24. 𝗦𝗢𝗣𝗛𝗜𝗘

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—¿Lucy? —habló la castaña, mientras se le cristalizaban los ojos.

Los niños se alejaron de Lucy, dejándole espacio para que ambas se vean.

La pelirroja había crecido apenas unos centímetros, su cabello seguía siendo igual de pelirrojo que siempre. Aunque hubiera desaparecido hace casi un año, para Sophie fue demasiado tiempo.

—Hola... —saludó la pelirroja sin saber qué hacer o decir.

Pero no tuvo tiempo de decir otra cosa, ya que Sophie se acercó rápidamente, se arrodilló frente a ella —para quedar a su altura— y la abrazó.

—No vuelvas a hacer eso —sollozó la castaña, abrazándola. Mientras Lucy trataba con todas su fuerza no llorar, pero las lágrimas salían de sus ojos y abrazó rápidamente a Sophie—. Me asustaste...

—N-no lo volveré a hacer... —murmuró la pequeña, abrazando a la castaña como nunca. Jamás habían estado separadas y dolió mucho estar separadas. Sophie era parte de su familia.

Sophie se alejó un poco para tomarla de ambas mejillas y verla a los ojos. Lucy trataba de apartar su mirada, no le gustaba que la vieran llorar. Qué vieran que era débil igual que todos.

—Eso espero —dijo la castaña, mirándola. Lucy soltó una pequeña risa, mientras se limpiaba las lágrimas. Sophie sonrió.

Sólo la castaña conocía bien el corazón de la pequeña y sabía que tenía dos lados. Uno en donde no quería demostrar su debilidad y otro donde haría cualquier cosa por sus seres queridos.

—¡Lucy, Lucy, Lucy, mira, tengo una nueva muñeca! —decía Elizabeth alzando su muñeca de trapo—. Sophie me la hizo con la ropa vieja —dijo emocionada.

—Es horrible —dijo Lucy, una vez que volvió a su estado de siempre, observando la muñeca en manos de la niña.

Elizabeth sonrió con emoción, sabía cómo era Lucy y la pelirroja jamás admitiría si algo le gustaba.

—Lucy —la regañó por lo bajo Sophie, levantándose.

—¡Lucy, Lucy, ven, ven, Will encontró un conejo la semana pasada! —dijo Ethan agarrando del brazo a la pelirroja y arrastrándola junto con los demás hacia la pequeña granja, donde tenían a algunos animales.

Sophie soltó una risa al ver a Lucy fastidiada y tratando de soltarse del agarre de todos los niños.

—Eres Sophie, ¿cierto? —habló una voz detrás de la adolescente.

La castaña se giró rápidamente, no se había dado cuenta de la presencia de aquél hombre.

—Sí —asintió confundida por la presencia de aquél pelirrojo.

—Soy Charlie —Charlie extendió su mano hacia ella con una leve sonrisa—, un gusto.

Sophie aceptó su mano sin poder salir se su confusión.

—Se que debes estar confundida, pero te lo explicaremos luego —dijo el hombre, se acercó un poco más a ella para que solo ella pudiera escuchar lo que diría—. Necesitamos un lugar más privado para poder hablar —susurró el pelirrojo, agarradola levemente de la muñeca.

Sophie alzó una ceja sorprendida y se quedó paralizada. Sus mejillas se sonrojaron levemente al tenerlo tan cerca.

Lucy —que había dejado a los demás para llegar y quedar detrás de la castaña,— se cruzó de brazos y se aclaró la garganta.

Al parecer sabía lo que Sophie estaba pensando, y rápidamente interrumpió. No era lo que Sophie pensaba. Sus hormonas de adolescente dañaban su mente.

✓ DRAGONS, harry potter [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora