Voló sobre mi atacante, atravezandolo con el instrumento filoso.

Estoy boca abierta, intentado comprender que acaba de suceder.

Mis manos tiemblan y mis lágrimas salen sin poderlas contener.
Tristán mueve su espalda un poco y las enormes alas comienzan a encogerse hasta desaparecer junto con la espada.
La criatura cae sin vida mientras que Tristán esta parado junto a él. Saca algo de su bolsillo y veo que es un encendedor, lo enciende y lo tira sobre el cadáver del ángel o lo que sea que era esa cosa, mira como las llamas consumen el cuerpo.

¿Qué carajos era él?

Cuando la criatura es reducida a cenizas pone su atención en mi y vuelve al coche.
Se sienta a mi lado, aun estoy en shock.

—¿Estás bien?  —Pregunta mirándome serio. Aun estoy observando las pequeñas llamas que están muriendo frente a mi sin poder creer que aquella cosa se había ido al fin —¡Cassiell! —Llama. Lo miro.
—Estás herida, tengo que curarte— Dice y enciende el coche.
—Debemos irnos de aquí —Agrega.

No fui consiente de mucho, supongo que de momentos me dormía o perdía la conciencia.

—Cass no te duermas, resiste— Me aconseja mientras cerraba mis ojos porque las luces me molestaban.
—Cassiell por favor. Mantente despierta — pide y hago el mayor esfuerzo para no dormir.

—¿Dónde vamos?— Pregunto, no distingo muy bien el camino.
Estoy mareada y mi vista está nublado.

—No te preocupes, te llevaré al hospital. Estarás bien. —

—No, no. Al hospital no— Susurro.
Juliet se enteraría y se lo diera a John, quien posiblemente ya no me volvería a dejar sola, mientras me confina a la casa. —John no puede enterarse —Pido.

Creo que me dormi porque despierto cuando Tristán está intentado sacarme del coche.

—Creo, que puedo caminar —Susurro. Aunque era una mentira.

—Tranquila, te tengo— Responde.
Estábamos en el estacionamiento de su bar.
Entramos por la puerta trasera a un pasillo oscuro y pequeño, subimos las escaleras hasta una puerta color rojo con símbolos negros dibujados
—Es mi habitación— Dice, la abre.
Me lleva hasta la cama donde me deja con sumo cuidado.
—Ire por el botiquín ¿Me esperas aquí? — Pregunta. Asiento, y sonrió.

—Tranquilo, Estoy bien— Intento no hacer tanto drama.
Me sonríe y sale de la habitación.
Me quedó un momento recuperándome, me había dado una buena golpiza, y seguramente mañana me lamentaría por no haber ido al hospital.

Después de unos pocos minutos, creo que estoy recuperando mi vista, y ya no estoy tan mareada, me siento en la cama y observó el lugar.

Aquí todo está muy limpio y ordenado.
La cama es grande y huele a menta, la colcha es azul marino y se siente muy suave bajo mi tacto. En una esquina hay un sofá amplio color rojo, una mesa pequeña de vidrio, un Placard pequeño, un escritorio con algunas cosas sobre él y en la pared un par de fotos pegadas.
Me paro y camino lentamente hasta ellas, quería verlas mejor.
El miedo me invade al ver que en todas y cada una de las fotografías aparezco.
Son de distintos días y lugares, el terror me hace retorcer.

¿Quien era este chico?

Tristán llega y me descubre observando su perturbador altar.

Comenzaba a dudar si estaría a salvo junto a él.

𝔄𝔤𝔲𝔞 𝔭𝔞𝔯𝔞 𝔇𝔢𝔪𝔬𝔫𝔦𝔬𝔰 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora