré.

Caminé a pasos lentos, temía por mi vida.
Tomé un jarrón lista para defenderme, abrí la ventana.
La oscuridad me abrazó.
Algo se movió en las penumbras. Trague saliva con temor.
Un pequeño gato negro se enredó entre mis pies buscando cariño.
Volví a respirar nuevamente.
Lo tomé entre mis brazos.
Su pelaje era suave y sus ojos azules y brillosos.

—Hola amiguito.— Cerré la ventana y lo lleve conmigo.

En la mañana busque al animal por toda la casa pero no lo encontré.
Despues de arroparlo y darle comida el muy traidor me había dejado.
Ni en los gatos se puede confiar.

John me esperaba para desayunar, se disculpó por dejarme sola y me preguntó todo acerca de la escuela. Se veía feliz de verme nuevamente "normal".
Él me llevó al colegio prometiendo estar en la puerta cuando salga.
Se despidió y se marchó.

Algo se sentía raro aquí.
Los alumnos parecían nerviosos y alborotados.

—¡Es tu culpa! —sentí una bofetada que me tiró al piso, estaba aturdida.
Me levanté sin saber lo que había sucedido.
Samanta tenía sus ojos llorosos, estaba desalinéada y ojerosa.
—Si algo le pasa, te mataré maldita psicópata —Me amenaza. No sabia de que estaba hablando.
Todos miraban atentos.
—¡Todo esto es tu culpa! ¡Si no se hubiera ido contigo él estaría bien! —- Ella lloraba y gritaba enojada.
Un profesor apareció tomando a la rubia maniática para que no me golpee nuevamente.
—¡Es su culpa!— Gritaba mientras se la llevaban hacia la oficina del director.

No sabia que había pasado.
¿De que me acusaban ahora?

Caminé hacia el salon de clases.
Thomas no estaba.
Algo me dolió en mi interior.
¿A quien le iba a preguntar sobre él? Si todos me tenían miedo o me odiaban.

Sus miradas eran aun peor. Ellos me miraban y susurraban cosas.

Me sentí pequeñita e indefensa.
Las dos primeras clases fueron eternas.

Tristán toma asiento frente a mi en la cafeteria, no trae comida solo una bebida.
Lo ignoro.

Dejo mis alimentos de lado ya que el malestar en mi aumenta.

—Pobre chico. Ojalá sobreviva—  Comentó Tristán. No sabia de que hablaba..
— ¿No lo sabes? —Preguntó al ver mi cara, Negué con la cabeza.
—¡Oh! ¡Lo siento! Tu amigo, tuvo un accidente en su coche ayer a la tarde. Al parecer está en grave estado.

—¿Thomas? —Pregunté

—Asi es.

—¿Dónde... ?

—En el viejo camino. Dicen que venia de regreso. —Se encogió de hombros.

Salí a toda prisa, mi pecho dolía. El llanto no se hizo esperar.
Me refugie en el baño.

—¿John? ¿Puedes venir por mi por favor? — Pregunté entre lágrimas.

15 minutos despues estaba en la camioneta de vuelta a casa.

Mi cabeza apoyada en la ventanilla sin poder dejar de llorar.
Thomas había sufrido un accidente y todo era mi culpa, si no me hubiese llevado a mi hasta casa él estaría bien.
El cielo parece llorar conmigo y lluvia no se hace esperar. 

𝔄𝔤𝔲𝔞 𝔭𝔞𝔯𝔞 𝔇𝔢𝔪𝔬𝔫𝔦𝔬𝔰 Where stories live. Discover now