Pero no esta vez. En esta ocasión no hacían falta unas gafas. Pero no sabía lo hacía falta exactamente, pero no se trataba de nada científico, nada tangible.

Las experiencias le metían dentro de un ordenador, dentro de la Red y eran dirigidas, al menos en parte, por unos y ceros. Ahora se trataba de entrar en la mente de otra persona o en el peor de los casos, entrar en la mente de alguien atrapado entre ceros y unos.

¿Qué podía salir mal?

*

- ¿Qué son esas voces?

Chris se llevó las manos a las sienes como si eso pudiera alejar las voces que escuchaba dentro de su cabeza, en la habitación, en todas partes.

- Nunca lo he sabido. Siempre han estado allí.

Tom parecía tranquilo, tal vez acostumbrado a el continuo murmullo de las voces y no le importaban, pero Chris, tras unos pocos segundos, empezaba a pensar que iba a enloquecer.

"Todo es mentira. Os ha mentido, siempre os ha mentido con su sonrisa."

- ¿Has intentado hablar con ellas, con esas voces alguna vez?

- Nunca contestan. Dicen lo que quieren, lo repiten y se callan.

"Las mentiras crean imperios. Él creó su imperio con las mentiras de todos. Ahora todos creen su mentira."

Chris protestó, aquel estaba siendo el dolor de cabeza más fuerte y rápido que había tenido nunca.

- ¿No podemos encerrarnos en otra habitación más silenciosa, más tranquila?

No hizo falta que Tom contestara, los ruidos fuera, se pasos, de voces, de hombres cargando armas, fue suficiente para que Chris tuviera su respuesta.

"Las mentiras son grandes, se encargó de hacerlas grandes y esconderlas dentro de otras mentiras... De las mentirosas. Por eso vosotros no las veis ahí fuera."

- ¿Ahora resulta que tengo que elegir entre arrancarme la cabeza dentro de esta maldita radio a todo volumen o salir ahí fuera y que me pillen tipos cibernéticos armados que no se lo que pueden hacerme?

Tom asintió, aunque hubiera dicho algo en voz alta, seguramente Chris no habría podido escucharlo.

Las voces hablaban cada vez más fuertes o a lo mejor era simplemente que la locura de Chris era cada vez más desesperante. 

Gruñó, deseaba casi salir corriendo, enfrentarse a la gente del otro lado no podía ser tan terrible como tener el conjunto de un millón de voces hablando al mismo tiempo en el interior de su cabeza.

Sin embargo, antes de que pudiera dar un paso fuera de la habitación, Tom le agarró del brazo y apretó con fuerza. Le sorprendió al fuerza que tenía, aunque ya era un adulto, era más menudo que él en todos los sentidos, más bajito y con cara de niño, por eso, Chris se quedó asombrado de que le estuviera reteniendo verdaderamente.

Aun así, aquella no fue la mayor sorpresa del momento. 

Se volvió de nuevo, estaba decidido a salir de la habitación, con un poco de suerte, si la gente de fuera estaba despistados, podía salir corriendo, era rápido, entrenaba casi todos los días, así que si era afortunado podía despistarlos sin ser visto, esta vez sabía a lo que se enfrentaba ahí fuera y estaba preparado.

Pero no llegó a moverse porque de pronto, como si se hubiera dado un fuerte golpe en la cabeza, tenía otro Tom delante, un muchacho exactamente igual al que estaba a su espalda sujetándole.

- ¿Dos? ¿Sois dos? ¿Gemelos?

Tom, los dos al mismo tiempo, negaron con la cabeza sin dejar de mirarle, uno sin dejar de tener su brazo agarrado, el otro sin dejar de parecer una estatua plantada delante de él, como un reflejo muy real del chico que tenía a su espalda.

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